O n e s h o t

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Por mucho tiempo he estado soltero, mis negocios no me dejan en su mayoría tener el tiempo suficiente para poder tener una relación estable limitándome a unos cuantos acostones cuando podía. Soy como ese típico prejuicio de un hombre rico, guapo y tremendamente inalcanzable, pero, ¿De qué me servía eso cuando estaba tan sólo y nadie cubría las expectativas que yo tenía?

La respuesta era Jeon Wonwoo.

Ese maldito bastardo que amé con toda mi jodida alma, que me hizo caer tan bajo por aquellos labios rojos e hinchados que me hacían hacer cualquier cosa por tenerlos. Nos enamoramos en la universidad (En la provincia de Busan), algo realmente puro para ser unos adolescentes hormonales. Ser homosexual y tener una pareja escondida del mundo no era exactamente algo que deseáramos, pero era lo que podíamos hacer. Él siempre me apoyaba en todo, me animaba y me hacía sentir tan especial que empezó a crear un lugar en mi más grande que mi propio corazón, pero ese mismo se quedó vacío en cuanto agarró sus cosas y jamás supe de él.

Traté de contactarlo, incluso hace un par de años supe que había visitado a sus padres y que estaba en una relación, pero aún mi corazón quería luchar por él porque realmente lo amaba. Jeon Wonwoo dejó un enorme espacio en mí que hace que cualquier persona se vea miserable y pequeña para ello.

Mis amigos me dijeron que dejará de buscarlo, que él estaba siendo feliz con otra persona y que quizá era mi turno de superarlo, desecharme de las cosas que aún me recordaban a él así que dejé la provincia y me mudé a la capital para comenzar mi propio empleo, superarlo y así lo hice.

Hola, mi nombre es Kim Mingyu, tengo veintinueve años, soy dueño de una tienda de electrodomésticos y este es el peor día de mi vida. Boo Seungkwan es mi novio ahora, amoroso y muy buena persona, la persona que todos querrían a su lado. Nos queríamos, éramos cómplices de todo y siempre confiábamos uno del otro.

Hasta ese día.

- ¡Oh!, Gyu~ llegó un fax de tu hermana- dijo el menor entrando a su oficina sentándose en sus piernas y dándole la hoja

- ¿Minsoo? - pregunté intrigado pues mi hermana menor y yo habíamos perdido cercanía desde que se mudó a Canadá para sus estudios hacía ya cuatro años. Aún que en realidad nuestra edad era algo lejana, por lo cual no le dimos mucha importancia a eso.

- ¿Qué dice? - me animo el chico y sonriendo así lo hice. Era una carta.

"Me caso este fin de semana, lamento no haberte avisado antes pero aún no perdono que no hayas ido al funeral de papá por tu tonta depresión.

Me entregarás tú así que luce bien.

-Minsoo"

-Estoy celoso, esta mocosa se casará antes que yo- hice un puchero mientras miraba el texto.

-No sería así si me lo propusieras- ambos sonreímos incómodos ante el comentario.

-Tienes razón. Aún que es muy descartes que me avise faltando un par de días.

-Todo el mundo sabe que tú eres muy olvidadizo- sonrió y le dio un beso.

- ¿Lo soy? - acaricié su trasero- Quizá sea verdad porque creo que no recuerdo claramente que se siente tocar este trasero- lo apreté y este soltó un quejidito- Me gustaría quedarme y hacerte recordar, pero tengo que ir al súper mercado- gruñó y lo imite.

Así que la pequeña y tímida Minsoo había decidido casarse con aquel chico del que tanto alardeaba en las vacaciones de navidad. Parecía que eso lo desequilibraba ya que, al ser el mayor se suponía que se casaría con alguien mucho más antes que ella.

Please,don't.《Meanie》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora