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Sam.

- Mira el de allá - saltó emocionada apuntando a todos los chicos que estaban sin camisa.

- Bien, yo me voy con él y tú con el otro. – dije. Dios el que me tocó era un ángel.

- Suerte – dijimos a la misma vez.

Camine decidida hasta la camilla del chico que estaba haciendo los masajes, mi espalda ya dolía por el relajo máximo, pero no me perdería la oportunidad de esas manos en mi cuerpo.

- Hola preciosa – susurró sensualmente. ¡Su voz!

- Hola – dije con una sonrisa en mi rostro.

- ¿quieres que te haga masajes?

- ¿Qué más haces? – este hombre me ponía.

- Mucho gusto – estiró su mano y la acepté gustosa – soy Jack

- Samantha – iba a morir.

- ¿y? ¿quieres los masajes o de lo otro que sé hacer? – dijo cerca de mí.

- Sólo masajes gracias – respondí acordándome de Thomas.

Tratar de parecer normal cuando el chico tocaba mi espalda fue difícil, en ocasiones abría la boca y espero que él o haya escuchado el pequeño gemido que se me escapó cuando su respiración chocó con mi cuello.

Al día siguiente me sentía malditamente feliz y extrañaba a mis niños. Necesitaba volver a casa y abrazarlos hasta cansarme, con los masajes quedé tan relajada que nada en un millón de años me haría enojar otra vez.

Thomas.

Era domingo y Dylan seguía en casa con sus hijas, Tyler estaba como loco con ese maldito animal y creía que darle de comer arañas estaba bien.

- Dormí como la mierda en ese sofá – se quejó Dylan.

- Era eso o que Chloe durmiera con Connor en bóxer.

- Ni hablar – bufó - ¿Sabes a qué hora llegan las chicas?

- No.

- Creo que estoy queriendo demasiado a Kelly – tocó mi hombro – hace mucho que no me sentía así.

- Con las cosas que hacen yo también la amaría, créeme.

- Oye, deja de fantasear con mi mujer.

- No, yo solo fantaseo con una y ella está muy ocupada tratando de vivir con un par de gemelos, iguales a mí, fuera de control

- ¿Quién diría que ustedes dos terminarían juntos? Digo... ella era muy conocida en la escuela, bella, divertida y tu... - lo miré – bueno... tus eras el favorito de los profesores.

- Gracias, creo. – fruncí el ceño.

- ¿quieres una cerveza? – preguntó

- Nos vamos a embriagar con cuatro niños en una casa, me gusta – recibí una botella y di un gran sorbo.

- Papá – susurró Connor en mi oído.

- ¿Qué?

- Shh, no quiero que el tío Dylan escuche.

- ¿Qué pasó? – susurré.

- Acabo de recibir el mejor golpe de mi vida.

- ¿Por qué?

- Intenté besar a Chloe y me pegó una pata... justo ahí – susurró. Contuve las ganas de reír en su cara e hice una mueca de dolor.

- Trata de besarla de nuevo y dile que es muy guapa. – opiné.

Papá por accidente. (TBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora