Parte 24

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Colin la invitó a cenar a su casa con su familia. ¿Por qué había hecho eso? ¿Estaba loco? Si, probablemente estaba muy loco. Más cuando estaba intentando olvidarse de ella y cada vez parecía más imposible lograrlo. Probablemente fue un impulso, el saber que les quedaba poco tiempo juntos. Si, seguro fue eso y nada relacionado a que su corazón parecía estrujarse en su pecho cada vez que pensaba que iba a tener que dejarla ir. Y en realidad ni siquiera era dejarla ir, porque ella nunca había sido de él. Y cuándo fue que él empezó a pensar en ella en algo tan esencial y de manera tan intima, pues no tenía ni la menor idea.

Pero Jennifer era grandiosa y dejó una espectacular buena impresión en todos. Donde era más entendible que ella fuera la nerviosa y/o incómoda, él lo fue. 

- ¿Estás enamorado de ella verdad? - Preguntó su madre.

- ¿De quién? - Preguntó él confundido.

- De Jennifer. - Respondió Mary.

Jennifer. Maravillosa y hermosa Jennifer. Y con solo pensar en ella su cabeza parecía tener un millón de adjetivos positivos para describirla, y sin importar cuantos usaba siempre sentía que se quedaba corto. 

- Mamá no es lo que piensas, además mis problemas con Helen no tienen nada que ver con lo que siento o no por Jennifer. - Explicó él de manera defensiva.

- No te culpo hijo, Jennifer es una mujer maravillosa. - Dijo ella, insistiendo en el asunto.

- Helen también es maravillosa. - Retrucó él. 

- Pero no es quien tiene tu corazón ahora. - Dijo ella, leyéndolo a la perfección.

- Eso no importa, yo jamás engañaría a Helén y Jennifer jamás sería la segunda mujer de alguien. - Discutió él. 

- Y eso me hace respetarlos a ambos más de lo que ya lo hago. - Afirmó ella, derrochando orgullo en su voz. - ¿Haz considerado alguna vez el divorcio? - Pidió saber, y él no entendió si era una pregunta o una sugerencia. 

No había llegado al extremo de pensar en el divorcio, aunque si algunas veces había pensado en separaciones para poder tener tiempo de descubrir lo que sentía. Esas ideas se esfumaron tan rápido como se le había ocurrido cuando Helen le anunció que estaba embarazada. Pero en el único momento en que sorpresivamente pensó en un divorcio fue mientras grababan el casamiento Captain Swan. Colin vivió el casamiento como algo totalmente agridulce, pensando para si mismo cómo sería la situación traspasada a la realidad, cómo sería casarse con Jennifer. Y ella lo besó con tanto amor que pensó que iba a morirse en ese instante. Lo besó cómo si estaría tratando de guardar en su memoria la sensación de besarlo, lo besó cómo si se estuviera despidiendo. La idea de que ese pueda ser el último beso que compartan generó un miedo irracional dentro de él.

- Helen y yo vamos a tener otro hijo, eso es todo lo que estoy considerando por ahora. - Expresó él, intentando dar un cierre a esa conversación a la que no le veía ningún sentido. 

- Me duele que sufras hijo, pero estoy orgullosa de ti, eres un muy buen hombre. - Dijo ella con cariño.

Los días pasaron y finalmente llegó el último día de grabación de escenas nocturnas. La escena era la batalla final, donde Emma enfrentaba a Gideon. Él todavía seguía con la bota en su pierna, así que mientras practicaban la llevaba puesta, y luego para grabar se la sacaba. Era cansador y no tener su bota le hacía sentir dolor en su pierna, pero él realmente era comprometido con lo que hacía. 

En un momento de la práctica de la escena, Josh agarró a Jennifer en sus brazos y la depositó en los brazos de él. Él no entendía bien que era lo que había sucedido, solo sabía que Josh y Jennifer estaban tentados de la risa al punto de no poder parar, al punto que te duele la panza. Miró a Jennifer por un momento y apreció el hecho de verla tan relajada, era hermosa cuando se reía. Colin la sostuvo lo mejor que pudo, aunque se sentía torpe al tener una de sus piernas en una bota.

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