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LEER: antes de empezar con el capítulo quería que sepan que estuve leyendo todos los comentarios del apartado anterior y me parecieron muy interesante todas sus opiniones, la gran mayoría por no decir todas coincidieron en que estaban en contra del aborto. Pero algunas hablaron de que estaban de acuerdo en caso de abuso sexuales y si esta en riesgo la madre. Yo coincido en eso. Para evitar llegar al extremo de abortar existen métodos anticonceptivos. Bueno sin más disfruten el capítulo...

· · · · ·

Sentía que la cabeza iba a explotarme, las consecuencias de tomar como una bestia. No recuerdo haber conducido hasta mi casa ni mucho menos de haberme acostado ¿Como llege hasta acá? ¿Como termine entre las sábanas de mi cama? Sentí dos golpes en la puerta y al escuchar mi permiso abrieron.

—Buen día señor Agustín—la mucama entró con el desayuno
—Buen día Selene—respondí agarrandome la cabeza

El dolor se estaba haciendo insoportable.

—Le trage el desayuno—hablo Selene—y un calmante para el dolor de cabeza porque pensé que le haría falta señor Agustín
—Gracias Selene—respondí—no la quiero seguir atrasando con su trabajo pero me gustaría saber como llege a mi casa y como termine en mi cama porque la verdad no me acuerdo de nada
—En la madrugada, a eso de la tres tocaron el timbre—explicó ella—yo fui a ver quien era y cuando abrí la puerta me encontré con usted que estaba muy alcoholizado y una hermosa jovencita quien dijo que lo encontró en la calle vomitando detrás de su auto, ella me ayudó a acostarlo y se fue sin más
—¿Cómo era ella?—pregunté con la esperanza de que haya sido mi conejita—hablando fisicamente
—Pelo castaño, ojos entre verdes
y marrón—respondió—de baja estatura pero bien formada y una sonrisa muy bonita, parecía triste y la verdad yo no le creí que lo halla encontrado en la calle y es que hubiera visto con el que amor lo miraba señor

¡Por una mierda era Carolina!

—Gracias Selene—sonreí

Dejó la bandeja encima del mueble y se fue. Me levante, tome un poco de café y el calmante. Luego me metí a bañarme, tenía que ir a ver a Carolina.

[· · ·]

Era la tercera vez que la llamaba pero no me atendía. Deje la oficina como estaba, ya no me importaba nada. Tome las llaves del auto y conduje rápidamente a la casa de mi conejita, realmente lo único que me importaba era que Carolina no cometiera ninguna locura de la cuál se pudiera arrepentir luego. Estacione el auto, baje y camine hacía la puerta ¿Qué le decía? Sin pensarlo toque la puerta y espere.

—¿Quién es?—preguntó aquella
voz que lograba estabilizarme
por completo—¿Quien es?
—Soy Agustín—respondí

El silencio reinó y yo empecé a temer de que ella no me abriera. Realmente necesitábamos hablar. El ruido de la cerradura hizo que me calmara, la puerta se abrió y pude ver a mi conejita.

—Conejita—murmure
—Agustín—respondió

Nos mirábamos fijamente sin decir palabra alguna, no sabía por dónde empezar hablar ¿Debería preguntar como estaba? Aunque por las ojeras en su rostro era obvio que no había pasado una buena noche.

—¿A qué viniste?—preguntó si vueltas, directa como siempre
lo fue—¿No dejamos todo en
claro ayer Agustín?
—¿Cómo me encontraste anoche conejita?—cruce los brazos
—¿De qué hablas?—preguntó haciéndose la confundida
—Que una mujer que encajaba perfectamente con tu descripción me dejó en mi cama—respondí—no me mientas, quiero la verdad

Bajo la mirada y un par de lágrimas cayeron por su rostro ¿Qué la puso tan mal?

—Entremos—murmuró

Caminamos hasta el living y nos sentamos en el sillón.

—No te encontré—bajo la
mirada—la gente del bar llamaron al primer número que parecía en tu registro de llamadas que era el mío
—Me llevaste hasta mi casa—la mire confundido—te arriesgaste mucho ¿Y si la barbie te veía?
—me vio tu sirvienta, creo que se llamaba Selene—respondió—y le invente que te había encontrado en la calle vomitando detrás de tu auto
—No te creyó—aclare—de hecho me dijo que me mirabas como si ya me conocieras, me mirabas con amor
—Y es que te quiero idiota—bufo
—me queres pero vas abortar un hijo mio—reproche enfadado
—¿Otra vez con eso?—preguntó

¡Por una mierda es mi hijo!

—Es mi hijo Carolina—respondí
—Para mi también es difícil todo esto Agustín—suspiro—de verdad no me siento preparada para ser madre, simplemente no estoy lista
—No estas pensando con claridad conejita—tome su
mano—el bebé no tiene la culpa del desastre que somos nosotros y de que nuestra relación no sea como debería ser
—¿Te quedas conmigo?—preguntó ignorando por completo lo que acababa de

decir—estoy cansada de estar sola, de dormir sola por las noches y que nadie me diga que las cosas van a estar bien aunque no sean así y todo se valla al carajo

La abracé, entendía como se sentía porque a mi me pasaba lo mismo. La soledad a la larga nos pesa y necesitamos estar acompañados




















Espero que les guste
Las leo💬 Las quiero💕💟

Querida socia |Aguslina/Agusnere|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora