Capítulo 18: "El helado de la idea"

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Narra Casey

Me fui a casa y no podía dejar de pensar en todo lo que acababa de pasar. Dios, pobre chica. Si me pasara a mi no sé que haría, la verdad.

Quiero ayudarla pero no sé cómo. Además, ¿Quién me iba a ayudar?

Solo yo sé que Sophia es la culpable de todo esto, y creo que yo sola contra ella sería imposible ganar.

Si Annie contara todo lo que me dijo, sería todo más fácil y no habría problemas, ya que se sabría que es Sophia la culpable, pero con todo esto Annie es incapaz de hablar.
La pobre está tan traumatizada, que sigo sin creer que me lo haya contado a mi.

Además la gente tampoco es que sea de gran ayuda, muchos idiotas siguen burlándose de ella, otros prefieren no colaborar con eso porque les da lástima pero aún así la miran raro cada vez que pasa. La verdad no entiendo por qué lo hacen, no han pensado en cómo se sentirían si les ocurriera lo mismo.

Le daré algo de tiempo, estar pasando por todo esto no es nada fácil, pensaré por el resto de la tarde qué hacer.

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El sonido de la bocina de un carro me hizo despertar de golpe de mi profundo sueño. Mire hacia las ventanas y todo estaba oscuro. ¿Ya era de noche?

Me giré rápidamente cuando el timbre sonó por segunda vez. Supongo que papá no estará en casa, como rara cosa, así que tendré que abrir yo.

Bajé las escaleras lo más rápido que pude. Joder, lo que más odio es tener que bajar y subir estas escaleras, con las muletas no es nada fácil.

Al llegar abajo con mi velocidad de tortuga, miré por el rabillo del ojo y había un carro estacionado al frente de mi jardín. Sin embargo al abrir la puerta me sorprendió el hecho de no ver a nadie.

Salí afuera y dirigí la mirada hacia todos los lados posibles, no observé a nadie, así que pregunté. -¿Hola? ¿Hay alguien?

No sé ni para qué pregunto, es como las típicas películas de terror, cuando preguntan lo mismo, pff, como si el asesino les fuera a responder.

Me concentré en lo que pasaba y decidí entrar de nuevo a la casa ya de que daba un poco de miedo la situación. Pero justo antes de entrar alguien me sujetó el brazo e hizo que soltara un grito.

-¡Un poco más y me dejas sorda!. -Dijo Kyle haciendo muecas de dolor mientras tapaba sus oídos. -¿Cuál es tu problema?

Suspiré del alivio. -Disculpa, es que desde pequeña me enseñaron que cuando visito a alguien hay que tocar la puerta, ¡No aparecer de la nada y asustar a esa persona!

-¡Vamos, Doña aburrida, admite que fue divertido! No es para tanto. -Me decía mientras entraba a la casa y yo la seguía.

Kyle abre la nevera y hace una mueca de impresión. -¿Cómo puedes sobrevivir sin tener helado?

Solté una risa por lo inmadura que suele ser a veces, y le respondí. -Si buscas helado, será mejor que vayas a otra parte, porque aquí no hay.

Y al cabo de media hora, estabamos en una heladería, genial.

-Oye Kyle es tarde, no deberíamos estar a..

-¡Oh, menta, mi favorito!-Me interrumpió.

Kyle fue corriendo a pedir su helado, cuando se quedó embobada con el chico de la heladería. Oh no, aquí vamos de nuevo.

Era un chico rubio, alto, tenía pecas, labios carnosos, sus ojos eran una combinación entre verde y azul, y llevaba puesto el uniforme que se le marcaba exactamente a su cuerpo.

A decir verdad no estaba nada mal, pero no era mi tipo, mi corazón ya lo tenía una persona, aunque no le importe, pero bueno.

Decidí acercarme en vista de que Kyle no reaccionaba por el tal chico.
-¡Hola!, ¿Me darías un helado de menta y otro de chocolate? -Pregunté con una sonrisa mientras Kyle volvía al mundo real.

-¡Con gusto! -Dijo el chico lindo devolviendome la sonrisa.
Pude notar en la cara de Kyle cierta envidia por aquello que acababa de suceder.

Luego de tener nuestros helados, nos dirigimos a la mesa más cerca. Hubo un rato de silencio, volví a pensar en Annie y Sophia, aún sin saber qué hacer.
Creo que me sumergí tanto en mis pensamientos que Kyle se dio cuenta, así que decició romper el silencio.

-Y bien, ¿Qué ha pasado con ese tal Juan? -Me preguntó mientras comía su helado sabor a menta.

-¿Juan? -Pregunté.

-Digo, Jayden. Son tantos que se me olvidan. -Soltó una pequeña risa luego de dirigir su mirada al chico lindo.

-Últimamente, nada en especial. -Respondí con desinterés.

-¿No se han visto nisiquiera?. -Negué la cabeza. -¿Y qué pasó con tu objetivo? Quedan pocos meses, Casey. -Me dijo cuando acabó su helado mientras que el mío seguía estando intacto.

La verdad no lo había pensado, y si, quedaban pocos meses, de 6 ya había pasado 1, y no había logrado mucho que digamos.

-Ya lo sé, pero con la discusión de mi padre, el yeso, etc, ando desanimada con todo. -Y luego de decirle esto, me robó el helado y se lo empiezó a comer.

-Verás, amiga, deberías seguir luchando por lo que quieres sin dejar que nada se interponga. De eso se trata el amor. -Dijo viéndome mientras lamía la cuchara del helado. -¿No?

-¿Y qué pasa cuando sabes que tienes que hacer algo pero no puedes? -Pregunté sabiendo que ya no hablaba sobre Jayden, si no sobre Annie.

Kyle no pareció entender la indirecta y el cambio de tema, pero aún así me respondió. -Buscar alternativas.

Alternativas.. ¡Lo tengo! -Grité tan fuerte que hice que a Kyle se le cayera el helado.

-¡NO, MI HELADO NO! -Gritó mientras lo recogía.

No pude ver ni escuchar más porque me fui en un taxi deprisa hacia el instituto, sabía que era de noche, pero hay veces que algunos profesores se quedan hasta tarde, esperemos que hoy sea mi día de suerte.

Al llegar entré al instituto y empecé a caminar hacia la oficina del director lo más rápido que pude.

Cuando llegué a la oficina me sorprendió ver por la sombra que la luz estaba encedida y no había solo una persona, si no 3. 

Pero me sorprendió más aún al entrar ver quien eran aquellas personas sentadas frente al director.

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Holaa! Les mandamos muchos saludos y abrazos! Espero que les estén gustando los capítulos! ❤

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