Las cosas han cambiado desde que terminé la universidad. No he vuelto a saber de Kendra en años, creo que se casó con un hombre y ahora tienen un bebé, en el fondo siempre tuve conocimiento de su sexualidad, nunca se sintió verdaderamente a gusto estando con una mujer. David sigue siendo un miserable, no volvió a hablarme de las fotos, pero me enteré que estuvo envuelto en un asalto a mano armada... no sé, me causa mucha lástima y repugnancia, era de esperarse. Ben entró a una prestigiosa academia de arte, no sé si todavía siga queriéndome, le he conocido algunas chicas pero nada serio, a veces creo que todavía tiene que contenerse para no abalanzarse sobre mi. En cuanto a Lisbeth... estuvimos juntas, otra vez. Pero como era de esperar nos alejamos. De vez en cuando vuelvo a verla, pero las cosas no son como antes... su mirada se a tornado fría, es como si todo su interés por la vida se hubiese ido. Sin embargo, es difícil no seguir intentándolo, sobretodo cuando se considera nuestra historia completa, casi una tragedia griega.
Hay quienes hablan de una leyenda que nos esperanza el volver a reunirnos con quien amamos una vez. Es acerca de un hilo rojo invisible que nos une, nos mantiene atados cósmicamente con alguien, de este modo, ya no importa la materia o las distancias. El hijo rojo no puede ser cortado y no es posible cambiar a la persona a la que estás unido. Considerando esto, he concluido que Lisbeth y yo no tenemos un hilo rojo. Es mucho más que eso. Nuestro amor es una flama que a estado ardiendo desde el principio del tiempo. Y que honestamente, no tengo la menor idea si alguna vez se irá a extinguir.
Cuatro años han pasado desde aquella vez primera que nos tomamos de las manos. Esa es una de las cosas que más valoro. Mucho más que un beso o que tu pareja recuerde su aniversario. Tomarse de manos es atar tu energía vital con la de otra persona, es entrelazar caminos y mantener un rumbo fijo. Sus manos eran muy suaves y más grandes que las mías, por algún motivo siempre estaban frías. Recuerdo perfectamente cómo Lisbeth ponía sus manos heladas en mi para torturarme y finalizar nuestro juego con un dulce beso en la frente. Ella siempre tenía una forma de hacerme sentir especial y protegida.
No extraño el estar con una persona ni siento esa necesidad de estar en una relación con alguien más. Es mucho más complejo que eso. Extraño a Lisbeth, la extraño a ella completa. Mucho más que sus besos, que sus caricias, que sus cejas pobladas, que su vientre plano y sus lunares... la extraño a ella, a la persona que conocí. Es una lástima cuando en la noche me invaden los pensamientos pesimistas. Sé que la Lisbeth que conocí hace tiempo atrás se fue para no volver, es una persona completamente diferente que no pudo esperarme, y ahora yo soy la que está en una eterna espera para ver si la vida nos vuelve a unir.
Los años me han cambiado, pero no completamente, en el fondo sigo siendo la misma persona, salvo que he crecido y me he estabilizado. Pareciera que ya casi soy un adulto. Tengo mi propio departamento, un trabajo estable, un gato amargado, una habitación para mi sola, una estantería con libros viejos, dos cactus sin flores, tres tazas simples y una de The Beatles. Sin embargo, algo falta. Una presencia humana que me cautive a diario, pero no cualquiera... ella es quien hace falta en mi vida. La necesidad de que Lisbeth mantenga mi cama desordenada, sus ropas esparcidas por toda la casa, su olor a café y las cenizas de cigarro. Nunca creí llegar a tener esta necesidad tan grande por una persona. La vida carece de sentido últimamente, todo es tan normal y aburrido, pareciera que esta monotonía va a ser eterna.
Me levanto de la cama, friego mis ojos y bostezo. Pongo mis pies entro de las pantuflas de perrito que me han regalado para navidad y me levanto. Camino hasta el baño, pero no me molesto en cerrar la puerta. Me miro al espejo y me analizo. ¿Cómo pude haber terminado de este modo?. Mis ojeras delatan falta de sueño, hace meses que tengo insomnio. Sueño mucho, lo que no me permite descansar. Sueño con Lisbeth, en el fondo, sueño los más desesperados deseos de mi corazón... estar junto a ella una vez más.
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Beth (No regrets, parte 2)
Kurgu Olmayan"Personalmente, aún te quiero, como la primera vez que te vi, sin saber nada de ti, solo porque sí.” Cuatro años más tarde, Lisbeth vuelve a mi vida.