Capítulo 3.- El gremio

38 3 3
                                    

-¿Esto es el gremio? – Declaraba Shana, claramente decepcionada.

Cuando uno escucha hablar de uno de los gremios más importantes de las ciudades aliadas es normal esperar una edificación simple y sencillamente exquisita. Donde Shana imaginaba un gran salón de reuniones con decenas de grandes mesas donde diversos cazadores exhibían sus trofeos y relataban sus aventuras, ella encontró una pequeña barra a su izquierda, con no más de media decena de bancos totalmente vacíos. En lugar de una gran barra con una decena de ayudantes del gremio asignando tareas y misiones a las atiborradas filas de cazadores, con una gran estantería a las espaldas llena de libros y pergaminos y un gran tablón de tareas donde cada cazador del gremio se disputaba el derecho a unirse a alguna de las tantas misiones que en él se exhibían, encontró una pequeña barra a su derecha con cuatro bancos igualmente vacíos y una sola joven detrás, con una estantería casi vacía tras ésta y un tablón de misión con apenas dos pares de ellas. Finalmente decenas y decenas de cajas y barriles acumulados ocupaban los sitios donde imaginó que hermosas obras de arte se exhibirían sobre las paredes, de hecho en lugar de paredes se tenía telas similares a las de las carpas del exterior sujetas a altas varillas, y el techo era inexistente; ni siquiera la cocina de los cocineros felyne, que sí se encontraba equipada con el más extravagante y más moderno diseño, tras la humilde barra de la derecha, logró atenuar su decepción pues todo lo anterior nombrado se ubicaba en una única y pequeña habitación.

-¡Oh, adelante, adelante! – Apremió la joven que se encontraba detrás de la barra derecha, vestida con unos curiosos ropajes rojos con detalles en amarillo- ¡Bienvenidos sean al gremio del puerto de Tanzia, uno de los más importantes y reconocidos entre las ciudades aliadas! Mi nobre es Yukimi y soy la asistente del maestro del gremio ¿En qué puedo servirles? – La alegría que irradiaba la joven fue tan contagiosa que por un momento Shana se olvidó de la gran decepción que había sufrido hace algunos instantes.

-Queremos uniros al gremio – Respondió Shana con un tono alegre y optimista.

-¡Estupendo! Lamentablemente el maestro debe autorizar su ingreso y se encuentra ocupado por el momento ¡Pero no se preocupen, volverá pronto, de momento siéntanse libres de ocupar la barra para que nuestros cocineros deleiten sus papilas! – Finalizó Yukimi señalando al otro extremo de la habitación.

Farad y Shana siguieron las indicaciones de Yukimi. Al tomar asiento dos pequeños felynes, uno con dos grandes cuchillos carniceros en cada mano, un paliacate rojo y un mandil blanco salpicado de sangre, y otro con un pulcro trajecito de cocinero y un cucharon en las manos, les arribaron.

-¿Carne o vegetales? – Preguntaron al unisonó.

Shana no pudo evitar quedar embobada con el tierno espectáculo mientras Farad respondía.

-A mí dame un gran y jugoso filete de aptonoth con patatas cocidas, y a ella sírvele una gran sopa de legumbres; evita utilizar cualquier tipo de lácteos, no los tolera –

Ambos felynes asintieron sin evitar realizar el nya tan característico de la raza al unisonó, lo que hizo que Shana se enterneciera aún más, aunque el efecto le duro poco. Mientras los habilidosos felynes trabajaban tras la barra Shana continuaba escrutando el gremio.

-Pensé que el gremio sería un poco más grande, y limpio - Comentaba Shana mientras observaba algunas pequeñas ratas escabullirse entre el montón de barriles y cajas junto a la entrada del gremio.

-Supongo que se debe a causa de que el gremio es relativamente nuevo. Fue aproximadamente una década antes que naciéramos que Loc Lac cayó; no es de extrañar que este gremio aún no se encuentre en su cúspide –

-Aun así, deberían hacer algo con las ratas ¡agh! – Exclamaba de asco mientras observaba una gorda rata siendo atrapada por un bebe felyne, quien le sujetaba entre sus mandíbulas.

La última esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora