Capítulo 4

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Thor no sabía cómo había escapado de ahí hasta tiempo después. Al ver morir a Loki y a su hija despertó un poder que vivía arraigado dentro de él.

Incluso dicho poder era superior al de su padre. Gracias a eso pudo contener a Thanos el tiempo suficiente para que su pueblo pudiera escapar antes que la nave explotara, quedándose él varado en el universo.

Quería morirse, quería reunirse en el Valhala con su consorte y con su hija. Hasta que fue rescatado por los llamados Guardianes de la Galaxia quienes iban con rumbo a la tierra para protegerla de la inminente llegada del titan.

Al llegar Thor y los Guardianes se contactaron con su equipo los Advengers, el hechicero Supremo y cuantos estuvieran en facultades de pelear para aliarse y armar una estrategia para contener a Thanos. Sabían que no podían matarlo, así que le darían tal escarmiento que la próxima vez que quisiera atacar el universo se lo pensaría mejor.

La batalla fue sangrienta y con muchas bajas. Al final entre Thor, el Dr. Strange, Visión, la bruja escarlata y Tony - quien se descubrió que era portador de una gema del infinito- neutralizaron al Titán demente y lo encerraron en un remoto planeta lejos de su galaxia.

Con la gema de la mente y la del tiempo lograron revertir las muertes provocadas por Thanos y sus esbirros. Thor esperaba con toda su alma que su dios de las travesuras apareciera, pero nada sucedió. Según Strange había pasado demasiado tiempo para devolverlo a la vida junto a su bebé. El rubio quedo devastado.

Los días fueron pasando y finalmente la tierra volvía a ser la de antes. Thor se había ido junto a su pueblo al lugar donde Odín había dispuesto para ellos antes de partir hacia el Valhala. Con la ayuda del hechicero Supremo cubrieron con un campo de magia la tierra en donde erigirían sus hogares.

Thor había construido con sus propias manos un monumento en honor a su padre y su consorte muertos. Para su hija y su madre había construido un jardín con sus flores favoritas alrededor su imponente castillo. Pasaba todas las noches sentado en la pequeña pileta que complementaba el jardín para llorar a sus muertos.

Una mañana Thor recibió la llamada de Tony solicitando una cita con él, obviamente el rubio accedió. El castaño llegó dos horas después en una nave acompañado de Peter.

- Hey amigo de hojalata, que gusto verte. - Thor lo recibió con un abrazo en cuanto bajo de la nave.

- Hombre de hojalata el del mago de oz, yo soy el hombre de hierro Beach Boy. - Tony le devolvió el abrazo con dificultad debido a su panza de siete meses de embarazo.

- Sobrino araña como estas?

- Bien tío Thor y us...ted?- otro abrazo que te deja crujiendo las costillas.

- Ya Thor, tus demostraciones de afecto están poniendo azul a mi hijo.- rio Tony

- Lo siento - Thor soltó a Peter que en verdad estaba azul.- y el amigo Steve no vino?

Peter miro a su papá con una sonrisa mientras éste hacia una mueca de fastidio.

-El anciano está castigado- Tony se cruzó de brazos sin decir nada más. Thor miro a Peter en busca de ayuda.

- Mi padre quiso prohibirle que comiera donuts. - así que eso era.

- Prohibirle la comida a un embarazado es un sacrilegio - coincidió el rubio con una sonrisa -Loki se ponía realmente loco cuando...- al rubio se le borro la sonrisa al recordar las rabietas de su dios de las travesuras cuando no le permitían comer lo que quería.

Sus ojos azules se llenaron de lágrimas, lo echaba tanto en falta.

- Bien es suficiente - dijo Tony con un nudo en la garganta- querida, puedes venir por favor.

Llamo Tony, de la nave bajaba Jane Foster con un bulto de mantas entre verde, dorado y rojo entre las manos. Thor reconoció aquellas mantas, entonces recordó lo que su amado dijo antes de morir.

- Que está pasando aquí, porqué Loki dijo que tenías algo para mí?.

Jane no dijo nada, sólo le entregó el bulto a Thor con cuidado, cuando ella lo descubrió un poco el corazón del rubio se saltó un latido.

Unos ojos color verde brillante con pequeñas motitas doradas le devolvía la mirada con curiosidad, que en cuanto lo reconoció comenzó a sonreír y a balbucear, tratando de tocar su rostro.

Para cuando le descubrió el cabello rubio y observó con detenimiento el color de su piel y las runas que habían en ellas ya estaba llorando.

Era su hija, su Thorin. 

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