Capítulo 3

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Linda

Tomo mi cabeza con cautela. Es indispensable que Antonia no se dé cuenta que aún me duele cada vez que me levanto o voy a clase. El golpe con esa botella no sólo parecía un acto desesperado por matarme, sino que también se había constituido en los peligros que corro al estar jugando con varios chicos al tiempo.

Quizás podría salir con alguien decente para variar.

¿Decente? ¿Recuerdas la anterior vez que pensaste que John era decente?

Sí, bueno. El idiota de mi ex es de esos que pueden verse como unas dulces palomas inofensivas pero que en cuanto te acercas demasiado, sus ojos se ven rojos y podrían atacarte. Ese disfraz fue el factor que más me hace desconfiar de todos y cada uno de los hombres que se acercan a mi vida.

Son peligrosos y no voy a dejar que me lastimen.

Y volviendo al botellazo a mi cabeza, la policía no ha podido encontrar a ningún sospechoso. Las cámaras no muestran indicios de quien me golpeó porque por suerte para mi atacante, estaba en un punto ciego del sistema de seguridad.

¡Bravo por él!

Reviso mi celular porque la luz de las notificaciones está parpadeando. Veo que hay doce mensajes nuevos. Diez de Edward pidiéndome que hablemos de todas las formas posibles y dos de William, un poco más simple y directo.

Will: ¿Sabes Linda? Hoy estoy disponible si quieres.

Will: ¿Misma hora?

Debe estar en una racha negativa para estarme pidiendo que vuelva a su cuarto al día siguiente. Él se ufana de no repetir a la semana. ¿Qué? ¿Las chicas se están dando cuenta que es un patán sin sentimientos? Pues mal por él porque no tengo ganas de repetir.

Linda: Lo lamento, ya tengo planes.

Me quedo mirando los mensajes de Edward mientras espero la respuesta de William, incluso estoy tentada a responderle que todo está bien y que no hay nada que aclarar, pero me contengo. Eso es como darle alcohol a un adicto. Echarle más gasolina a lo que ya tiene una pequeña llama.

No quiero decir que tengo sentimientos por Edward. Es lo suficiente inteligente para tentarme pero quizás necesita ayuda con su apariencia. Un poco de gimnasio, o una ortodoncia le vendrían de maravilla.

¿Por qué estás pensando en Edward?

Suspiro con fuerza intentando sacarlo de mis pensamientos. Lo cual es un total fracaso porque rápidamente mi mente contraataca indicándome que es el primer chico bueno, que no quiere utilizarme o engañar a su novia conmigo, y que como ya me ha demostrado, está interesado en mí.

¿Pero qué relación podríamos tener? ¿Él podría soportar mi historial? Y lo que es peor, ¿podría soportar a los que he rechazado?

Y en esa categoría hay uno aún peor que el resto: Lucas. Jefe de una banda de traficantes de drogas que se mueve a sus anchas por la universidad. Se cree el rey entre nosotros. Ese sin duda es un cretino que siente que puede poseer cuanto le plazca y se ha encontrado un muro conmigo. Sé que soy su obsesión y las obsesiones cuando vienen de hombres poderosos, son inestables, arriesgadas y casi siempre, terminan en desgracia.

No soy tonta, varias personas están al tanto de su afición hacia mí. Mi padre, el rector de la universidad, varios consejeros y profesores, y quizás muchos estudiantes que lo han pillado mirándome o tratando de acercárseme. No estoy interesada en formar parte de la estadística, por lo menos la que habla de homicidios.

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