✻Chapter 04✻

10.5K 1K 538
                                    


  ¿Por qué sentí que aquéllo fue un milagro? Un milagro que no duró mucho ya que metí la pata.
  Como siempre.

  Yo, Kim Minji soy la persona más idiota, tonta y estúpida del mundo.

  Tomé el teléfono de mi bolsillo y se lo di justo en su mano, este me miró con su entre cejo fruncido con diversión seguramente cuestionándose en su cabeza lo que acababa de hacer.

— ¿Qué haces? —Preguntó con una sonrisa y yo ahora era la confundida.

— Te doy mi teléfono.
  Este rió levemente y tomó mi muñeca acercando mi mano nuevamente hacia él. A lo que yo retuve todo mi aire.
  Esto nunca me había pasado.
  Sentí que iba a derrumbarme con su toque.

Colocó nuevamente el teléfono en mi mano sin poder aguantar sus ganas de seguir riéndose de mí.

— Hablaba de tu número —Dijo este y yo abrí mis ojos como platos—. Quiero contactarme contigo.
  No sabía cómo sentirme, estaba tan avergonzada que quise correr, pero aquéllo sería más vergonzoso para mí.

  Bajé mi mirada.

— Ah —Aparté mi temblorosa mano—. Bien. —Sonreí y empecé a dictar el número a lo que este lo escribió en el suyo.

  ¿Por qué quería mi número?, yo no lo sabía, pero me empezaba a gustar el hecho de que ahora podíamos ser un poco más cercanos.

  Vamos por más.

— Te escribiré —Sonrió—. Nos vemos Minji. —Se despidió y caminó hacia la salida.
  Yo me quedé paralizada en mi lugar.

Él tenía mi número.
  Me escribirá.

  Gahyeon, te debo la vida misma por hacer que él me notara.

  Lavaba los platos en casa.
  Eran las siete de la noche y ya habíamos acabado de cenar mi madre y yo. Como comúnmente lo hacíamos.

  Mis padres se separaron luego de un fuerte incidente. Antes estaban separados pero vivían juntos, pero un día ellos decidieron separarse completamente.
  Y Fue lo mejor que pudo pasar.

  Coloqué el plato en su lugar y sequé mis manos.

  Fue un horrible incidente para mí, era una niña, con sólo siete años.

  Sentí algo suave rozar mi pierna y asustada miré hacia abajo.

— Ah, Mim. Te he dicho que no hagas eso. —Cargué mi regordeta gata.
  Había olvidado alimentarla, la pobre ha de estar reclamandome.

  Nueve y cuarenta de la noche. Estaba estudiando para mañana, tendría un pequeño examen.
  Tomé una Oreo con crema de maní y la metí en mi boca. Esa combinación me fascinaba desde que vi la película "Juego de gemelas", nunca había comido crema de maní pero a los ocho rogué a mamá por una y desde ese entonces como Galletas Oreo siempre con crema de maní.

  La combinación me fascinaba tanto como me fascinas tú, Jeno.
  Jeno.

  Mis ojos se expandieron de sopetón al recordarlo.

  ¡¿Cuándo dijo que me escribiría?!.

  Miré mi teléfono y me acerqué a este.
  No, no había ningún mensaje aún, me alivié por ello. Pero el hecho de que no me haya dicho cuándo me escribiría me mantenía nerviosa. Podrías escribirme en cualquier momento y yo no me daría cuenta o tal vez no le respondería a tiempo.

  Volví a mi estudio, pero claro, antes coloqué mi teléfono en sonido.
  Debía estar alerta. Debía contestar a tiempo.

  Debía mantener una conversación contigo.

  Sucedió.
  Sucedió cuando ya había atrapado el sueño.

  Recibí un "Hola Minji, soy Lee Jeno", pero eso ya lo sabía.

  Sonreí, nunca había sonreído por un mensaje que no fuera de Donghyuck o Gahyeon. Pero esta sonrisa es especial, porque tú la provocaste.

  Por un minuto estuve pensando que qué responder. Escribía y borraba respuestas, claro, no las enviaba. A la final decidí por un simple "Hola".
  Agregué tu número a mis contactos y en ese instante contestaste, te disculpabas por escribirme a esta hora.

  "No te preocupes, siempre
me duermo tarde" Mentí, detestaba dormir tarde.

  Era la primera vez que me dormía atarde, todo era por tu culpa, Jeno.
  Aveces dormía tarde por estar casi toda la noche estudiando, pero la razón de este desvelo es por ti y eso me hace sonreír más de lo normal.

  Sí, estaba cansada, llegando tarde a mi primera clase y muy desarreglada.
  Quise matarme al mirarme en el espejo de aquél baño del instituto.
  No podías verme así, no podía permitirlo.

  Suspiré y peiné mi cabello para colocar un poco de agua en mi rostro.
  No supe si me veía mejor, mientras tú no lo notaras todo bien.

  Tuve que quedarme en castigo media hora por haber llegado a esa hora, Jisung también estaba allí y me alivié.

  Pensé que el castigo sería aburrido.

  Gahyeon me ayudó en el descanso, me ayudó a verme mejor con un poco de maquillaje. No estuve de acuerdo, pero ella me convenció.
  Pedí -supliqué- que me viera natural, odiaba el maquillaje en exceso y a la final si lo hizo como le pedí. Aunque en un momento iba a aplicarme un labial rojo y yo negué.

— Natural. —Regañé y la aparté.
  Una última mirada en el espejo bastó para que saliera de aquél baño.
  Había mucho ajetreo en el lugar y apenas podía escuchar a Gahyeon llamarme.

— ¡Hablas de Jisung y tú también duermes tarde! —Habló fuertemente Gahyeon a mi lado—. ¡Ya no tienes derecho a regañarlo!. —Reí.

— ¡Tengo mis razones! —Me defendí igualmente levantando mi voz para que ella pudiera oirme—. Además, ¡Él lo hace por tontos juegos, yo por estudio!.

  Aunque esta vez no fue así. Pero shh.

  El bullicio se acabó al nosotras estar cerca del comedor y eso era bueno, no quería seguir teniendo que esforzar mi voz para mantener una conversación.

— Sí, sí. —Dijo sin darle importancia y se adelantó a entrar al comedor.
  Paré en seco.

  ¿Por qué paré?, la escena de ti besando a Park Siyeon me hizo parar, Jeno.

  Mi corazón se colocó justo en mi garganta. La respiración me fallaba y mis ojos comenzaron a picar y a nublar la escena anunciándome que las lagrimas estaban inundando mis ojos.

— Minji.

  La besabas.

— Minji, ¿Qué te ocurre?

  Al separarte le sonreíste y mi mundo se vino abajo.

la la love 。jeno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora