Silla

19 1 0
                                    

Era de mañana, el profesor de física -como siempre- no se había presentado. Aproveché para ir a jugar, con tal ventajoso clima, no sudaría pero, de cualquier manera me mantendría caliente. Me despedí de mis (compañeras)³ desviaban su camino esta vez para meterse a la clase de los amigos de una de ellas.
Pensé en hacerlo, pero prefería cuidar mi atractivo varonil realizando un deporte que siendo "estudioso", además, yo no necesito reponer clases, con mi intelecto no es necesario. Por lo tanto estaba con mis ya acostumbrados compañeros cuando una chica morena sentada en las piernas de su novio, grita: El maestro acaba de llegar.
Automáticamente todos corren al salón de clases, yo incrédulo preferí caminar, y unos 5min más tarde llegué a la puerta notando que estaban todos ahí. Avergonzado entré, busqué un banco discretamente, para sentarme sin llamar la atención pero por milagro de Dios, todos estaban ocupados. Me dirigía al fondo del aula dispuesto a escuchar la clase de pie cuando Ulises me llama. Me acercó normal, con una sonrisa para naaada forzada en mi rostro y le escuchó de más cerca.
Inesperadamente me toma del cuello de mi camisa provocando la cercanía de nuestros rostros, sus labios se deslizan por mi piel sin tocarla erizando mis cuerpo, llega hasta mi oreja, sopla, me estremezco y susurra: esperó tu respuesta.

- ¿Qué? -. Me hago el desentendido.

- Siéntate en mis piernas Servín-. Pronuncia alto, probablemente a modo de venganza, todas las miradas caen sobre nosotros, mis compañeras³ insisten en que lo haga, en especial la más alta de ellas quien ya hasta había preparado su libreta y lápiz para dibujar la escena.
Esperando ayuda del cielo para que terminara el bullicio, miró al profesor, mi tocayo, en busca de ayuda. Él lo nota y habla callándoles el hocico a todos.

- Por favor, silencio-. De pronto me siento poderoso - Daniel, ¿alguna bronca con lo que tienes que hacer?

En ese momento supe que me había llevado la que me trajo, coloqué mis cosas en el suelo, saqué un cuaderno y pluma, el idiota que fungiría como silla, sonreía socarronamente a mis espaldas, abre ligeramente sus piernas y lo hago. Me siento en su regazo, totalmente abochornado, no pregunto si le incómodo, no lo haría de ninguna manera, además el fue quien se ofreció. Alzó la mirada, la novia de mi asiento mira con gracia la escena, mi compañera³ dibuja la escena en la que ahora me encuentro.
Intento prestar atención a la clase pero Ulises se mueve y habla mucho, me distrae, me remuevo sobre él, buscando hacer que se calle y de paso lastimarlo. Lo consigo, comienzo a tomar apuntes cuando siento las manos del contrario en mis caderas, el profesor en ese momento apaga la luz para mostrarnos no se que cosa del espectro visible y es cuando todos le prestan atención que Ulises lame mi cuello, no puedo hacer nada, si emito algún sonido o me muevo llamaré la atención y no quiero que nadie me vea así. Adiós la imagen varonil que he logrado establecer en las chicas de mi salón, guardé silencio mordiéndome el labio, la zurda de Ulises acariciaba mi cintura y parte de mi abdomen mientras su mano libre se dedicaba a tomar apuntes. Me muevo pisándole un pie, el jadea levemente, lo oigo escribir y me pasa una hoja.

"No te muevas mucho a menos que eso sea lo que quieres"

Jodido pervertido de mierda, me levantó al momento, todos me voltean a ver y me siento sobre la mesa de hasta el fondo, seguro con la cara roja. Rápido me ignoran y continúan prestando atención.

Pasados unos minutos recibo de parte de una chica guapa un papelito doblado, en mi mente cabe la idea de una declaración amorosa. Lo abro emocionado y leo "esperó tu respuesta" y con todo el coraje que pude reunir escribo "métete la repuesta por el ano". Le pido nuevamente a la chica que me haga el favor de regresarlo cuando el maestro lo intercepta, pregunta por el dueño, obvio nadie responde, desdobla el papel y lee lo último que he escrito, pregunta de nuevo por el dueño del mensaje y la chica que ahora deja ser guapa me señala.

Me sacan del salón.

Estoy furioso, quisiera agarrar a Ulises y arrastrarlo por el piso, me enojo yo sólo y procedo a sentarme en el suelo.

Si estas eran las consecuencias de no responder la interrogante de ayer, le gritaría a ese pendejo en la cara que no me gustan sus acciones y no me siento para nada atraído a él y que nunca me gustaran sus estúpidos besos, que no me gusta él.

- Perdoname Servín-. Dice en verdad apenado y cedo, diciendo como usualmente se dice, no hay problema, no te preocupes. Me levanté con su ayuda y aprovechando todavía la hora que nos quedaba libre, fuimos a las bancas que estaban a un costado de la cafetería.

Amores en el 433-ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora