Un Desencanto Encantador

Capítulo IV

Son las 9:18 de la noche y el ambiente en el BlueBerry comienza a prenderse a pesar de estar a mitad de semana, sentado en la barra mira a su alrededor esperando a que alguien se presente como su siguiente clienta, no puede evitar ver de reojo a unas adolescentes entre los 16 a 20 años con viejos de 50 a 70, le causa asco y repulsión ver como alguien puede vender su cuerpo con tal de obtener dinero o cosas materiales, pero sobre todo, le causa asco saber que el es igual, se está vendiendo por dinero, habla consigo mismo buscando algún consuelo que no le haga sentir mal y entonces se dice que al menos el lo hace por ayudar a quién le dio la vida.

— Oye tú ¿Compras o vendes? – dice una voz femenina detrás suyo, no la vio venir.
— ¿Qué? – se voltea y ve ante él a una mujer como de 35 años, parece haberla visto antes pero no sabe dónde.
— ¿Qué si compras o vendes? ¿No eres gigoló?
Al fin, una cliente, parece que le está yendo bien a pesar de ser un novato.
— Si… vendo, me vendo.
— Más te vale no ser un novato cualquiera, anda vamos a mi casa.

Con desconfianza y un poco de cautela sigue a la mujer, lleva un vestido corto de color uva el cual remarca más las líneas de su cuerpo, le parece extraño que una mujer con esa figura tenga que recurrir a pagar por sexo, cosas muy curiosas pero que a fin de cuentas no deben importar, en este mundo solo hay 2 cosas que realmente deberían preocupar; satisfacer al cliente y el dinero.

A estado tratando de encontrar a Dominic durante todo el día pero no lo a logrado, tras una pequeña búsqueda da con su casa, son las 6 de la tarde y el sol ya a entrado en crepúsculo, le fue difícil ya que no recordaba si la calle era rosales o del rosal, tampoco recuerda si el número de su casa era 37 o 17, le llama la atención que afuera, en las escaleras de la entrada este una chica, piel blanca y con el cabello totalmente negro, casi ébano, tiene una mochila en la espalda por lo que deduce que se trata de una estudiante, ella lo mira acercarse, se asusta un poco.

— ¿No sabes si esta es la casa de Dominic? – le pregunta tratando de ser lo más amable posible, sonríe.
— ¿Lo conoces?
— Si, somos compañeros de trabajo.
— ¿Trabajas con el en el café? – se levanta entusiasmada.
— Algo así ¿Tú quién eres? – pregunta extrañado.
— Marlen, mucho gusto – extiende su mano para saludarle – la novia de Dominic.
— Ah vale, no sabía quién eras, o sea si me dijo que tenía novia pero no recordaba su nombre.
— No te preocupes, ¿Dónde esta mi novio?
— No sé, lo vine a buscar porque hoy no lo vi en el trabajo y …
— ¿no sabes dónde está?
— No me contesta el teléfono así que no, bueno me tengo que ir, gusto en conocerte.

Se dio media vuelta y camino hacia su coche, conforme avanzaba, Marlen le pedía de favor que si sabía algo de Dominic le dijera que le marcará, el se limitó a levantar para decir que si.
Cuando Marlen vio a Óscar partir se dio cuenta de que no le había preguntado el nombre y que nunca lo había visto antes, es más, ni siquiera en el café, eso le pareció extraño y más aún porque Dominic había dicho que quería estar solo, si era verdad eso que le dijo entonces tenía que estar en su cuarto, encerrado y aislado del mundo, gritó su nombre varias veces pero nadie respondió, toco la puerta nuevamente y no obtuvo más respuesta que el silencio, dentro de la casa, Vladimir está en el suelo de su habitación, borracho e inconsciente, no parecía que podría levantarse hasta el día siguiente.
Marlen sujeta el picaporte y abre la puerta principal, no lo había hecho antes por temor a que Vladimir se enojara, hubiera tenido motivo para hacerlo.

Un olor a alcohol casi le rompe la nariz, cierra la puerta y en el suelo ve varias botellas de cerveza, como si fuesen un fantasma comienza a recorrer la casa, cuando entra a la cocina ve varios trastes tirados en la mesa, tarja, estufa, el estado de la estufa es deplorable, comienza a buscar jabón para trastes y de a poco comienza a lavar los platos, vasos y a limpiar la cocina, no puede dejar que su novio tenga su casa en esa clase de condiciones.