« 1 »

1.6K 57 5
                                    

Stephanie Hwang, una joven común norteamericana con 20 años recién cumplidos, con una perfecta vida; su puntuación en la universidad tal vez era de las mejores y además con dos padres que podrían darle lo necesario sin problema, ella se sentía casi realizada sí no fuera por ser fanática del romance. A veces cuando los deberes dejaban de ser un problema ella se sentaba frente al televisor de su habitación y podía ver hasta 6 capítulos de dramas consecutivos. Las novelas de romance eran su pasa tiempo favorito aún sabiendo el daño que podría causarle el soñar con un amor perfecto. Estaba consciente de que las cosas en la vida real funcionaban de una forma un poco diferente, o tal vez muy diferente. Aún así ella podía pasarse horas ahí sí es que no había cosas que hacer como salir con sus padres o ir a la universidad, y no es que no saliera con amigos es solo que los que tenían eran escasos y salir en la universidad era más por estudio que por interés, estudiar la universidad era estresante por el exceso de trabajo.

Sí no se suicidaba antes, claro que lograría graduarse.

Después de salir de la universidad se dirigía a la estación del metro, sus padres no tenían el tiempo para ir por ella, en las mañanas podía contar con su padre que con su auto la dejaba en la puerta de la universidad pero a la salida no era así. Pronto había aprendido a ir por sí sola y aunque fue difícil, el sentirse independiente por primera vez le hacía sentir bien con ella misma. Sabía los peligros por lo que casi siempre corría de aquí para allá con las precauciones necesarias.

Ya estando en el metro notó que no había muchas personas ahí pero trató de no tomar mucha importancia a ese hecho hasta que vio un rostro conocido. Al lado de un señor que fácil pasaba de los 35 años se encontraba una joven que siempre coincidía con ella a la hora de tomar el metro; se alegró de no ser la única joven ahí.

Phanie supuso que tendría su edad o tal vez era menor pero además de eso siempre pensó que era hermosa. Ella siempre sabía admitir cuando una mujer era hermosa, lo hacía porque nunca se perdía de esos desfiles de moda en tv, ella podía diferenciar la belleza de la mujer.
Cabía resaltar que no es lesbiana ni nada por el estilo pero tampoco tenía nada en contra de ellas, una amiga suya lo era, pero en su caso era por ser una mujer interesada en ese mundo de la moda, sabía de sobra que en ese lugar hay miles de modelos hermosas.

Cuando era pequeña ese era su sueño, pensó que tal vez sería una modelo pero esa idea la desechó el día que notó que no crecía, su estatura fallaba con los requisitos.

Su sueño ya estaba más que muerto y superado.

Por primera vez conectó con la mirada de la joven desconocida que rápidamente desvió la mirada al notar la coincidencia, volvió a lo que parecía ser su móvil haciendo fruncir su ceño y no es que le molestara es solo que la bajita de cabellos rubios parecía avergonzada y eso le hizo sonreír con extrañeza, jamás ninguna chica se había puesto así al verla.

Tal vez era tímida, pensó.

Al llegar a casa su madre se encontraba en el salón de estar, las luces estaban apagadas, solo podía ver una lámpara que iluminaba al lado del sofá donde su madre la esperaba.

— ¿Mamá? Creí que dormías.

— Sabes que siempre te espero ¿qué tal las clases?

Stephanie dejó su bolso en el cual cargaba algunos libros que había tomado prestados de la biblioteca de su universidad para hacer un ensayo que le habían pedido, se dejó caer justo donde su madre. Recostó la cabeza en el regazo de ésta y mientras su madre acariciaba su cabello castaño y con peculiares luces rubias en las puntas que había teñido desde que había entrado a esa universidad miró a su mamá con un puchero.

— Horrible, quiero unas vacaciones con desesperación. — La señora se echó a reír negando casi al instante.

— Debe ser agotador para mi niña.

¿DESTINO? [ TAENY ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora