Capítulo 4.- Rechazo y oportunidad

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Shana y Farad jugaban con los últimos restos de su comida mientras continuaban esperando a que el maestro del gremio hiciera su aparición. Shana estaba claramente decepcionada por tener que estar esperando; no tenía tiempo para eso.

-¿Cuánto más deberemos esperar? – Declaró finalmente.

-¿A qué te refieres? –

-Al maestro del gremio ¿En verdad su ayudante no puede hacer nada sin él aquí? –

-Ten paciencia, Shana. El ingreso de nuevos miembros debe ser algo muy importante, además el sujeto es el encargado de uno de los gremios más importantes de las ciudades aliadas, debe tener muchos deberes que atender –

-Aun así me parece tonto que debamos esperarle para empezar. Ella debería estar entrevistándonos o al menos observando nuestro equipo –

-Ten paciencia, estoy seguro que pronto estará aquí –

En ese instante un anciano wyveriano, de abundante bigote plateado y con un extraño sombrero de capitán, entró en el sitio. Farad no le dio importancia pero Shana le siguió con la mirada al notar que reparaba mucho en la presencia de ambos. El anciano se acercó a la barra, intercambio un par de palabras con Yukimi y se acercó a ellos mientras la asistente tomaba algunos pergaminos de detrás de ella.

Cuando el anciano estuvo a la altura de Farad y Shana, éste comenzó a escrutarlos de pies a cabeza. La mirada del anciano incómodo tanto a Shana que su rostro comenzó a enrojecer y la mirada que le regresaba tenía un brillo asesino; estaba harta de tener que tratar con este tipo de cosas.

-¿Qué es lo que quieres, enano? –
-Shana, por favor, tenle más respeto – Le susurró Farad.

-Pero es un enano, además no me gusta cómo me mira – Respondió igualmente susurrando -Te he preguntado qué estas mirando -  Volvió a repetir Shana con el tono más antipático que le fue posible.

-Oh, nada en especial señorita – Sentenció el anciano, que a pesar de su apariencia bonachona continuaba incomodando a Shana, recorriéndola con los ojos de pies a cabeza.

Ella sencillamente volvió a su plato para jugar con los restos de su comida.

-Lárguese entonces – Declaró finalmente al sentir todavía la mirada del anciano sobre ella.

Un semblante de decepción se dibujó claramente en el rostro del wyveriano. Farad notó el cambio en el anciano y tuvo las mismas suposiciones que en ese momento debió tener su compañera; al fin y al cabo no había dejado de ser acosada desde que abordaron su primer bote arenero.

-Será mejor que se vaya, se pone como una diablos en celo cuando se enfurece – Susurró al anciano, en un intento por disimular la grosera actitud que había tomado su compañera; verdaderamente le debía ser molesto, pero estando en el gremio no podían darse el lujo de parecer ofensivos.

El anciano miró a Farad con aquel semblante de decepción aún en su rostro, mientras Yukimi se acercaba a ellos con un par de pergaminos en las manos.

-Es una lástima – Pronunció el anciano mientras daba una seña con la mano a Yukimi – Pensé que tenían intenciones de unirse al gremio... -

En ese instante el semblante de los dos viajeros se inundó de confusión y, después de permanecer algunos momentos inmóviles de la sorpresa,  se pusieron en pie de un brinco.

-Entonces usted... - Pronunció Farad sin poder terminar la frase.

-¡No se dejen engañar por su apariencia, les presento a nuestro honorable maestro! – Pronunció Yukimi con un alegre y sonante tono mientras señalaba enérgicamente al anciano con ambas manos; el anciano sencillamente dio una pequeña reverencia, claramente avergonzado por las palabras de Yukimi - ¡Muchos de nuestros nuevos miembros subestiman a nuestro maestro por su pequeña y tierna apariencia! – Continúo diciendo la asistente, mientras daba pequeños golpecitos al maestro, cuya estatura apenas superaba sus rodillas - ¡Pero no se dejen engañar, en algún momento de su vida fue un gran cazador, especialista en la caza marítima, y es uno de los más reconocidos entre las ciudades aliadas! –

La última esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora