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— ¿Jess? ¿Qué haces aquí?

La chica se encontraba en la puerta de su casa a las 7 de la mañana en punto con una brillante sonrisa y Phanie aún en pijama no entendía el porqué de su presencia.

— Es día de universidad y te llevaré en mi auto para que ahorres dinero.

Phanie puso los ojos en blanco, sabía las intenciones de la chica por lo que negó y la dejó pasar.

— Me cambiaré rápido. — Le avisó yendo a su habitación arrastrándose, seguramente no habría mucha diferencia entre un zombie y ella.

Hubo mucho silencio de camino a la universidad pero gracias a Jess hubo al menos algunas palabras, ella no dejaba de contarle sobre ella y Yuri, sobre todo de lo que se había perdido. Phanie sabía cómo se veía para ella, tal vez se veía como una chica traumada que necesitaba un psicólogo de inmediato, y de hecho a veces ella también lo creía pero lo que realmente necesitaba era poder ver a la rub... ¡No! A TaeYeon, ese era su nombre y jamás lo olvidaría.

Las cosas se habían arreglado en la universidad, su secuestro fue la excusa suficiente para aprobarla sin problema aunque ahora tenía más atención, haber salido en televisión la había convertido en toda una celebridad, las personas la saludaban y sabían su nombre. Phanie realmente no sabía qué pensar.

Oh y desde ese momento Jess jamás la dejó sola. Todas las mañanas llegaba puntual y a la salida la arrastraba a su auto, tenía transporte gratis ¿Yupi?

— Hora de llevarte a casa ¿Vemos una película? — Jessica estaba más que dispuesta a llevarla a casa, habían pasado dos semanas de idas y venidas en su auto y en cada viaje no podía dejar de apartar la imagen de la rubia.

Ese era su límite.

— No, tomaré el metro, pero gracias Jess. Nos vemos mañana. — Sin más se despidió dándose la vuelta y a zancadas se alejó de su mejor amiga que no tardó en alcanzarla como era de esperarse.

— Bueno bueno, igual tengo mucho sin ir en metro.

Phanie se detuvo mirando a la chica incrédula.

— ¿Tú no eras la que decía que jamás subiría a un mugroso lugar como ese?

— Bueno. — Phanie alzaba la ceja aún sin creerlo, todo era una farsa. — Es que, quiero intentar algo nuevo.

— ¿Tienes miedo a que me secuestren otra vez?

— No.

— ¿Entonces que es?

— Quiero estar contigo.

— Pues yo quiero descansar Jess, sólo quiero dormir.

— Pues yo te llevo y me iré rápido.

La chica estaba agotada de seguir insistiendo en algo que estaba en todo su derecho, ella podía elegir su transporte sin que le cuestione nadie al respecto. Después de todo los que podían cuestionar el acto ya murieron.

— No me sigas Jess.

Le dolía dejarla cuando la otra sólo estaba preocupada pero no tenía opción si deseaba tanto volver a ver a TaeYeon. Solo una vez y ya.

Más sin embargo al entrar al vagón había pocas personas pero ninguna era ella. Derrotada se dejó caer en uno de los asientos esperando llegar a la siguiente estación.

Y así pasaron los días, TaeYeon no volvió a tomar la misma ruta.

Stephanie pensó que había dejado de usar el metro de transporte para evitarla pero ¿Seguiría viviendo ahí?

La pregunta vagaba por su mente sin descanso a la vez que se reprochaba a sí misma por no poder dar vuelta a la página.

Stephanie sabía que llegaría el día en que en lugar de seguir con su solitaria vida se dirigiría miserablemente a la casa de su secuestradora. Ella eligió el día; después de graduarse de la universidad. Sonaba como el día perfecto para morir sí es que era asesinada o algo por el estilo ya que al concluir con sus estudios había hecho lo que sus padres querían para ella, y por más que ellos dijeran que eso era todo lo iba a necesitar en un futuro, sí ahora mismo mencionara todo lo que necesitaba para seguir se burlarían de ella.

Ese día en lugar de ser un día luminoso el cielo estaba repleto de nubes que se teñían más oscuras conforme el tiempo pasaba. Hubo un discurso y a todo el mundo se les entregó sus papeles y diplomas, sólo un día común para graduarse.

— ¿Te veo en el salón de fiestas? Yuri quiere mostrarme algo antes de ir.

Para su amiga cada día era mejor, después de graduarse su novia estaba apunto de pedirle matrimonio. No podía estar más feliz por ella, Yuri le había contado en secreto para que no se le ocurriera arruinar el plan así que sin problemas la dejó ir observando la espalda de su mejor amiga alejarse. Tal vez sería la última vez que la vería.

Jaló un poco de oxígeno para luego tomar un taxi como sí para eso se necesitara el valor, ésta vez ya no se dirigía a casa para seguir con su tediosa vida. Iría a ver a TaeYeon y no sabía porque eso le emocionaba, seguro ya había perdido el miedo a la muerte.

El lugar resultaba familiar, al salir del taxi y ante una mirada extraña lanzada por el taxista caminó por las terribles calles de ese lugar. Se burló de sí misma ya que jamás se imaginó ir por su cuenta a un sitio como ese.

Las calles vacías y llenas de basura, tan descuidas. Alguno que otro indigente y todos ellos la miraban sin cansancio, seguro parecía un alien para ellos.

El edificio estaba frente a sus ojos pero no se atrevió a subir ni un piso, ella golpeó la primer puerta que se encontró con intenciones de preguntar primero sí ella seguía viviendo ahí. Seguro ahí vivía algún portero o algo así. Alguien debía cuidar el edificio.

— Buenas tardes. — Saludó amigable la pequeña Phanie, sonriendo al señor mayor que le miraba con desconfianza. — Eh, disculpe. ¿Usted sabe sí TaeYeon sigue viviendo en el último departamento?

— Yo, no quiero problemas. Esa mujer se mudó hace semanas, no sé nada de ella, no la conozco. — Entonces todo se vino abajo, jamás pensó sentir tanto dolor por palabras de un desconocido.

— ¿E... Está seguro de que la joven del último departamento ya no vive ahí? Yo soy su amiga. — Mintió un poco sosteniendo una sonrisa que ni ella misma podría creerse.

— Muy seguro, no la conozco, solo le renté el departamento y eso fue todo.

Sin tiempo de réplicas el hombre mayor que seguro pasaba de los 50 años cerró la puerta en su cara. Un acto que trajo consigo un extraño déjà vu de aquella noche cuando TaeYeon había llegado al departamento ensangrentada, sonrió sin ocultar su pena.

— Quisiera volver a ese día.

Ella no debía ser tan negativa, tal vez sí subía ella le abriría la puerta. Con un pequeño rayo de esperanza se dirigió a las escaleras las cuales subió casi corriendo y justo cuando reconoció la puerta la golpeó sin pensárselo mucho, que pase lo que tenga que pasar.

Un hombre calvo y con una barba larga descuidada y canosa la recibió interrogante.

— Eh, ¿aquí vive TaeYeon?

— No. Me acabo de mudar. — Phanie soltó un par de lágrimas más luego de escuchar aquello, las palabras dolían pero no sabía porque TaeYeon podía llegar a afectarle tanto sí jamás le demostró ni una pizca de cariño.

— Claro, gracias. — Asintió al señor que parecía bastante perdido.

Ella se fue derrotada de ahí, ¿Pero realmente que podía esperar? ¿Que una rubia le recibiera con una sonrisa diciéndole que la amaba tanto como ella lo hacía...? ¿Realmente pensó eso?

Salió del edificio destrozada emocionalmente.

Una gota, otra gota cayendo sobre su rostro y al mirar al oscuro cielo una tormenta cayó sobre ella. Al menos sus lágrimas usarían eso como camuflaje.

Era el día perfecto para una tormenta.

¿DESTINO? [ TAENY ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora