Tierra firme

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Los días pasaron rápidamente, el amanecer había llegado y con ellos la vista constante de océano infinito paso a ser un paisaje diferente. La ciudad se alzaba a lo lejos iluminada con los primeros destellos matutinos.

A pesar de ser algo increíble de observar solo Hajime era capaz de hacerlo, era de madrugada y todos dormían plácidamente, se quedó en silencio contemplando su nuevo "hogar". Extrañaría el barco, el frescor en su cara y la sensación de libertad que le otorgaba.

Hinata sonrió y se quedó en su habitación, lavo su cara y se quedó sentado en su cama observando la nada algunos momentos. Era algo normal desde que poseía el talento de análisis y la nueva situación de llegar a tierra firme despertaba en él varias incógnitas, una de ellas era respecto al peli-blanco y su suerte.

Frunció el ceño preguntándose a sí mismo si es que serían capaces de adaptarse a lo que vendría, en el fondo sabía que sí, pero le inquietaba lo que haría respecto a Komaeda.

Era cierto que le dijo que se encargaría de su talento, y la única opción que Izuru le había otorgado implicaba que controlará y equilibrará dicha suerte mediante sus propias acciones. Cosa que en resumidas cuentas significaba, herir al albino o a personas cercanas a él, para que cosas buenas llegarán a cambio.

No se trataba simplemente de hacer acciones irrelevantes como robar sus zapatos o hacerlo tropezar, si sus hipótesis eran correctas, el talento y tipo de suerte que Nagito poseía no era como el suyo. Se manejaba de forma cíclica, algo muy malo traería consigo algo muy bueno. Por no decir que si subestimaba su suerte las cosas podrían terminar muy mal...

¿Qué opciones tenía además de la de Izuru? ¿Dejar todo fluir?

Entendía que lo que le había dicho a Nagito era importante, pero justo ahora no sabía ni por donde empezar. Tal vez dejar las cosas fluir era lo más conveniente... después de todo también había otro factor importante en la ecuación y este factor era el mismo Nagito Komaeda.

Aún eran teorías y no tenía suficientes pruebas para saber que era verdad, sin embargo, no podía descartar las posibilidades. La primera teoría consistía en que la suerte del chico era absolutamente fortuita y caprichosa, actuando cuando y como quisiera. Si esto era cierto la idea de Izuru era la mejor opción, aunque no la favorita para Hajime.

La otra era que, de alguna forma directa o indirecta, Nagito atrajera o produjera su propia suerte sin notarlo. No era más probable que la otra, de hecho, Hajime aún tenía sus dudas, si consideraba lo rara que fue la muerte de los padres del chico se inclinaba más por la primera opción. Aun así, antes de tomar la decisión de intervenir, prefería descartar alguna de sus teorías.

"Y para que esto pueda darse... debo mentirle".

Mentir respecto a que se haría cargo de su suerte, solo le quedaba dejar que esta fluya y esperar. Estaba inseguro y no se sentía muy bien con la idea de engañar al albino... pero era la mejor opción.

Si le decía eso, Komaeda se sentiría seguro e intentaría acercarse a otros, su miedo descendería, a su vez podría servir para constatar si Nagito era quien sin saberlo atrae o crea su propia suerte. Tenía mucho por ganar y también por perder. Si se equivocaba los resultados serían desastrosos y su mentira saldría a la luz... además su amigo podría dejar de confiar en él.

"Dios porque esto tiene que ser tan complicado, tan solo quería ayudarlo".

Cerró los ojos preguntándose a sí mismo si todo ese asunto valdría la pena, no es como que sintiera que debiera hacer mucho, pero la ansiedad lo carcomía y para colmo no tenía mejores respuestas ni de su propio "otro yo".

Un motivo para vivir (Hinakoma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora