Décima tercera nota: ¡Tú!

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Mikaela caminaba con nueva y renovada tranquilidad.

Los pajaritos cantando, la brisa sonando, y sus sentidos expuestos.

Estos momentos eran exactos en los que él quería pintar, dibujar..

A la mierda, él en realidad estaba desesperado.

El día anterior había olvidado ver si EYE le había dejado carta. O, alguna nota absurda. Algo, pero no, hoy en la tarde cuando recién llagaba, no había encontrado nada.

Estar con Yuuichirou le había hecho olvidar.

Suspiro, quizás sería el momento de dejar ir esas emociones.

Algo le preocupaba, quizás un poco, y es que en todo lo que llevaba de clases no se había encontrado con Kimizuki.

¿Donde estará?, se pregunto el rubio mientras daba una vuelta por las instalaciones de la escuela. Y como si el universo lo hubiese escuchado, la icónica esponjada cabellera rosada de su fiel amigo cruzó su panorama visual.

— ¡Kimizuki! —vociferó acercándose.

El pelirosado se crispó y se quedo estático en su lugar.

— Ah... Mi... Mikaela... —pronuncio entre titubeos.— ¿Qué... Qué pasa?

— ¿Por qué ya no estás conmigo? Te alejaste de la nada... Dimelo, dime si hice algo malo, algo que te molesto y me disculparé.

Kimizuki negó en ese momento.

— ¡No! Tú... Tú no has hecho nada malo... Es que... Ultimamente he tenido varios trabajos... Atrasa...

— Kimizuki.... No mientas. Estamos en la misma clase.

Ah, cierto.

Kimizuki comenzó a sentir un picor en el pecho mientras su cara se comenzaba a sonrojarse.

— ¿Puedo pedirte un favor?

— ¡El que sea! —dijo Mika.

— ¿Nos podemos ver al final de clases, aquí mismo? —el pelirosa comenzó a sentir calor y cubrió su cara con una de sus manos mientras su mirada se perdía en algún otro Ángulo que no fuera Mikaela.

— Está bien. No le veo lo malo.—asintió el rubio.

—Bien—y con esas palabras el de lentes se alejo.

Mikaela ya no lo quiso seguir, quizás si había hecho algo, pero la personalidad tan "tranquila" de Kimizuki, no le permitió que le dijera.

Ah, se golpeó mentalmente.

Ahora tendría que esperar a que salieran.

[...]

Pasaron las horas y llego el momento del encuentro.

Kimizuki, estaba que las manos le temblaban, y los ojos se le aguadaban.

Quizás había sido una mala idea.

Quizás hoy no debía ser ese día.

Quizás debía  esperar otros momento más...

Quizás debía callarse para siempre estos sentimientos.

Quizás...

—¡Kimizuki! —una voz que reconocía muy bien, se acerco hasta él corriendo. — Lo siento si tarde, tenía que revisar algo.. —dijo mientras rascaba su nuca y guardaba en su espalda una nota muy, muy reciente.

— Ah... No te preocupes... —el pelirosa, adquirió un hermoso teñido rojo sobre sus pálidas mejillas.

— Bien, ¿Qué querías decirme? —los labios de Mikaela se curvaron en una sonrisa.

Kimizuki tembló ante aquello. Pero, el ya no lo seguiría ocultado...

Y mucho menos después de la declaración de guerra de aquel azabache.

Le amargaba el paladar el recordar aquello.

— Mikaela... No quiero que te espantes. Pero... —trago y configuro bien sus palabras.— Me gustas... Me gustas Mikaela...

El rubio sintió irse de espaldas.

¿Había escuchado bien?

— Kimizuki... ¿Es... Es una broma? —sonrio nervioso ante la buena actuación de su amigo.

— Piensa lo que quieras, pero yo ya no voy a ocultar mis sentimientos. Me gustas. —para el rubio era la primera vez que veía ese rostro tan serio en Kimizuki.

Y por cada " Me gustas" de Kimizuki, era una apuñalada para Mikalea.

¿Por qué? Si él era su amigo...
Y Mikaela no sabia hacia que dirección iba su sexualidad..

— Kimizuki... Ki... Kimizuki... Yo...

— ¿Me rechazaras? —los ojos del pelirosa, antes que demostrar tristeza, demostraban dolor profundo. Eso hizo que Mikaela se conmoviera...

Tambien lo incitó aceptarlo..

— Vaya, vaya, vaya, vaya... Kimizuki, que poco hombre —a sus espaldas, se escucho la voz burlona de alguien.

Mikaela fue el primero en girar la vista, encontrándose con el chico azabache de los problemas; Yuuichirou.

— ¡¡Tu no te metas Hyakuya!! ¡No voy a ceder ante tus amenazas. Mikaela no es objeto para que tu decidas por él.

— ¿Y crees que es bueno aprovecharse de su lado frágil? —a paso lento se acercaba buscando intimidar un poco.

Por otro lado, el rubio estaba confundido.

¿Había algo que él desconocía?

— ¿Qué esta pasando? —se atrevió a hablar entre la riña de ambos.

Yuuichirou sonrió y giro en busca de alejarse.

— Perdón por meterme. Que Kimizuki continue... —y asi como llego se alejo.

Mikaela lo vio alejarse y luego giro su vista a Kimizuki.

— ¿A qué se refería con "aprovecharse de su parte frágil"? —le miro Mikaela, después negó con la cabeza— Antes que nada... ¿Por qué... Yo? ¿Por qué te enamoraste de mi?

— ¿No es obvio? —Kimizuki comenzó a llorar. — Olvidalo... Se lo que dirás a continuación.

— Eres... Mi único amigo...

— Lo sabía...

— Lo lamento... —el rubio se alejo a paso rápido.

Después de esto, se pregunto si Kimizuki volvería a estar con él.

— Shindo. —Lo llamaron.

Paro en seco y se quedo viendo al azabache de ojos esmeraldas.

— Y tú... ¿Qué sabes? ¿Por qué estabas en el lugar? —Mikaela le esto con la mirada.

— Se más de lo que crees...

— ¿Y cuánto es lo que creo? —se paro recto y firme.

— Para comenzar... Esas pastillas... Si, esas que tomas para tu "Alergia"
No son más que una falsa mentira... —El rubio dudo mucho. Y su cuerpo se tenso.— Pero... ¿Qué me creerás a mi? Pregúntaselo a tu supuesta... Madre.

Desde entre los arbustos y follaje, Yuuichirou se alejo.

¿Qué diablos era todo eso?

— Mi familia...

Si bien, nunca se menciono que Mikaela tomaba pastillas, pues siempre lo hacia muy bien a escondidas de los demas...

Cuando llegara a casa, tendría cosas que hablar con su madre.

⚫[Notas Para El Rubio Palmolive]⚫▪YuuMika▪ -Gay/Yaoi/BL-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora