✻Chapter 44✻

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"Jeno no tuvo una fiesta de cumpleaños".
Retumbaba en mi cabeza una y otra vez. 

¿Quién era la causante?, por supuesto que yo, Kim Minji.

Sabía que estas semanas él no tenía ánimos -al igual que yo-, pero no pensaba que podría llegar hasta no hacer una fiesta de cumpleaños.
Su fiesta de cumpleaños.

Aunque miles de teorías se cruzaran por mi mente, igualmente llegaba a la conclusión de que si, efectivamente fue mi culpa. 

No debí rechazarlo aquél día, tal vez no se sentiría tan dolido. 
lo sabía, lo estaba. 

Todo por una persona, yo.

Recuerdo su rostro aquél día, aquellas visibles ojeras y su mirada cansada.
Tal vez cansado de todo, menos de mí.

Aunque lo ignorara mil años, él seguiría allí. Era difícil.
Era como jugar en un juego sin final.

— Nana. —Su voz se hizo presente y me estremecí. Los nervios volvieron, ¿Qué debía hacer?, ¡¿Qué debía hacer?!.

No sabía como observarlo, no sabía qué decirle ¿Acaso debería decirle algo?, ¿Debía saludarlo?

— ¡Ah!, Jaeno, estábamos hablando de...—Jaemin fue interrumpido por el chico.

— Vámonos.
Lo observé, sí, había dicho eso sin alguna expresión en su rostro.
Pensé en que iba a hacer como si fuera un fantasma, como si no estuviera allí. Pero al momento en que sus ojos hicieron contacto con los míos entré en pánico.
Miré a Jaemin evitandolo.

Jaemin frunció su entre cejo y bufó para observarme.

— Bueno, nos vemos Kim. —Me sonrió y como aquella vez en la "no cita" con Jeno tomó mi mano para besarla, lo que hizo que Jeno le diera un empujón.
Abrí mis ojos de golpe por el susto, lo había hecho tan de repente.

Observé a Jeno y como su mandíbula estaba tensada al mismo tiempo que veía a su amigo.

Jaemin soltó una carcajada al casi caer al suelo y corrió hacia la salida adelantándose sin dejar de reír, se burlaba de él. Por otro lado, Jeno paso al frente de mí, claro, no sin lanzarme una de sus miradas. Matadoras miradas. Su frialdad sólo me hacía desear estar aún más a su lado. Dios, era aún más atractivo así.

Los nervios volvieron a llegar y un cosquilleo en mi estomago se prolongó al yo devolverle la mirada. Sin más se fue caminando atrás de Jaemin quien aún se podían escuchar sus carcajadas desde el pasillo. 
Ese chico tenía problemas serios.

No era necesario que se despidiera de mí. Hoy iría a casa nuevamente, lo sabía.

Vi su espalda alejarse y quise abrazarlo. Sentir su aroma, sentirlo cerca.
Como antes.

— Jen... —Salió de mi boca en un hilo de voz. Di un paso en voluntario pero me retracté. No, no sería correcto.
Él ya se había ido y no pudo escucharme.

No sabía que hacer.

Sabía que me seguía, ese mismo día creí que se iría con Jaemin, pero no lo hizo. En cambio me siguió a casa, a una considerable distancia. Igualmente era incomodo, por más que caminará rápido o entrara a la tienda de conveniencia él me esperaba.
Pero nos separábamos en el mismo lugar en que siempre lo hacíamos.

Era molestoso.

Luego de al cabo de dos horas él tocó a mi puerta como siempre hacía.
Siempre he tenido la duda de qué se supone que él haría si yo me dignara a abrir la puerta.

¿Acaso sólo lo hacía para molestarme?, ¿Esa era su manera de recalcarme que lo necesitaba? O tal vez sólo lo hacía por diversión.

Y si alguna vez abría la puerta, ¿Qué me diría o qué haría?

— Aún no entiendo. —Explicaba a Gahyeon desde una llamada telefónica la tarea de matemáticas. Ya había dicho aquélla frase como en tres anteriores veces y comenzaba a molestarme.
Gruñí y solté el lápiz de mi mano para tomar mi cabeza.

— Ya, ya —Soltó—. No te estreses más de lo que estás, llevas un mes así, ya no eres la misma de antes —Suspiré cansada. Ya me lo decían a menudo—. No eres la divertida Minji.

Aún Gahyeon desconocía mi bajo estado de humor aunque, supongo que ha de saber que el chico es el responsable. Aunque no era cierto.
La responsable era yo misma.

Un silencio se prolongó durante más de cinco minutos.

— Mañana me copiaré de Renjun y listo. —Anunció Gahyeon acabado el silencio y solté una leve risa.

Renjun siempre era el pobre amigo de las tareas.

Dejé a un lado la tarea. Coloqué el cuaderno en mi mesa de noche y me acomodé mejor en la cama.

Tal vez, ¿Debería hablar de ello con Gahyeon?

— Gahyeon —Jugué con la sábana fina lila que poseía abrigándome— ¿Has hablado con Jeno?
Mordí mi labio con nerviosismo.

Hmm —Se le escuchó articular— ¿Jeno?, ¿Por qué hablaría con Jeno?, digo —Paró un momento, al aprecer se movió en su cama—. No somos amigos.

Amigos. Era lo que antes éramos él y yo.
¿Aún lo seré?

— Ya veo.

Me levanté de la cama para sentarme en mi silla de escritorio. Subí mis piernas y me abracé a ellas.

— ¿Tú aún no has hablado con él?

¿Debería?

— Lo rechacé, Gahyeon.

Un silencio perduró unos minutos y no supe si se había dormido o tal vez me dejó hablando sola, como siempre hace.
Estuve a punto de colgar la llamada.

— ¿Qué tú qué?, ¿Por qué lo hiciste?, ¡No estoy entendiendo nada!. —Alejé el teléfono de mi oído, ya que había gritado aquello último.

Coloqué el teléfono en altavoz y lo dejé en la mesa frente a mí.

— Me sientí mal al rechazarlo, bueno, aún lo estoy, yo... —Bajé mi rostro ocultándolo en mis piernas.

— ¡Por favor!, no es el único chico en la tierra, Minji. —Escuché que la chica dijo.
Levanté mi rostro para limpiar mis lágrimas con mi mano.

Sí, tal vez no.

— Pero sí el único que se ha enamorado de mí.


」

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