14. Boggart

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—Me ha parecido buena idea  celebrar una pequeña fiesta en lugar de servir la cena en la mesa — nos explicó la señora Weasley apenas entramos al sótano, donde nos había dicho que íbamos a cenar —. Tu  padre y Bill están en  camino, Ron. Les  he  enviado una  lechuza y están entusiasmados.

Mire como estaba el lugar y pude leer una pancarta roja que estaba sobre la mesa. No había visto a la señora Weasley tan contenta desde que iniciaron las vacaciones y la pancarta tenía la respuesta de porqué estaba de tan alegre humor:

FELICIDADES RON Y HERMIONE NUEVOS PREFECTOS

Por la mañana habían llegado las cartas de hogwarts y las de Hermione y Ronald venían junto a una placa color escarlata y una P de prefecto en el centro. La señora Weasley dice que todos sus hijos han sido prefectos a lo que Fred y George dicen que son los vecinos pues ellos no fueron prefectos  alegando que solo nombran prefectos los imbéciles.

—Mamá, ¿tú fuiste prefecta? — pregunto apenas llego con mis tres merodeadores favoritos. Los tres fijan su mirada en mi y frunzo levemente mi ceño.

—No, pero lo iba a ser —la mire sin entender y ella comprendió —.  Cuando estaba en quinto año, que es el año donde se escogen a los prefectos, me cambié de colegio. Estaba en Beauxbatons pero me cambié a hogwarts. Ese verano me llego mi placa de prefecta diciendo que me la merecía aunque no estudiara más ahí.

—¡Wow! No me imagino a Gaby como prefecta —Sirius comenzó a reír por su comentario mientras Remus y yo bebíamos de nuestros vasos.

—Claro, así como tampoco te imaginaba sacando buenas notas en adivinación —mi querida madre sonrió dulcemente ocasionando la risa de Remus así como también la mía.

Momentos después llegaron el señor Weasley junto a él mayor de sus hijos, Bill. Cuando ya todos teníamos nuestras copas brindamos por Ron y por Hermione. Pasamos a la mesa a servirnos comida y pudimos escuchar como Tonks decía que no fue prefecta pues su jefe de casa decía que le faltaba la capacidad de comportarse.

—¿Y tú, Sirius? —preguntó Ginny sobando la espalda de Hermione. Su pregunta no hizo más que incrementar nuestras risas, de Lyra, Remus, mi mamá y la mía; Sirius, al escuchar la pregunta, soltó su atronadora risa.

—A nadie se le habría ocurrido  nombrarme prefecto porque me  pasaba demasiado tiempo castigado con James. El bueno era Lupin, a él sí  le dieron la insignia.

—Creo que Dumbledore albergaba  esperanzas de que yo ejerciera cierto  control sobre mis mejores amigos —terció Lupin—. Ni que decir tiene que  fracasé estrepitosamente.

Después de comer algo liguero Lyra se despidió de todos y fue a hablar con la señora Weasley para luego irse sonriente mientras buscaba algo en sus bolsillos. Me quedé un rato más hasta que decidí que ya era hora de ir a dormirme, me despedí de todos y comencé a subir las escaleras.

—¡Buu! —pegué un salto en mi lugar cuando los gemelos aparecieron, un escalón sobre el mío, frente a mí.

—Imbéciles —murmuré por lo bajo dándoles un golpe en el hombro a cada uno y siguiendo mi camino al tiempo que los gemelos regresaban donde los demás. Conforme subía las escaleras un ruido se hizo presente en el salón del primer rellano. Subí los escalones faltantes corriendo hasta llegar a la puerta del salón —. ¿Hola?

No obtuve ninguna respuesta y el sonido de los sollozos se incrementó. Sin esperar abrí la puerta y cuando vi que había dentro del salón pude sentir la sangre comenzaba a correr de manera viváz por mis venas, mi corazón bombeaba muy rápido al mismo tiempo que sentía como se oprimía contra mi pecho y el aire abandonaba mis pulmones.

Los cuerpos de los gemelos se encontraban tendidos en la alfombra. Sus ojos estaban abiertos e inexpresivos, sus manos estaban entrelazadas. Por la frente de Fred corría sangre y los alrededores de su boca tenían sangre, como si hubiera tosido sangre. Lo que más me aterró ver fue el cuerpo de George. En su abdomen había una herida muy grande y con gran profundidad, la mano que no estaba enredada a la de Fred estaba sobre esa herida, cubierta de sangre al igual que su brazo, su cara tenía pequeñas gotas de sangre esparcidas.

Me quedé congelada en mi lugar sin saber que hacer, sin notar como un tercer cuerpo estaba hincado, cerca de los cuerpos de los gemelos, llorando y temblando por los sollozos.

«Sam, no son ellos. A ellos los acabas de ver y estaban en excelentes condiciones. ¡Reacciona! ¡No son ellos!». Hasta la voz de Cedric me parecía más lejana, hasta que presté atención a lo que decía.

Saqué mi varita de mi bota y caminé decidida a los cuerpos. Mientras me acercaba cambiaba de forma, pero Cedric estaba ahí para recordarme que no era real lo que veía. Mi mamá, mi hermano, Emilio, Lyra, Hermione, Remus, Sirius, los señores Weasley, Ron, Harry y Tonks, todos muertos, de distintas formas, fueron transformándose al siguiente.

Apunte al cuerpo de Tonks con mi varita y rápidamente cambió. Ahora estaba mi cuerpo parado, mirando a la nada con la boca entreabierta, detrás de el había alguien apuñalandome por detrás.

Escuche como la puerta era abierta de forma brusca. Me quedé quieta por un momento, contemplando como poco a poco, frente a mi, la vida abandonaba mi cuerpo.

—¡Riddíkulo! —grite de manera firme haciendo un movimiento con mi varita y ambos cuerpos desaparecieron tras resbalarse en la sangre.

Di media vuelta para ver a Sirius consolando a Lyra, Moody estaba detrás de Remus mirándome. Remus caminó hasta mi y me abrazó con fuerza, limpio las lágrimas que no había notado que salían de mis ojos.

—Todo esta bien, solo era un boggart.

—¿Y si no es así? —suspiré y oculté mi cabeza entre su pecho. Al momento de volver a hablar mis palabras fueron ahogadas por su pecho —Remus, los vi a todos muertos, de maneras que no me atrevo ni a mencionar. Una guerra está próxima a estallar y no sabemos lo que pasará, podemos morir.

—Shhh —acarició mi cabello mientras, con mucho cuidado y haciendo algunas maniobras, salíamos del salón —.  En eso tienes razón, pero todos moriremos algún día. Y si una guerra se desata y morimos, te aseguro que moriremos peleando.

—No quiero que nadie muera —alcé la vista para verlo a los ojos, quería que supiera que no estaba bromeando.

—No puedes decidir si alguien vive o muere, cuando llega su fin solo está en nosotros dejarlo ir.

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⏰ Última actualización: Jan 18, 2019 ⏰

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