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Era domingo y hace bastante tiempo la casa no se sentía así de silenciosa. Necesitaba relajación para mí. Comencé a sacar los pepinos de mis ojos y los de Kelly.

- ¿Y sólo te dijo eso?

- Si. – con una toalla vieja comencé a sacar mi mascarilla.

- No deberías dejar a los gemelos con él. Los tres. Solos.

- ¿Por qué? Yo creo que está bien – o quizás no – pero hace meses no teníamos nuestra tarde de chicas - sonreí tocando mi piel ¡Diablos, si! Estaba tan suave.

- No sé, los gemelos en el parque es algo serio, no se juega con eso, Sam.

- Me estas preocupando – sonreí nerviosa.

- ¿Cuántas horas llevan?

- Dos y algo.

- Deberías llamarlo.

- Si, tienes razón.

Tomé mi celular nerviosa y busqué el número de Thomas. Agradezco que Kelly estuviera aquí, ya que jamás se me habría ocurrido llamarlos ni pensar en lo peligrosos que son esos niños.

- Mami – habló Connor o Tyler al otro lado del teléfono. Sus voces solían ser iguales por esta vía.

- ¿Dónde están?

- En el parque ¿Por qué?

- Iré al parque que están ¿Cuál es?

- ¡no, es tarde de chicos! – habló otra voz, la reconocí como la de Thomas – no arruines esto.

- No hagan nada malo – les pedí - los amo no me hagan enojar.

- Si mamá

- A ti no te hablo, Thomas -bufé - ¡Adiós pequeños! – me despedí y sin esperar respuesta corté. ¡Qué mala madre soy! Desconfiando de mis hijos.

- ¿Y?

- Están en el parque.

- Eso es genial – sonrió

- Si – dije no muy convencida.

(...)

Bien, los esperé, pero luego de unas cuatro horas el sueño me venció. ¿A veces no les pasa que sienten esa necesidad de despertar porque algo les preocupa? Vi la hora nerviosa, Kelly se había ido hace un buen rato. Estaba sola y aburrida. Un ruido vino desde el otro lado de la puerta principal y comencé a entrar en pánico, aunque me relajé, cuando vi a los gemelos nerviosos y Thomas entrando.

- ¡Hey! ¿Cómo estuvo el día?

- Excelente mamá – sonrió Connor. Genial, algo no estaba bien. Dejé de sonreír y miré a Thomas. Su mirada nerviosa lo delataba.

- ¿Qué está mal? – pregunte cruzándome de brazos.

- ¡Nada! – dijo Tyler nervioso.

- ¡No soy estúpida! – mire a Thomas - ¿Qué paso? ¿Hay algo que debería saber?

- No – Connor negó con la cabeza hartas veces.

Genial.

(...)

- Y básicamente dejó de respira, pero luego el doctor lo ayudó con eso mientras Connor se desesperaba y Thomas decía que tú lo matarías. – terminó Tyler.

- ¡¿Está tratando de decir que casi matan al perro de una niña?! -grité enojada.

- No, él corrió solo y luego dejó de hacerlo y así supimos que algo estaba mal. – dijo Thomas.

Papá por accidente. (TBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora