Seguí corriendo a la deriva, sin miedo de que alguien notara mis shorts mojados. Lamentablemente, ya estaban secos de ambos lados, y cuando vean el resto que está mojado, dirán que me hice pis encima. Busqué lugares con poca iluminación para que fuese menos notorio, pero había pocos de estos, aunque peor hubiese sido de día. Vi a lo lejos que el conjunto de ratas estaba saliendo del cine, y corrí más rápido, hasta no poder distinguirlas.
De repente, escuché algo proveniente del cielo, como si estuviese rasgándose un papel muy grueso. Me cayó algo en la cabeza que apenas pudo sentirlo porque aún me dolía, y cuando me puse la mano en la cabeza, era una gota. ¿Será posible? ¿Lluvia? Si el cielo acaba de hacer ese ruido, ¡entonces estoy salvada! Aunque pudo haber llovido antes de venir para que mi papá cancele la salida al cine para otra fecha, o para disimular que me oriné en mis shorts, lo cual puedo aprovechar justo ahora. Mis shorts quedarán oliendo a pis y lluvia. Es que la lluvia también tiene su extraño olor a pescado, playa y esas cosas; pero a muchos les gusta cómo huele, así que decidí seguir corriendo aunque mis shorts se mojen de nuevo, aunque no sé si va a funcionar. El problema iba a ser cuando regrese, porque estaré toda mojada, y no sé qué diré o qué dirán mis padres cuando les diga que salí un rato. No podía decir que la película me aburrió porque desde hace mucho tiempo quise venir. Cuando mi papá se concentra en una película, no aparta la vista por casi nada, excepto cuando se le acaba la canchita o gaseosa y va a por más. Creo que por eso mismo no me vio cuando me levanté de mi asiento, y por esa misma razón debo llegar antes de que termine la película. No sé cómo voy a llegar seca. Tampoco sabía si salir a mojarme en la lluvia, ahora que empezó a llover más fuerte que antes, pues lo más lógico que haría una persona ante una lluvia es protegerse de esta, pero ni modo, es huir o dejar que me encuentren. Seguí con mi camino que estaba en manos de la suerte que ahora era mi aliada. (Por cierto, el ruido del cielo terminó siendo un trueno).
Las luces por donde pasaba estaban un poco oscurecidas de lo normal. Creo que es por la lluvia. Espero que no siga así, pues no vería nada. Estaba corriendo por la parte más oscura del centro comercial, que en el día era todo lo contrario, y era por donde más gente pasa.
Seguí corriendo a pesar de la oscuridad. Menos mal no me tropecé con nadie por ahí, pero sólo es el comienzo, pues falta el resto del gigantesco centro comercial. Quise asegurarme si de verdad estaban persiguiéndome, pues no habrá valido la pena haber corrido si se han quedado paradas todo el rato ahí. Puede que sigan consolando a la rata líder todavía. Por precaución, regresé lo poco que había avanzado. Estaban dos ahí, la líder y otra. No sé por dónde habrán ido las demás, pero no estaban acercándose hacia mí. Estaban yéndose por otro camino. No sé si debía seguir corriendo por donde antes o esconderme, o regresar al cine ya que sólo una puede correr. La mayor también, pero debido al golpe que le di, no creo que seguirme le sea tan fácil.
El frío seguía perforando mi piel. Mi polo estaba un poco mojado. Decidí esconderme por un tiempo y ahorrarme el tener que correr por todo el centro comercial. Saqué mi celular y lo encendí rápidamente. No me hacía caso, pues mis manos estaban mojadas de sudor, pis y lluvia. No tenía en dónde secarlas. Quise controlar cinco minutos, pero ya que mi celular no obedecía ante la humedad, sólo vi la hora. Eran diez para las diez. A las diez debía estar ya en el cine. Por un lado me daba miedo encender el celular porque me había escondido detrás de un árbol grande y ancho. Era decorativo y para mejorar el ambiente, pero como mencioné antes, estaba en el inicio de la parte más oscura del centro, y si encendía mi celular y las ratas pasaban por ahí, ellas apreciarían una distinguible luz, y se acercarían a ver, porque ¿quién se esconde detrás de un árbol para ver su celular? Me escondí de tal manera que la maceta cubría mis pies y el resto del árbol todo mi cuerpo. Había unas cuantas personas caminando por la parte oscura, y no creo que me digan nada, pues estaban distraídos viendo cómo protegerse de la lluvia. Parece que yo estaba haciendo lo mismo, así que con mayor razón me escondí. Aparte, en cualquier momento, las luces que alumbraban el callejón se averiarían en cualquier momento, y nadie me notaría. Lo que haría los que pasaban por ahí es largarse inmediatamente, no por miedo, sino porque a nadie le gusta estar en la oscuridad expuesta a miles de peligros que hay en lugares públicos. Igual, hay más luces al final del corredor que eran menos propensas a malograrse, y luego hay todavía más luces. Difícilmente alcanzarían a ver lo que hay del otro lado del corredor en el que yo estaba.
Esperé a que pasen los cinco minutos. Si las ratas estaban pasando por aquí, no iba a salir hasta que se vayan y tomar el camino contrario al de ellas. Si no pasan, me esconderé en otro lugar más cerca del cine por unos segundos, para luego correr como Usain Bolt directo a la entrada del cine. Era un gran pasillo, el cual corría el riesgo de resbalarme por la lluvia si es que no me fijaba bien. En ese momento me puse a pensar en el charco de pis que había dejado en el baño, y luego me arrepentí de haberlo limpiado, pues comparé lo que tuve que hacer con el futuro esfuerzo que harían todos los señores de mantenimiento al limpiar todos los charcos de lluvia que se encontraban por todo el centro comercial. Bueno, al menos hice algo por la vida.
Me quedé totalmente callada. No quería ni respirar. Las luces acaban de apagarse y no sabía por dónde andaban las ratas. No sé si está todo el resto buscándome juntas o se han dividido la búsqueda por pequeños grupos. Espero que estén todas juntas. No sé si la que estaba ayudando a la líder seguía allí aún. Espero que se haya ido. Las personas que estaban en el callejón oscuro se fueron. Lo vi por las siluetas que se alejaban de mí. Esto hacía de todo un ambiente terrorífico, como si al final hubiese un asesino que luego me estrangularía. En el lugar del asesino estarían las ratas que merodeaban por mí.
Lo único que hice fue quedarme parada, sin moverme, respirando lentamente y no hacer ruido. Pude haberme quedado sentada, pero era demasiado grande, aparte, el piso estaba mojándose ahora que está lloviendo torrencialmente, por ser época de verano.
Vi que pasaron algunas personas delante de mí. Me daba un poco de miedo cada persona que venía, pues puede ser que una rata crea que estoy escondiéndome y podría ser silenciosa al igual que yo y descubrirme finalmente.
Quise ver mi celular. Había pasado tres minutos. El tiempo se pasa muy rápido. Siento como si me hubiese orinado hace apenas dos minutos. La película ya va a terminar, y siento como si hubiésemos llegado hace diez minutos. Si el tiempo pasa así de rápido, entonces mejor no me pongo a pensar así o pasarán veinte minutos. Sólo me concentraré en las personas que vienen.
Vi que dos personas se detuvieron antes de doblar al siguiente corredor. Tuve miedo de que me hayan visto sacar el celular. De todas formas no me moví, pero mi corazón se aceleró, lo cual me obligó a respirar más profundamente, y así me escucharían. De repente, se acercaron. Yo tuve miedo porque no sabía quiénes eran. Estaban acercándose hacia mí. Quería salir corriendo, pero… ¿y si no son? ¿Y si por correr me encuentro con las ratas que probablemente salgan del otro corredor? (El que tiene bastante luz, no el que conduce al cine).
Retrocedí un poco, pegándome a la pared, aunque estuviese un poco mojada por la lluvia. Las dos personas se acercaron aún más. Perdí un poco el miedo cuando escuché la voz de un chico. Al costado estaba su enamorada o amiga o quien sea, pero era una chica. Encendí mi celular para ver si había pasado el tiempo un poco, pues acabo de apagarlo la primera vez que quise fijarme en la hora. Lo hice toda fresca porque no eran las ratas, y al fondo no había nadie. Aun así quería que se vayan, pues no vaya a ser que estén viniendo de nuevo por el corredor iluminado o por el del cine. Yo creo que peor es por la segunda opción. Peor para mí.
- ¿Qué haces tú aquí? – me dijo la chica.
- Nada, sólo estoy buscando una manera de protegerme de la lluvia mientras estoy aquí. Es que luego tengo que ir a la casa de una amiga, y no quiero llegar toda mojada, aunque ya lo estoy en parte – dije. Obviamente lo de la amiga es mentira, pues si le digo que voy a comer luego, me diría que no hay problema si me mojo, pues a esta chica le da igual mojarse o no, y lo que quería yo es que se vayan y no me pregunten nada.
- ¿Por qué huele mal por aquí? Huele como si se hubiesen orinado – dijo el chico mirando a su feliz pareja, ella haciendo un ademán de “no sé”. Luego me miró, esperando mi respuesta. Me asusté de nuevo, pero esta vez, poner una excusa fue bastante fácil.
- Fui yo, que caminando hacia acá me tropecé y caí sobre un charco de pis de perro – dije con un tono gracioso. No tuve vergüenza de decirlo, pues a cualquiera puede pasarle, ¿no?
Los chicos se miraron entre sí y siguieron conversando mientras caminaban bajo la lluvia. Me sentí un poco aliviada. Vi mi celular, y ya era un cuarto para las diez. Esperé a que se vayan los chicos por el corredor del cine que ahora estaba con mucha menos gente que antes.
Se fueron, ahora tenía que correr y buscar un escondite. Si no había, tenía que correr hasta el cine y entrar a la sala que me correspondía. Si no había y la rata seguía en la entrada, tendría que esperar un poco más de vuelta a mi escondite o llamar su atención. Mi plan ya estaba armado. Tan solo espero que funcione.
Cuando salí de mi escondite, recibo algo que no me esperaba: Una llamada telefónica de mi papá. Me asusté muy feo cuando sonó mi celular de golpe. Quise contestarle lo más rápido que pude para no llamar la atención de nadie. Casi pierdo la llamada ya que mis manos seguían húmedas.
- ¿Aló, papá? – dije un poco preocupada.
- ¿En dónde estás? ¿Hace cuánto tiempo no estás aquí? – me dijo con tono un poco enojado. Menos que antes, por suerte.
- Sólo… Sólo fui al baño a lavarme las manos ya que estaban un poco sudorosas. Recién me he levantado de mi asiento. Enseguida voy, papá – dije segura de mí misma. Esto va a terminar bien.
- Está bien, hija. Ven rápido que ya va a terminar para luego ir a comer rico, ¿sí? – mi papá está de buen humor, lo cual me dio más energía para correr. Me sentí bien al recibir su llamada.
- Sí papá. Chau – me despedí y colgué, sin darme cuenta de que al fondo había tres personas caminando hacia acá.
Salí de mi escondite y corrí lo más rápido que pude. Se sentía bien salir por fin de la amenazante oscuridad. Buscando un escondite, sólo encontré una gran pared y unas bancas, pero si cualquier persona me veía, iba a mirarme y pensar que estoy escondiéndome, y no quiero llamar la atención de nadie.
Vi al final del corredor donde estaba el cine, y había mucha gente rodeando a una sola persona. Corrí un poco más lento para que no me vea el conjunto de personas. ¿Qué habrá pasado? ¿Quién será el centro? Si es la rata, entonces debería de actuar naturalmente otra vez, mirar al grupo y luego irme caminando, no corriendo, pues parecería que estoy huyendo por la culpa de lo que sea que haya pasado ahí. Estando a mitad de corredor, empecé a disminuir la velocidad para ordenar lo que quedaba del plan. No tenía planeado aún cómo entrar de nuevo a la sala si no tengo algo tangible que sustente que haya pagado mi entrada.
¿Estará buscándome toda esa gente? (Si es que está la rata ahí). La curiosidad me llevó a averiguarlo. Seguí caminando y mirando detrás de mí por si vienen las otras ratas a buscarme. Por fin llegué a donde la multitud. Asomé mi cabeza para ver quién era el núcleo, y efectivamente, era la rata mayor que sostenía su cara. Había también una enfermera que estaba ayudándola. Si tan sólo supiera por todo lo que me hizo pasar y cómo es ella en realidad, nadie estuviese apoyándola. Al menos la manera con la que me desquité fue buena. ¡Maldito quien haya sido el primero en acercarse! ¡Si no se hubiese acercado, no hubiese despertado la curiosidad en los que poco a poco fueron llegando!
Creo que haberle dado ese puñetazo habrá aprendido la lección y haberse traumado de por vida para no más molestarme. Una persona aguanta hasta cierto límite. Soporta hasta tal punto en el que estalla finalmente. Lo mismo podría decir mi vejiga, que me enseñó que tomar mucho líquido y no ir al baño a tiempo causaría una gran fuga como la que yo tuve. Al menos de algo sirve esa lección que aprendí de las ganas de orinar, que no sucederá de nuevo. (Espero).
Regresando a lo de la gente, pregunté qué había pasado para que el hecho de abstenerme de preguntar no resulte sospechoso, pues raramente un conjunto de personas se agrupa así de repente.
- Es que alguien se ha peleado con esta chica, y resultó gravemente herida. Su rostro está con moretones, y no puede ver de un ojo, aunque sólo es temporal. También resultó un poco herida en su dentadura superior - me dijo la enfermera sin mirarme.
- Igual, le duele mucho, y necesita estar en casa. Si sabe quién fue la agresora, por favor díganoslo para poder hablar con alguna autoridad o algo – dijo un señor. La palabra “autoridad” en relación a este caso me dio miedo. Igual seguí actuando naturalmente.
Aun no entiendo cómo es que no sabe mis apellidos la rata esta, si toda la secundaria se la ha pasado molestándome. Es de la otra sección, pero es muy raro que no lo sepa. Fácilmente podía decir mi nombre, pero con eso no bastaría. Sentí una presión en mi pecho, que sólo siento cuando pienso que algo va a salir mal o me va a pasar algo malo, pues en cualquier momento, ella buscaría mis apellidos por medio de otros que hayan estudiado en mi sección. Lo bueno es que por ser creída y molestosa y todo eso, no tiene amigos que lo sean ni un poco, no como las ratas que siempre la seguían y me habían escogido como víctima de sus crímenes e insultos. También una cosa buena es que ya he terminado mi secundaria, y no hay lista alguna que muestre cuáles son mis apellidos. La presión en mi pecho empezó a desaparecer.
Antes de irme de vuelta a la sala, dije “Uy…”, como si estuviese reflexionando e imaginándome todo lo que tuvo que pasar la rata.
- Pobre chica – dije, con tono melancólico. Me hace gracia que habiendo dicho eso, lo que en realidad estaba pensando era “Ojalá que se muera”. Era un poco cruel de mi parte, pues ya le he dado su merecido.
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La Película
AzioneADVERTENCIA: Esta es una historia fetiche (omorashi). Depende de ti si quieres leerla. Si chicas tratando de llegar al baño y terminan orinándose no es lo tuyo, mejor no lo leas. WARNING: This is a fetish story (omorashi). It depends on you if you w...