8: Día lluvioso.

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—Te amamos, ¿si? iremos a visitarte el día de acción de gracias—al escucharla solo sonreí, no podía hacer más. Sabia que si decía algo me rompería y no quería eso en lo absoluto.

Me dedique a mirar las letras de la computadora, tratando de distraer mi mente para no llenarme de pensamientos y llegar a tener una crisis emocional. Suspire en un mal intento de drenar mis emociones.

—Linda, sabes que la compañía depende de nuestros servicios para volar, escucha a mama pequeña estaremos allá en acción de gracias ¿esta bien?–papa trataba de persuadir la situación, sabia como me sentía y lo que pensaba pero nunca hacia nada al respecto ni mucho menos mama.

Aun con mi vista en las teclas asentí y pase mis dedos por estas que estaban algo frías—si todo esta bien, no se preocupen–murmure tratando de que mi voz no se rompiera alce mi vista a la pantalla y los miré, estabamos tan cerca pero tan lejos–los espero entonces, tengo que irme—estaba mintiendo, siempre lo hacia y ellos nunca se daban cuenta.

No tenia necesidad de cortar con ellos porque no tenia que salir ni hacer nada, el tiempo me sobraba y mas cuando se trataba de las personas que me dieron la vida. Pero no podía aguantar más, mi estomago estaba estrujado mis ojos ardían y el nudo en mi garganta amenazaba en soltarse en cualquier momento.

Cerré la llamada bajando la pantalla del computador hacia el teclado, mi mano se quedo reposando encima de esta y mi mirada perdida en algún punto muerto de la sala, pensando en porque las cosas tenían que ser así. Necesitaba a mis padres, aqui conmigo y no volando alrededor del mundo. Pero a ellos les gustaba hacer feliz a la gente llevándolas de un destino a otro, tanto que olvidaban que para hacerme feliz a mi no necesitaban estar a mas de cien metros de altura, con que estuvieran a tres kilómetros cerca de mi me hacia feliz.

Y sin permiso alguno, las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas mojando estas. Mire el computador que yacía bajo de mi y relamí mis labios—no, no esta bien—solloce y escondí mi rostro en mis manos.

No se cuanto tiempo dure en esa posición, pero si no es por el timbré que comienza a sonar exasperantemente no me levanto de la silla. Sentía toda mi cara hinchada, sorbí mi nariz y me arrepentí de haberlo hecho ya que mis fosas nasales estaban inflamadas haciendo imposible que el aire transitara por allí, camine con lentitud hasta la puerta y sin pensar en mi aspecto la abrí llevándome una sorpresa.

Era calum.

Paso rápidamente hacia la casa y sin pedir permiso, al mirar el cielo me di cuenta porque, lo observe por unos segundos y pense si alguien me preguntara que es lo que mas disfruto mirar en esta vida yo responderia el cielo sin pensarlo dos veces, me trasmite tanta tranquilidad y paz. Hoy era uno de esos días grises lluviosos en donde solo quieres estar acostada en tu cama o en el sofá, ahogandote en todas esas melodias tristes que tienes en tu teléfono guardadas justo para estas ocasiones donde todo pareciera incitarte a sentirte mal, ya sea pensando en los problemas de tu momentánea vida de adolescente, o pensando en los que te vienen en tu momentánea vida de adulto...y eso me hacia pensar, si ahora siento que no puedo con todo esto ¿podre mas adelante?...y así te vas hundiendo poco a poco en tu propia miseria.

¿Y saben porque digo momentánea? porque así lo es. Todo en esta vida es por momentos, la felicidad, la tristeza y hasta la vida misma. Y aunque duela admitirlo, quiza hasta suene muy triste...pero las personas también lo son.

Salí de mis pensamientos y mire a el moreno que se había perdido dos días como de costumbre. Estaba todo mojado y negue levemente...por un momento olvide todo lo de hace rato y me dedique a observarlo, estaba vestido con una camisa gris apesar de las condiciones climáticas, sin faltarle su gorro negro y su tan resaltante sonrisa de comercial de televisión.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2018 ⏰

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Timeless Souls. | Calum H.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora