Ayer en la noche, después de bailar toda la velada con George, sintiendo como galopaba una manada de Centauros en la zona de mi vientre, me vi obligada a despedirme de él, por más que me costará me despedí de él.
Me despertó Luke, si, Luke se había convertido en mi despertador personal. Una vez bañada mire en dirección a mi armario, el vestido manga larga que habían mandado a hacer de última hora se encontraba fuera de su estuche. Lo contemple, era lindo pero era más lindo el que no tenía mangas, en definitiva ocuparía el otro.
Baje las escaleras, se me iso una eternidad bajarlas, antes de entrar al comedor me alistó el vestido. Las grandes puertas se abren de par en par y voy directo a mi lugar en silencio después de murmurar un buenos días.
—Veo que alguien... —hago que Luke pare de hablar.
—No estoy de humor para chistes o comentarios sarcástico en estos momentos, Luke.
En el comedor sólo se encontraban mis amigos, por la tarde vería a la reina junto a Edwin y sería la ultima vez que vería a mis amigos. Una doncella entró por las puertas y tras hacer una reverencia le entregó una carta a Luke. Él la leyó rápidamente y se levantó de su lugar.
—Paso a retirarme, permiso —se acercó a mi y me dio un beso en la frente para luego verme a los ojos y decir —. Probablemente no todo este perdido —tras decir eso y dejarme confundida salió por las puertas en una dirección que desconocía.
—Alteza necesito que me diga que color de cubre mantel quiere.
—¿De eso no se encargaría la reina Anna?
—Disculpe alteza, no la molesto.
—No, no es por eso. Pensé que ya estaba todo arreglado —mire los tres distintos tonos que estaban. Uno era verdes, otro azul y el último sólo me recordaba a una familia —. Este.
—Buena decisión alteza —miró mi plato con una sonrisa, había escogido el cubre mantel que era del color del cabello de la zanahoria que tenía frente a mi. Sentía la mirada te la mayoría sobre mi.
—¿Qué?
—Hay ocasiones en las que pienso que eres un poco masoquista —susurra Lyra a mi lado, suelto una risa, la primera en este día.
—Yo igual lo pienso. Me gusta eso.
—¿Lista para la noche de bodas? —empiezo a toser mientras una doncella viene hasta mi, George perdió el color que tenía en el rostro junto con la sonrisa al ver el mantel que escoji.
—¡FRED!
—Estoy bien, gracias —limpie mi boca con una servilleta y la doncella pasó a retirarse —. Te odio Fred. Sólo de pensarlo me dan ganas de vomitar. Iré por un vaso de agua. Permiso.
A continuación me levanté de mi lugar y salí directo a ningún lugar. Esta estresada, realmente no quería que la boda sucediera, me vería atada a alguien a quien no amo por el resto de mi vida.
Entonces sucedió lo que no me imaginaba.
Vi sólo su silueta, sólo eso bastó para que corriera a buscarlo sin importar que llevaba puesto un vestido largo y pesado. Entró en donde creería que iría. Entre sin tocar y lo vi, el estaba en mi escritorio, dejó unas cosas para luego volverse lentamente hacia mi.
—Max —mi voz salió apenas en un susurro. Acerqué mi mano hasta su mejilla temiendo que al estar muy cerca o hacer un movimiento brusco podría desaparecer. Mi mano estaba a milímetros de tocar su mejilla, él junto su mejilla con mi mano y soltó un suspiro.
—Princesa —se acercó rápidamente a mi para envolvente en sus brazos.
—Yo... pensé que...
—Na importa nada de eso. Lo que importa ahora es que te enamoraste y te vas a casar con Edwin.
—Yo no estoy enamorada de Edwin.
—Yo nunca mencioné que estabas enamorada de él, sólo dije que te casaras con él. Vi como lo mirabas.
—¿A quien?
—Al pelirrojo. Al que no pregunto si estabas lista para la noche de bodas. Vi como lo mirabas y como te miraba él a ti.
—Hoy me voy a casar con Edwin.
—¿Él te lo propuso? Pensé que ya no le gustabas.
—Y yo que no estabas comprometido. Nunca me dijiste que estabas comprometido.
—Nunca preguntaste. Como decía en la carta se pospuso la boda por que tenía que darte clases, con lo que no contaba era que me enamorada de ti.
—Yo también me enamoré de ti.
—No, te enamoraste de él. Cuando me mirabas en tus ojos había una chispa, cuando lo miras a él también hay una chispa, pero una muy diferente.
Sin poder resistirme más lo abrace, tiempo atrás me habían dicho que el estaba muerto, esa noticia me desgarro por dentro. Él sin dudarlo me correspondió el abrazo dándome un beso en el cabello, me alejo un poco y me dio un tímido beso en los labios que me dejó sorprendida, no esperaba que hiciera eso.
—Yo se por que lo hago. Para empezar me sigues gustando Sam, yo si me enamoré de ti —iba a decir algo pero el puso un dedo en mi boca en señal de que callara —. No digas nada, se que no soy correspondido. Te verás hermosa hoy, eso tenlo por seguro —tras decir eso desapareció frente a mis narises sin que yo pudiera hacer algo al respecto.
Me metí a bañar tratando de relajar mi cuerpo. Quería que el agua se llevará todas mis preocupaciones, o que de plano, hiciera que desapareciera. Una vez que ya estoy bañada salgo y me pongo la ropa interior más una bata para cubrirse mientras me maquillan y me peinan.
—Buenas tardes Alteza. Yo la ayudaré con el peinado, me llamo Diana y mi compañera la peinado, se llama Dunia.
—Buenas tardes. No me digan Alteza.
Las doncellas estuvieron bastante tiempo arreglando, maquillandome y peinandome. De pronto la puerta se abrió y entró una doncella que tras hacer una reverencia fue directo a mi guarda ropa. Cuando salió llevaba en manos un vestido, el que yo había elegido esa mañana. Las tres doncellas salieron un momento para que me pudiera poner el vestido y una vez que ya lo tenía puesto entraron nuevamente para dar los últimos toques que faltaban. Pusieron una pulsera azul turquesa y algo de la mamá de Edwin.
Al parecer ya estaba lista para lo que venía. Lo que tenía que aceptar a fuerzas.
Pronto dejaría de ser Samantha Petters y sería Samantha Wels.
Dentro de pocas horas me casaría.
ESTÁS LEYENDO
Una Princesa Con Poderes 2
Science FictionLa princesa Samantha vuelve. Ocurren algunas cosas buenas y otras malas. Personas que quiere están vivas, y otras, lamentablemente no. Desde que descubrió que su "hermana" no era su hermana es más fuerte, ya no es la misma de siempre aunque a los oj...