Capítulo 03: матрёшка

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Fue entonces cuando morí por primera vez y volví a nacer que Calle 71 se volvió mi bendita maldición.

Pero el origen de mi principio del fin se encontraba lejos de mí. Nací en Rusia, donde se te enseña desde pequeño a no sonreír.

Todo empezó a la edad de seis años con imágenes fugaces en donde un árbol se convertía en cien. El bosque.

Continuó con voces lejanas cuando el sueño cerraba las puertas de mis párpados. Él.

Pero no se detuvo ahí pues al cumplir los diez sabía que no podía huir de lo que mi mente me intentaba decir: vas a morir.

Un veinticuatro de septiembre soñé que conocería a un chico que me daría probablemente la primera revelación sobre el propósito de mi vida. Para ese entonces yo no sabía que no era mi primera vida.

Pero desperté y ese mismo día me topé con él.

матрёшка

Fue lo que me dijo y supuse que fue eso lo que no alcanzó a decirme en mis sueños.

Quise preguntarle lo que quería decir, pero él solo se puso frente a mí para decirme eso y después huir.

Fue entonces cuando un año después la conocí por primera vez. A mí бабуля quien me contó cómo los extranjeros solían preguntar por ella en todas las tiendas de suvenir.

Le pregunté si era famosa.

Pero entonces ella me explicó que a quién buscaban no era a ella sino a матрёшка. Y fue entonces cuando ella salió desde el cajón de un tocador y se presentó con la ayuda de mi abuela y me dijo que la матрёшка consistía en muñecas huecas que en su interior albergaban una nueva muñeca, y está a su vez otra, siguiendo así una secuencia. Siempre terminando en un número impar.

Me contó que se caracterizaban por sus multicolores y que en ocasiones las muñecas interiores solían ser iguales entre sí, pero de igual manera existían aquellas que podían diferenciarse en la expresión. Fue entonces cuando me mostró una por una hasta que llegamos a su núcleo.

Donde se encontraba la más pequeña de ellas con una expresión de tristeza y dolor.

— ¿Por qué tanto dolor en su expresión? —pregunté afligida.

— Quizás porque es la emoción que tanto nos empeñamos en esconder de los demás. Esta muñeca representa para mí vulnerabilidad.

Y entonces me cuestioné, ¿era esa muñeca la representación de las vulnerabilidades que escondemos con desespero? Siendo mi respuesta no.

Y ella lo leyó en mi mirada.

— ¿Qué representa para ti, querida?

— El comienzo de un fin —contesté sin siquiera pensarlo.

Era mi primera vez con ambas dado a que padre siempre tenía poco tiempo para la familia o para mí.

Pero ese día dijo que tendría que pasar un tiempo con бабуля mientras las cosas se calmaban en el trabajo y yo accedí feliz.

A partir de ese momento todo comenzó a distorsionarse para mí.

Dado a que padre jamás volvió por mí, pero ellas siempre estuvieron ahí hasta mi fin.

Siete años después, mientras cursaba preparatoria y trabajaba dentro de una tienda de suvenires un día un extranjero vino hasta mí preguntando por ellas. Por бабуля y матрёшка.

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