one-shot

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Ahora eran completos desconocidos. Que por defectos o efectos de la vida no habían tenido la oportunidad de volver a intercambiar conversación alguna...y ellos estaban bien con eso.

Fue en invierno cuando los hechos ocurrieron. Estaban tan confudidos y tan nuevos en aquel extraño sentimiento que les quitó el aliento. Ninguno de ellos se culpaba, aunque en murmullos todos sabían que Jongin habia iniciado aquel alboroto de emociones en Kyungsoo. El pobre Kyungsoo.

Aquel día tomando y besando a aquella mujer que con tanta admiración le veía, pensó que estaba mal, se arrepintió porque en sus ojos solo podía ver el oscuro negro de los de Kyungsoo, su belleza y vitalidad.

Ahora era todo diferente, dejandose llevar por toda su frustración de saber que nunca seria lo suficientemente bueno para aquel chico que tanto le gustaba y el dichoso alcohol, la conoció en un bar escondido en la profundidad de los suburbios, donde nadie le conocía y podía librarse de todo lo que le juzgaba y diera vueltas en su desordenada cabeza, definitivamente fue un error toparse aquella mujer ebria de labios rojos.
Pero en aquella piel pálida no se encontraba el rosa que a él tanto le atraía.

Recuerda que la primera vez que besó a Kyungsoo, pasó todo lo cliché y lo que tanto odiaba de aquellas peliculas de antaño. El tiempo se detuvo y salieron fuegos artificiales. Sus rodillas temblaron y el calor de su cuerpo subió considerablemente.
Y esa sensación la quiso repertir millones de veces más. Y el guapo Kim Jongin lo había conseguido. Había conseguido hudirse en aquellas pestañas y labios carnosos.

Aquella pelea había sido un sábado en la madrugada, y sí, no había culpable porque todo en sus vidas y relación habia sido demasiado intenso y rápido, Kyungsoo lloraba desconsoladamente en su pecho en aquel viejo sofa, el moreno le calmó con palabras suaves y caricias en su nuca, hasta que el palido  párpados transparentosos cayó dormido.

Después de eso todo fluyó con tanta naturalidad, tan fácil como era todo siempre con un sonriente Jongin guardando todas sus penas sólo para ver feliz a su amado Kyungsoo. Pero en algo en Jongin no seguía del todo bien.

Todo aquel primer drama nació de sus frustraciones personales y lo difícil que era poder ser realmente felices en sus vidas sin nada que se los obstruyera. Porque lamentablemente el problema era Do Kyungsoo con aquella cabeza desordenada y personilidad retraida pero de alguna manera atractiva para Jongin, que le había prometido ayudarle a salir de esa oscuridad mental con la que había cargado desde su infancia por diversos problemas familiares que un niño no tuvo que haber cargado. Kyungsoo a esas alturas de su vida seguía buscando un hogar que el moreno prometió darle.

Porque en ese tiempo todo se tornó oscuro y complicado con el pálido de labios carnosos, tan reprimido y hermoso. Con tantas ganas de comerse al mundo pero con tanto miedo al mismo tiempo, gritando y anhelando una soledad que si Jongin permitía dársela lo destruiría. Con tanto guardado y tratando de poder olvidar pero imposible de ocultar cicatrices, tan débil. Tal vez todo mejoraría, pensó Jongin.

Kim recuerda el día en el que pudo saborear la victoria de por fin tener a Do de la manera que él quería, algo mas allá de conversaciones tímidas y cortos saludos en las mañanas cuando salían a sus trabajos o un buenas noches cuando regresaban de ellos, pasarían de ser sólo tímidos vecinos con alguno que otro beso robado a una real pareja codependiente, que van al cine, citas, se presentan con sus amigos y familiares y toman juntos vino los viernes en la noche. Y no, a pesar de agradecerle y volverle a prometer que le ayudaría siempre, Jongin no veía lo que vendría después ni los pequeños detalles que implicaban ser parte de la vida de Do Kyungsoo.

El cielo se abrió y Jongin no cabía con aquella felicidad que llenaba su aura, las ojeras de Kyungsoo iban desapareciendo y con ellas toda aquella nube negra que Jongin pensaba que le seguía todo el tiempo, y eso le alegraba de sobre manera, ver aquel todo ese proceso y de verdad esperaba que no hubiera algún retroceso, porque eso acabaría con él y todos sus esfuerzos.

Y en ese momento Jongin llegó a pensar que la vida de verdad recompensaba, él mismo lo estaba viendo con sus ojos, frente a el había desaparecido toda esa piel gris para encontrarse en el rostro de Kyungsoo con esas pinceladas de rosa en sus mejillas y en sus carnosos labios que tanto le gustaban, desde aquella primera vez que le vio tan tímido e inseguro. Qué buenos tiempos.

Todo parecía mejorar y por primera vez en la vida Jongin sintió aquel hueco en su pecho llenarse placenteramente cada vez que veía la perfecta y alineada sonrisa de Do hermoso Kuyngsoo frente a él, cada día más reluciente.

Se juraron amor eterno millones de veces, cada vez haciendolo más y más real conforme las palabras salían de sus suaves labios en forma de promesas y finales felices. Kyungsoo era feliz y Jongin estaba bien con ello. Porque lo unico que le llenó desde el principio fue esa sonrisa corazonada.

Eran tan inseparables que para familiares o amigos era casi imposible ver a Kyungsoo sin Jongin o a Jongin sin Kyungsoo. Un departamento compartido, dos gatos y noches llenas de amor, justo como se lo habían prometido, esperando que nadie ni nada lo arruinara.

Jongin y Kyungsoo vivían en perfecta armonía con un pasado oscuro que en algun momento pudieron superar, seguros que nada ni nadie podría con todo el amor mutuo que se tenían.

Pero...¿Y si todo este tiempo nos mintieron?

Lease la historia desde un punto diferente, de atrás para adelante, párrafo por párrafo desde éste último hacia el primero al inicio de esta historia, y tal vez la cronología sea la correcta.

Hechos perfectos. (KaiSoo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora