⚫[Notas Para El Rubio Palmolive]⚫▪YuuMika▪ -Gay/Yaoi/BL-

Novena Nota: Para la Rubia Palmolive.

Parecía indiferente y se quedaba como un estúpido. Estaba haciendo algo que juro nunca hacer; parecía un psicópata investigando cada minúscula parte del nuevo alumno.

Estaba siguiendo al chico nuevo, detrás de las gradas, parecía que él y la chica de cabellos púrpuras se llevaban de excelencia.

— ¡Ey, Mikaela-San! —exclamó la chica de cabello rubio que se acercaba de manera rápida a donde estaba el otro rubio.

Ella lo iba a arruinar.

Ella iba a hacer que lo descubrieran.

Salio detrás de las gradas y corrió a donde la chica.

— Mi... ¿Mitsuba? —dudo Mikaela.

— Si —afirmo—. Te estaba buscando, ¿Qué hacías? —inquirió encarando una ceja la rubia.

— Na... Paseaba... —pasajeo Mikaela.

—Uhm... —murmuró Mitsuba. Obviamente no creía nada. Pues ella ya sabía que pasaba— Kimizuki-San te esperan, vallamos~

Ambos jóvenes se dirigen a los casilleros, Mikaela de ves en cuando gira su cabeza hacían atrás, pero, grande es su sorpresa, al ver que el chico de cabello oscuro y ojos esmeralda lo ve de igual manera; le sonríe, y se despide haciendo movimientos con su mano.

Mikaela no esperaba eso.

Un pequeño color carmín se difumina por todo el rostro del rubio, haciendo que se Cohíba.

¡Que lindo, Mika!

— ¿Te diviertes? —se burlo la voz femenina.

— Me divierto... —una sonrisa de lado se dibujo en sus labios.

[...]

Poco después de caminar por la escuela, llegaron a los casilleros. Mikaela pareció un poco engañado, puesto que Kimizuki no estaba ahí.

— Bien... ¿Y Kimizuki? —inquirió el rubio cruzándose de brazos.

Mitsuba se tenso.

— Ki-ki-ki...¿Kimizuki-San? —la chica comenzó a sudar frío, buena para los videojuegos de batalla, mala para las mentiras, así sean piadosas y pequeñas— Este... ¿Kimizuki?

— Si, Kimizuki —respondió con tono irónico.

— Ehm... ¿Kimizuki? ¿Ese enano de cabello castaño? —señalo Mitsuba, aún pequeño que se alarmo.

— No, él no es Kimizuki... —dijo irritado.

— Ehm... eh... Ehmmm... Este...

— ¡Mika! —exclamo Kimizuki, apareciéndose de la nada, por la espalda de Mitsuba. Esta ultima, soltó un ligero quejido por el susto.

— Kimizuki, ¿Dónde estabas? —pregunto Mika, mirando de reojo a Mitsuba— ¿No qué me esperabas? —Kimizuki, notó aquella mirada que el rubio le había dado a la chica.

Mitsuba, se mantenía con la cabeza agachada, se notaba como tiritaba; Kimizuki sintió un poco de pena. Quizás, le había mentido por una buena razón...¿No?

— Ehm, si, te esperaba —Mintio—. Solo que el director me volvió a llamar y por eso...

— Oh, Bueno —respondió Mika— ¿Nos vamos?

Kimizuki asintió sacando su maleta del casillero.

Mitsuba agradeció internamente, dio un salto de gusto colocándose la maleta.

— ¡Conosco un lugar donde venden donas riquisimas! ¿Vamos?—pregunto mirando a ambos chicos.

— Por mi bien, si va Mika. —respondiò Kimizuki.

— Ehm... Yo no puedo...—Dijo Mika— Tengo trabajos que adelantar —Mirando al par de chicos, guardo con discreción una hoja.

— Jum... —se quejo Mitsuba.

Mikaela sonrió nervioso.

— Y... ¿Y si solo vamos las compramos y regresamos a casa? —propuso Kimizuki.

— No~ —volvió a quejarse la rubia— es mas bonita la experiencia si la vives dentro del lugar~ ¡Anda! ¡Vamos! Solo un rato, ¿Si? —suplico, haciéndo un puchero infantil.

— Mitsuba Tiene razón... Solo un rato — Se unió el peli-rosa.

Mikaela se rindió.

— Bien, solo un rato. Después me dejan ir solo a casa, ustedes pueden quedarse.

Ambos chicos asintieron, y fueron al lugar donde Mitsuba dijo.

Comieron algunas donas, malteadas y café; tras unos 40 minutos, Mikaela se marcho, dejando al par de sus amigos solos.

— Solo espero que Mika, llegue bien a casa...

— Te preocupas mucho por Mikelae, ¿Eh~?—inquirió Mitsuba, con cierto tono de indiferencia y maldad.

— ¿Qu-?

— Ahh~ Ya me canse de ser amable y de buen humor, es un fastidio, y más con la "Pinki Pie" frente a mi —Kimizuki quedo boquiabierto.

— ¿De qué estás hablando? —pregunto.

— Es molesto solo explicarlo; por eso no lo haré yo... Shinoa, Yuu-Kun...

Y dos figuras que estaban en la mesa atrás de Mitsuba, se giraron a ver al pelirosa.

— Holi~ —saludo la pelimorada.

[...]

El rubio caminaba con inmensa tranquilidad hacía su hogar.

Recordó que había algo que el debía saber, y así saco la nota en su bolsillo.

Querido Rubio palmolive:

¡Bienvenido a los juegos mentales!:)