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Narrador omnisciente

El tiempo iba pasando y con ello la relación de Nayra y Max no hacía más que ponerse peor de lo que estaba aún. Cada vez se enfadaban más a menudo, Andrea y Harvey al sacar el tema de que si se gustaban, los otros dos se ponían a la defensiva y evadían el tema.
Cada vez se acercaba más el momento en el que Max tendría que quedarse a cargo de Nayra pero esta hacía todo lo posible para evitar aquello y había intentado hablar con sus padres para que le cambiasen al "canguro" pero no había funcionado.

Todo era definitivo.

Y estaba apunto de empezar.

Max estaba más que impaciente, iba a estar a cargo de la chica que le gustaba, a solas con ella, era como si estuviesen en un partido de futbol y él jugase en casa y con el marcador a su favor.

Pov Nayra

Hoy era el último día en el que tendré que quedar para hacer el famoso trabajo de sociales con Max y, digamos que en estos últimos días que quedé con él para hacer el trabajo han sido una mezcla entre raros y molestos. Raros porque, como quedábamos en casa de Max, Harvey aprovechaba también para quedar con Andrea y, pese a que yo le había pedido a esta que no me dejasen a solas con Max habían hecho todo lo contrario y yo había veces que o bien le decía a Max que tenía que ir al baño o que tenía calor y me iba a tomar el aire fuera como media hora. Había veces que le decía que me había olvidado algo en casa y era solo para irme y no estar a solas con él.

Parecerá exagerado pero ya me dirás como estoy a solas con alguien que me gusta y que es tan impredecible como él. Lo mismo te salta con su carácter chulo que se pone a ligar, y paso de soportarlo a él en sí.
Y también fueron molestos porque las tardes que conseguía quedarme a solas con él, Max siempre estaba haciéndome cosas para que me saliera mal mi parte del trabajo.

Pero, por fin era la última tarde que pasaré con él.

Habíamos quedado a las 5, eran las 4 así que todavía tenia tiempo para prepararme.
Me metí a la ducha, cuando salí decidí dejarme el pelo suelto y me puse una sudadera y unos leggins, cogi mi móvil y la cartulina en la que estaba el trabajo y salí de mi casa despidiéndome de mi madre.

Caminé durante unos minutos y a través de unas cuantas calles y por fin llegué a la casa de Max.
Llamé a la puerta y enseguida me abrieron.

Genial, justo al que quería ver.

- Hola, compañera de trabajo.- Sonrió con superioridad.

Ya era raro que me abriese él, normalmente siempre me abría Harvey y Max esperaba en el salón, ya sabéis para hacerse la súper estrella y tal.

- Que raro que no me haya abierto tu hermano, casi lo prefiero.

- Uno; Harvey no está, está con tu amiga haciendo el trabajo en el Starbucks de la esquina y dos; prefieres que te abra yo la puerta y lo sabes.

Me sonrojé.- Lo que tu digas campeón,vamos a acabar con este trabajo.- Intenté pasar por su lado pero el puso su brazo extendido en el marco de la puerta, impidiéndome el paso.

- Ah, se me olvidaba, tenemos toda la casa para nosotros solos, mis padres tampoco están, buena suerte con eso de escaparte.

Espera, espera, espera.

¿Él sabía que me escapaba para no tener que estar con él porque me gustaba?

Dos palabras; Max Mills I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora