Capítulo 10: PROZVONIT

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Le había agarrado amor a la vida, pero por alguna razón la muerte parecía ser más mi amiga.

Era Halloween y mis amigos estaban más que entusiasmados por demostrar que tenían el mejor disfraz. El mejor, en definitiva, lo llevaba él.

Era una túnica negra.

Era la muerte.

Y también mi mejor amigo.

Su nombre era Ezrael.

Aunque de cariño solía llamarle Ezra.

Mis padres se amaban,

Mi hermana estudiaba

Y yo me divertía.

La vida siempre me había sonreído y pese a eso,

En sus momentos,

La odié y le huí,

Pero con el paso de los años y el paso de las personas,

Vi al mundo de diferentes maneras y desde diferentes perspectivas,

Entonces comencé a amarle,

Con sus defectos y virtudes,

Que todos tenemos.

Inclusive él,

Que sí, estaba hablando de la vida, pero de un tiempo para acá

Él se ha vuelto más muerte que vida,

Cuando sonreía todos reían,

Su sonrisa era preciosa incluso aun cuando su dentadura no era perfecta,

Pero pese a la alegría que reflejaba,

En sus ojeras podías apreciar cierto cansancio

Porque la enfermedad lo estaba matando.

Él siempre había sido sarcástico,

Le encantaba la ironía,

Quizás por eso estaba vestido de muerte

Y me había pedido que me disfrazase de un ángel,

Siempre fuimos muy opuestos,

Como el sol y la luna,

Como el agua y el aceite,

Como dos imanes que se repelen

Y, sin embargo, siempre nos manteníamos unidos.

En realidad, el disfraz hablaba mucho de nosotros,

Pues confesaba a lo que tanto cariño le habíamos tomado.

Él sabía que iba a morir y por eso no le temía a la muerte sino que se burlaba de ella,

Y yo sabía que moriría, así que mientras tuviese vida la amaría hasta el último aliento de él,

E incluso después de él,

Seguiría amándola porque Ezra me había enseñado a ser menos odiosa con el día a día,

Y a ser más agradecida con todo lo que vivía, porque a diferencia de él; yo viviría.

Y debía vivir no por ni para él, sino por y para mí como él no podría hacerlo.

Me dijo que sería doloroso los primeros meses,

Pero que no desistiera,

Éramos como uña y mugre,

UN RINCÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora