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Tirada en la cama. Mirando el techo. Contando cada una de las estrellas que estaban dibujadas en éste. Ahí estaba Camila. Aburrida, sin saber qué hacer.
Lauren se había ido sin ella porque al parecer hoy tenía exámen y ella sólo era una distracción para Lauren en el momento de los exámenes.

—Bien señorita Jauregui... El resultado de su exámen es una D.

Camila sintió cómo un escalofrío recorría su cuerpo con tan sólo recordar la mirada que la ojiverde le había dedicado ese día. Durante todo ese día no le dirigió la palabra, por lo que todo ese día Camila se sintió bastante triste.

Cuando Lauren no estaba, Camila se sentía mal o se aburría demasiado rápido a pesar de tener cosas con las cuales distraerse o entretenerse.
Había una televisión, tenía su cuaderno para dibujar, habían libros, los cuales Lauren ya le había leído cada uno de ellos en menos de dos semanas, ¡en menos de dos semanas! Camila trataba de leer, pero a veces no identificaba las letras.

—Lolo..., ¿cuál es esta letra? —Apuntó una "G" que estaba en el título del cuento. Así es, Lauren hasta había comprado libros infantiles para Camila.

—Es la G de gato, Camila —Aclaró las dudas de la ojimarrón.

Yo quiero un gato.

—Camz...

Aunque obviamente siempre se desviaban del tema y es por eso que Camila nunca aprendía nada. No obstante de pronto le venían ideas a la cabeza.

Pensó por unos momentos en prender la televisión de Lauren, pero no había nada entretenido en ésta, por un lado miró la consola de videojuegos que estaba conectada a la televisión.

—Recuerda, Camz, la playstation está prohibida. Nadie puede tocarla mas que yo, así que mantén tus hermosos y “delicados” dedos lejos de ella.

Aunque claramente Camila sabía que Lauren no quería que la estropeara, porque así era Camila, cosa que tocaba, cosa que estropeaba. Aún así Lauren le prestaba la televisión (porque tenía garantía de tres años).

—¡Estoy aburrida! —Exclamó a todo pulmón. No podía perder nada, nadie la escuchaba. Sintió el cómo su estómago gruñó. No sabía porqué lo hacía, pero lo hacía, y eso realmente le molestaba a Camila—¡Y enojada!—Agregó poniéndose de pie para colocarse sus zapatos.
Mirando el cómo su gran saco beige cubría todo su cuerpo, excepto de los muslos para abajo.

Lo peor es que... Camila no sabía cuál era su aspecto. No sabía cómo era, no sabía, ya que no podía siquiera verse en el reflejo de las ventanas, en el reflejo del agua, mucho menos en el reflejo de un espejo, pero eso le dejaba de importar cuando Lauren le decía que era hermosa.

—Lauren... ¿cómo soy?

—Molesta, infantil, mimada, y...

—¡Yo digo de cómo me miro! —Protestó molesta por los comentarios de Lauren.

—Y bastante delicada.—Añadió.

Camila le miró con seriedad, ya que estaba hablando en serio.

—Ah... —Sonrió— Dejando de lado lo anterior; eres hermosa... y perfecta.

Sonriendo al recordar las palabras de la ojiverde. Miró la puerta de la habitación, deseando que ésta estuviera abierta.
Trató de girar la perilla, pero en efecto, ésta estaba cerrada bajo llave.
No sabía qué hacer, estaba comenzando a sentir ansiedad. Fue cuando sintió una brisa de aire pegar contra su cuerpo, sintiendo frío al instante. Se dió la media vuelta y miró la ventana de la habitación de Lauren, la ventana que a veces era su escapatoria de su aburrimiento ahora estaba abierta.

Camila lo pensó por un momento pero las palabras de Lauren vinieron a su mente.

—Y por nada del mundo, Camila, por nada del mundo salgas de mi habitación, por favor.

Pero Camila quería todo del mundo. Quería conocer cada una de las cosas que había en éste.
Mirando a través de la ventana cómo la señora D' Jáuregui regaba las plantas que estaban en el patio delantero.
A veces Lauren también tenía la costumbre de regar las plantas y flores, y a Camila le gustaba acompañarla a hacerlo, ya que Lauren comenzaba a contarle el cómo las plantas también se comportaban cómo los humanos, el cómo su desenvolvimiento y su estado tenía que ver mucho con su alrededor y el cómo las trataban.

—Algún día plantaré rosas en este jardín y serán hermosas...

—Sí mamá, me fue muy bien —Se escuchó desde el primer piso.

Nerviosa, miró a su alrededor, sintiendo sus manos temblar, pasó saliva y en lo primero que pensó fue en esconderse. Genial, esconderse, la mejor idea que podía tener.
Rápidamente se metió debajo de la cama de Lauren.
Escuchó el cómo la llave era introducida en la perilla de la puerta.

—Camz, te traje algo... —Dijo dejando las cosas encima de su escritorio.
Extrañada, Lauren comenzó a buscar con su vista a Camila.

—Mierda, Camz, ¿¡Camz!? Oh no, en dónde mierda te metiste...—Comenzó a buscar en su armario, pero nada.
De pronto miró la ventana de su habitación, temiendo lo peor.
—Carajo, Camz... Dios, seguro se salió por la ventana... ¡Maldita sea!

Sintió el cómo un nudo se formaba en su garganta.

—“¿Y si desapareció? —Pensó Lauren— y si simplemente se esfumó así como llegó”

Escuchó el cómo movieron la bolsa, dándose inmediatamente la media vuelta, miró el cómo la chica estaba revisando las cosas que había dentro de ésta, sintiendo el cómo el alma le regresaba al cuerpo.

—¿Qué me trajiste, Lauren?

—¿En dónde estabas? —Inquirió y Camila apuntó a la cama.

—Estaba debajo. Quise salir en cuanto llegaste, pero no sé porqué no pude salir tan rápido como me metí.

—No vuelvas a esconderte, Camz, por favor, te lo pido..., no —Negó con la cabeza—, no te lo pido, te lo ruego.

Se había acostumbrado tanto a ella, que ya no se imaginaba un mundo sin ella.



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Como vieron, ahora el capítulo fue más largo jsjsjs. Poco a poco me iré centrando en la historia, así que sean pacientes que tal vez esta historia sea un poquito larga.

Gracias por su apoyo jsjsjs

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You're in my head; CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora