Capítulo 11: MERMAR

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El error de las personas es esperar.

Esperar por un cambio, esperar a que las cosas vuelvan a ser como antes, esperar por personas, esperar por milagros, esperar por oportunidades e incluso esperar por amor.

Yo esperé, esperé mucho tiempo por mi persona y aparentemente nunca regresó.

A mis veinticinco años de edad perdí la memoria, fue como volver a nacer, con menos tiempo y con mucho por aprender.

Todos me eran desconocidos, sin embargo, a todos les era conocida.

Era abrumante.

Aparentemente tenía dos padres y un prometido.

Pero yo no amaba a mi prometido, de hecho, no sentía cosa alguna por él y esto ante los ojos de los demás parecía cruel.

Mis padres eran otra cosa, no los reconocía, pero les apreciaba.

Todos en el mundo pueden perder el sentimiento por todos menos por aquellos que te dieron la vida o al menos eso es lo que percibí cuando aún sin poder recordarlos cierto sentimiento se albergó en mi persona ante el hecho de que ellos eran mis padres.

Aparentemente había sido un accidente automovilístico.

Estaba confundida pues poco podía recordar antes del accidente.

El doctor dijo que quizás fuera algo transitorio por lo que mi memoria volvería lentamente con el tiempo.

Le creí y aparentemente lo hizo, aunque no del todo.

Comencé a recordar a mis padres después de unas cuantas semanas, mi niñez e incluso mi adolescencia. Pero lo cierto es que lo único que podía recordar con lucidez eran los momentos vividos con mis padres y otros cuantos con mis amistades, pero de mi prometido apenas recordaba algo aunque este insistiese, había imágenes de nosotros juntos en diferentes lugares e incluso en la intimidad pero por alguna extraña razón eso no me provocaba nada.

Le dije que no le amaba, pero él se negó diciendo que era algo temporal, que mi memoria volvería y nos casaríamos en diciembre como estaba planeado.

Y es que mi memoria volvía, pero mis sentimientos por él no lo hacían.

Intenté convencerle de que incluso si recordaba, mi amor por él no volvería. No me sentía atraída por él, entonces el afirmó que de ser posible eso, me volvería a enamorar.

Pero el tiempo pasó y yo solamente deseaba por su rendición.

Pero era necio y aunque le admiraba por su determinación, no lograba sentir nada más fuera de eso.

¿Cómo decirle a la persona que amabas que ya no le amas sin romperle el corazón?

Era indiferente a sus sentimientos, pero no cruel.

Era injusto para él perderme de la noche a la mañana, un día le amaba y al siguiente ni siquiera le reconocía.

Sentía pena, pero como ya lo dije no amor.

Con lágrimas en sus ojos se rindió y yo le pedí perdón.

No pude ponerme en su lugar, aparentemente yo le amé y cuando las relaciones terminan ese aprecio queda en ambas personas quieran o no. Pero en mí no.

Y era una tragedia, para él.

Aunque para mí también.

Después de ese accidente no volví a ser la misma, pero por alguna razón, sentí que comencé a ser yo misma.

Mis amistades decían que no era la misma, pero aun así, me querían.

Mis padres, en ocasiones, me desconocían y por momentos el que todos creyeran conocerme mejor que yo era exasperante.

UN RINCÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora