Game Over.

Demasiado perfecto para ser verdad.

No me voy a mentir, tenía miedo, miedo del futuro.

Edward ahora se había convertido en todo, era mi familia y mi único amigo.

Edward;

¿Por qué la traje? ¿Por qué le dije todas esas cosas? ¿Qué estas haciendo Ed? ¿Qué te ah pasado?.

Tantas preguntas pasaban por mi cabeza.

Esta chica iba hacer mi salvación, iba hacer mi razón para vivir.

Solo nos teníamos uno al otro.

Ella y yo, yo  y ella.

Recuerdo el momento en el que me la encontré ahí, tirada en la calle, como un perro abandonado, ¿Qué ser en susano juicio le haría eso a una cría de catorce años?

Mi deber era cuidarla.

Cuando me miro con esos ojos inchados,y llenos de lágrimas, se me callo el corazón a pedazos, haciéndome recordar a mi mismo hace unos años,  cuando me escape de casa, haciéndome recordar a los malos momentos, a los varios intentos de suicidios, a lo mal que lo pase.

Yo no quería que nadie pasara por eso, y ella no era una excepción.

-Hey Nicole, ¿Qué tal si vamos a dar una vuelta?.-La dulce voz de Edward me saco de mis pensamientos, alce la vista para verlo a el, con su perfecta sonrisa.

-No estaría mal, me preparo y estoy lista en 10 minutos.-cuando vi que se marchaba, empecé a rebuscar entre todo mi ropa eligiendo unos vaqueros una blusa y unas vans negras.

Me vesti,me maquille, cogí mi cámara y el móvil,  hice rumbo hacia el salón donde Edward me estaba esperando.

-Ow, demasiado guapa para la ocasión.-

Una pequeña y a al vez grande sonrisa pintaba mi rostro.

-Tu tampoco estas mal ,eh.-

Mientras se reír, cogía las llaves haciéndome una señal para que saliera de casa.

Una vez en el coche, encendiendo la radio, me distraje mirando el paisaje ,como los arboles pasaban tan rápido ,y se esfumaban en mi vista.

Me sentía bien, cómoda, me sentía feliz.

-Ya estamos aquí.-

Me fije en donde me había traído.

Era un lugar precioso, un pequeño descampado con una fábrica abandonada.

Abrí la puerta, haciendo que el frio me golpeara como un puñetazo en la cara.

-¿Tienes frio?, ten.-

No me dio tiempo a responder, antes de que me diera su cazadora.

-Gracias…-

-No hay de qué.-

Saqué la cámara y empecé hacer maravillas, el paisaje era precioso.

Estaba tan metida haciendo fotos, que no me di cuenta que Edward estaba a unos pasos de mi, mirando con adoración.

Unos brazos me cogieron por sorpresa.

-Hey, no te asustes soy yo, a ver las fotos, si me permites, claro.-

Riendo, le di mi cámara.

-Eres real mente buena, vales para esto.-

-Gracias, en un futuro me gustaría dedicarme a esto.-

Un silencio cayó entre nosotros, un silencio cómodo. Estábamos los dos sentados en la pequeña colina mirando a saber donde.

La imagen de mi madre atacó mi mente, no quería pensar en ella, ahora solo quería pensar en mi presente, y en lo feliz que era una vez por todas.

La vida me estaba dando todo lo que una vez eché de menos.