8. Aborto de hipogrifo

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Los cuarteles de la Orden del Fénix pueden ser encontrados en el número 12, Grimmauld Place, Londres

Segundos después de pensar eso, una puerta  bastante estropeada surgió de ningún sitio entre los números once y trece de Grimmauld Place, inmediatamente seguida por unas paredes sucias y unas ventanas sombrías. Era como si una casa extra se hubiera inflado, desplazando de su camino a las que estaban a sus lados. Los muggles que estaban en los numeros once y trece no se daban cuenta de lo que sucedia con la casa extra que había surgido entre ellas.

—Apresurense —nos dijo Luke.

Subimos los peldaños de piedra y nos quedamos de pie ante una puerta que acababa de materializarse. Su pintura negra estaba desconchada y arañada. El tirador plateado tenía la forma de una serpiente enroscada. No había cerradura ni buzón.

¿Justo como lo recordabas?

Exacto.

Saqué mi varita y golpee una vez la puerta con ella. Escuchamos clicks metálicos y lo que parecía ser el estrépito de una cadena. La         puerta se abrió con un crujido.

—Entren —ahora yo dije eso.

Traspasamos el umbral de la puerta para adentrarnos en la más absoluta    oscuridad del recibidor. Podía oler la humedad, el polvo y un olor dulzón      que parecía arraigado al lugar; el sitio daba la sensación de ser un         edificio abandonado.

Me encanta.

Escuché un ruido sibilante y suave y entonces unas lámparas de gas totalmente pasadas de moda volvieron a la vida a lo largo de las paredes, arrojando una parpadeante  y escasa luz sobre el despegado papel de la pared y la raída alfombra durante un rato. El oscuro corredor apenas estaba iluminado por una luz tenue que reflejaban una tela de araña del techo y los marcos de unos retratos ennegrecidos  por los años, que colgaban torcidos de las paredes. Escuché  algo detrás del rodapié. Tanto la tela de araña, como los candelabros que estaban en una raquítica mesa cercana parecían tener forma de serpientes. 

De pronto aparecieron dos cabezas pelirroja que reconocí al momento.

—¡SAM!

—¡GEORGE! —dijimos los dos al mismo tiempo para luego correr hasta el otro y abrazarmos fuertemente.

—Te extrañe.

—Yo también te extraño zanahoria.

—Que cursis, ni una semana pasó desde la última vez que se vieron y andan dramatizando —ese definitivamente fue Luke arruinando el momento dramático que habíamos montado George y yo. Al momento escuchamos risas de los otros dos que estaban ahí, pero también otra risa.

—Por Merlín, Remus me debe dos ranas de chocolate, le dije que harían eso en cuanto se vieran nuevamente —llegó Sirius con una sonrisa que al momento se borró —. Gaby —su voz salió apenas en un susurro que con trabajo escuchamos.

—Sirius —también la voz de mi mamá salió apenas en un susurro. Fue entonces cuando recordé lo que me había dicho Remus cuando lo encontré en la biblioteca viendo unas fotos.

Narradora

Los dos se miraron por varios segundos. No sabían como reaccionar. Sólo había una cosa segura, Gaby mataría a Sam por no haberle dicho a donde iban y quien estaba ahí.

—Yo... Gaby... —Sirius la contempló nuevamente.

Había cambiado desde la última vez que se vieron, ahora ella era un poco más alta y sus rasgos ya no eran los de una joven, ahora sus rasgos eran de una mujer que los años no le pasan la cuenta.

Una Princesa Con Poderes 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora