Lágrimas Rojas

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Aang quería llorar. No soportaba aquel suplicio. Simplemente ya no quería seguir allí. Pero sus sollozos y lágrimas seguramente no serian suficientes, o solo le darían otro castigo. Así que se quedo sentado, temblando ligeramente mientras sus pequeñas manos se cerraban en puños sobre sus rodillas. Viendo su largo cabello castaño, brillante y sedoso, que le llegaba mucho mas abajo de la espalda. ¿Cuando es que se le obligo a dejar crecer su cabello?.. Ah.. Si, desde los 13 años.

Sus ojos grandes y de un bello gris miraron a su alrededor. La habitación principal de los aposentos del Señor del Fuego. Zuko.

Al volver a pensar en aquel nombre, las ganas de hecharse a llorar eran aun mas fuertes. Estaba débil. La droga en su cuerpo no le dejaba llamar a los elementos, ni siquiera para protegerse. Así que esa era otra razón para quedarse allí. No llegaría muy lejos antes de que él Señor del Fuego Zuko le encontrara. Tal vez, si tenia un poco de suerte, llegaría con Appa y Momo, en los establos, tal vez entonces aquella pesadilla habría terminado.

Pero él sonido de la puerta le saco de sus pensamientos. Casi jadeo asustado, pero no pudo evitar encogerse de hombros.Era él. La suavidad con la que cerro la puerta era engañosa. Aang ya sabia que estaba molesto. Muy, muy molesto.

Solo pudo escuchar sus pasos silenciosos, las lágrimas ya le picaban en los ojos. Pero solo pudo quedarse arrodillado en él suelo alfombrado, dándole la espalda al causante de sus pesadillas, tembló ligeramente al sentir una de sus manos callosas y blanquecinas tocar su espalda con suavidad para acariciar uno de sus largos mechones.

—Me mentiste.

Asintió. No tenia caso tratar de engañarlo ahora, Zuko sabia exactamente cuando es que Aang estaba aterrado y nervioso, sabia que en ese estado, Aang era como un libro abierto. Así que tomo con fuerza su largo cabello castaño con fuerza, escuchando un quejido de su parte cuando le obligo a mirarle. A sus ojos ámbar, brillantes y enfurecidos.

—¿Porqué..?

—L.. Lo sien—fue interrumpido por otro tirón en su cabello.

—No quiero tus disculpas.. Quiero saber el porque— le hablo fríamente, esperando su respuesta.

Trago saliva.

—Y-yo.. Quería saber si ella estaba bien..

—Te garantize que ella estaría bien.. ¿Acaso no confías en mi?

—¡Cl-claro que confió en ti!

Sonrió, enternecido ante sus palabras temblorosas.

—Oh, ya veo.. Pero, aun así, lo siento cariño, pero eso no te quitara tu castigo.

—P.. Pero..

Se quedo callado inmediatamente cuando sintió su cuerpo caer al suelo bruscamente, con Zuko sosteniendo su cuello con una mano, con la otra acariciando su mejilla.

—¿Pero, qué? ¿Aang?

—Na.. Nada.. E-esta bien.. M-mi señor..

Una risita resonó en la habitación.

—Bien dicho amor.

Aang cerro con fuerza los ojos. Preguntándose cuando es que todo había empezado. Oh. Cierto. Había empezado justo cuando Zuko se unió a ellos.. Se le había confesado. De alguna manera, Aang pensó que era lindo aquello, realmente se sentía halagado. Pero no podía aceptarlo. AMABA a Katara. 

Zuko no se conformaría en ser solo un Amigo. Él era quien estaba destinado a estar con Aang. No esa niña de la Tribu del Agua. Él era digno de estar con él Avatar Aang de esa manera tan intima.

Aɪʀ ᴀɴᴅ Fɪʀᴇ •Zukaang• //ZukoxAang//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora