Tarde

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El video en cuestión, recomiendo que lo vean al final del cap.

Los minutos pasaron en una sensación que a los dos jóvenes encerrados les parecieron durar horas. Kotoko no estaba dispuesta a irse hasta que el chico reaccionará o tuviera fuerzas para moverse, simplemente no deseaba dejarlo en tan pobre estado y era obvio que por la altura de la reja no llegaría a escapar por su cuenta incluso si así lo quisiera.

Komaeda no se movía de su posición, sus ojos estaban cerrados, recostado en un charco de sangre y respirando con dificultad, para la niña de rosa dormirse no era una opción. Temía que si lo hacía despertará con su compañero muerto.

Había destrozado parte de sus mangas y una sábana vieja para intentar detener la hemorragia vendando sus piernas y torso, pero no duraría por mucho, necesitaría ayuda médica cuanto antes.

Se quedó sentada observando el destornillador en su mano, tampoco podría mover a Nagito así , ¿estaría bien si pedía ayuda? ¿O llegaría tarde? Su mente estaba en confusión y respiro con profundidad intentando recomponerse como lo había hecho ya tantas veces en el pasado.

Nagito moriría si ella no hacía nada. Sus opciones no eran muchas y si el talento del chico era real, podría tener una chance. El problema era llegar hasta allí.

Miro a su alrededor percibiendo una destrozada cama de madera, un lavamanos y un viejo inodoro en desuso. Estaba casi segura que por la humedad del lugar eso había de ser un baño antiguamente, simplemente agregaron la cama.

Se acercó a está y usando toda la fuerza posible empezó a moverla lo suficientemente cerca de la reja para darle un poco más de altura. Tuvo que hacer equilibrio sobre la cabecera en puntas de pie para llegar a los oxidados tornillos. En su mente temía que alguien viniera y la descubriera por lo que se dio prisa en usar la herramienta y abrir su vía de escape.

Quito la reja del conducto de aire, sintiendo como el polvo entraba en sus fosas nasales, posiblemente hubiera ratas allí dentro, pero era lo de menos. Apoyo los antebrazos en aquel conducto y dio un salto impulsándose con el cuerpo hacia adelante.

De ser más alta y menos ágil eso hubiera sido tarea imposible. Notando que apenas cabía en el conducto supo que tal vez Komaeda ni siquiera planeaba huir por allí en primer lugar.

Utsugi se arrastró con su cuerpo buscando una salida entre los conductos de aire, oyendo chillidos de ratas que huían al verla. Llevaba el destornillador entre los dientes por si acaso era necesario en otra ocasión. Así estuvo al menos unos varios minutos hasta que dio con un poco de luz.

Aquel conducto guiaba al exterior, con otra reja interponiéndose en su camino. Paso sus manos entre los barrotes buscando tornillos a base del tacto y utilizando la herramienta con cuidado de no tirarla. Cuando finalmente logró su cometido empujo aquella reja observando el exterior.

La calle, las farolas, el cielo que mostraba las primeras luces del amanecer. Nunca sintió tanta felicidad de ver algo tan cotidiano en su vida. Se arrastró cayendo al suelo, sin importarle mucho comenzó a correr en busca de alguien que pudiera ayudarla. Rezando internamente para que nadie la viera escapar o para que nadie descubriera que había huido.

Corrió tanto como sus pies le permitieron, buscando una estación de policía o una persona que pudiera ayudarle, así fue hasta que alguien la tomo del brazo abruptamente. Chillo intentando liberarse, pero calló al instante al observar los ojos multicolor de aquel muchacho de cabello castaño. Su mirada era seria y la perturbo por unos segundos hasta que empezó a darle golpes.

_Cálmate de una vez. ¿Eres tu Utsugi Kotoko?

Una vez dicho esto, la joven vio como otras personas se acercaban, no sabía si responderle o no. No sabía de qué bando estaban.

Un motivo para vivir (Hinakoma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora