Mi propia esperanza

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Komaeda descansaba en su cuarto junto con Nozomi luego del estresante episodio ocurrido en el interrogatorio. La idea de llevarlo a un terapeuta había rondado en la mente de Hinata por mucho tiempo, pero llevarla a cabo luego de dicha situación era lo más recomendable en ese momento.

La cachorra se acurrucaba contra su dueño lamiendo su mejilla de vez en cuando, logrando que el albino se removiera en sueños.

Hinata lo dejo descansar y se dirigió a la planta baja del hotel para comentarle lo sucedido a sus compañeros. Ante la escena relatada todos parecían estar de acuerdo con lo de la terapia, aunque aún se mantenían inquietos por la idea de tener tal peligrosa organización tras ellos cazándolos

_Al menos Komaeda se vengó de ese maldito.

Kuzuryu parecía estar bien con ello, Hinata suponía que aunque no lo admitiera del todo, era el que más se preocupaba por los demás.

_ ¿A-así que lo llevarán a t-terapia? _ Mikan habló.

_ Sería lo más conveniente.

_ ¿Y qué pasará con la organización? _Sonia preguntó.

_ Naegi, Kirigiri y Togami seguirán buscando pistas. Es extraño, pero aún no sabemos cómo es que hacen para escapar y estar tantos pasos delante de nosotros.

_ ¿Qué tal si se trata de un topo? _El impostor comentó pensativo.

_ ¿Un topo? _ Mahiru se mostró inquieta.

_ No sería tan extraño de suponer que se trate de eso. Informaré a Kirigiri sobre esa posibilidad luego de analizar los detalles de los últimos eventos.

_ ¿Q-qué pasará con K-Komaeda? _ Mikan estaba bastante preocupada por el chico desde que su salud era tan frágil.

_Estará bien si no recibe estímulos traumáticos o fuertes, necesitará descansar por ahora.

Hinata tomó el teléfono y marco a Kirigiri, si había un traidor entre ellos, lo mejor era que lo supusieran cuanto antes para encontrarlo rápidamente.

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_Hagakure quita tu trasero de mi vista.

_ Hey Togami te gustaría comprar un...

_POR DIOS NO, ALEJA ESAS COSAS DE MÍ.

El rubio suspiró molesto, al ver al mayor corretear de un lado a otro con una caja de muñecos de perritos con cabezas móviles, intentando venderlos por extravagantes sumas de dinero. No había conseguido tener mucho éxito, pero logro que al menos Kirigiri y Naegi tomarán una como obsequio a cambio de no echarlo a patadas de las oficinas como hacía ahora el heredero definitivo.

Asahina discutía con varios guardias por no permitirle ir a la piscina debido a la remodelación del edificio, mientras que Kirigiri caminaba junto con Naegi analizando las palabras que Hinata le había comunicado.

Iban directo a los archivos oficiales de la fundación para saber de algún miembro que pudiera ser sospechoso. Alguien los estaba espiando, no había forma que pudieran escabullirse como cucarachas con tanta facilidad, por no decir que los miembros capturados eran simples cadetes que no recibían tanta información como les gustaría. Sin duda todo esto era obra de los cabecillas del grupo.

_ ¿R-realmente crees que haya un traidor?

_ Lo dudo, pero de ser así tendremos que ser aún más cuidadosos, Naegi.

Togami se unió a la conversación con una mueca de fastidio.

_ Todo esto es un verdadero desastre, debieron dejarme a mí controlar a los nuevos trabajadores, el topo podría ser cualquiera.

Un motivo para vivir (Hinakoma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora