El inicio

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Cuando nacemos, junto a nosotros nace un espíritu protector llamado Nahual, el cual es el encargado de ayudarnos para cumplir nuestro propósito en la vida. En el pasado se creía que solo cierta descendencia Maya podía tener este vínculo sagrado, para saber si una persona era portadora de estos seres, lo que hacían es que a los recién nacidos los sentaban dentro de un círculo de cenizas, esto se debía de hacer a media noche cuando las puertas al mundo espiritual se abren, y según la huella que apareciera en las cenizas esa sería la forma del Nahual que sería su compañero eterno, pero esta solo era la parte fácil para poder tener contacto con dicho ente el niño al cumplir 12 años era enviado a Calmécac , un colegio donde enseñaban a los jóvenes a desarrollar un estrecho lazo con el mundo espiritual y de esta forma poder materializar a sus nahuales.

Dan de once años, es un chico común y corriente que vive una vida tranquila en una Ciudad de un País Centroamericano, es de estatura normal para su edad, su cabello es negro y un poco desordenado, su piel es clara y tenia una nariz redondeada,  y sus ojos, sus ojos son de un café tan oscuros como la noche, es algo perezoso, tampoco es el chico más popular de su escuela, y como siempre hay un grandulón en este caso un chico llamado Brus que tiene una banda de amigos los cuales hacen los días de Dan un tanto difíciles de sobrellevar. Pero no todo es tan malo, él tiene una amiga llamada Lea, ellos se conocen desde pequeños, Lea es la encargada de defender a Dan de Brus y su pandilla. Este día después de clases Brus tenía a Dan contra la pared tomándole la camiseta del cuello, y pidiéndole dinero, pero el no se lo quería dar, justo en el momento en que Brus iba a golpear a Dan, Lea que se encontraba pasando por dicho lugar grito fuertemente..

-Sueltalo Brus - gritó con enojo la pequeña.

-¿Si? Y que me harás si no lo hago - exclamó Brus volteando a ver a su espalda.

Cuando se dio cuenta de la enorme piedra que tenía Lea y que con dificultad sostenía con sus manos sonrió un poco y dijo,

-Bueno creo que se me han quitado repentinamente las ganas de golpearte Dan, esto tendrá que esperar-

Brus se fue con los otros niños que con el estaban.

-¿Estas bien Dan? -exclamó con gran preocupación-

-Si, gracias no se que le he hecho-

-Hay personas que no tienes que hacerles nada para que te odien - Dijo Lea con cierta melancolía.

-ahora vamonos -

Salieron de la escuela y camino a sus respectivos hogares iban hablando de lo dificil que fue él día, Lea se quedó en su casa que estaba a pocas cuadras de allí, Dan que tampoco estaba muy lejos se tardó más en llegar a la suya. Él vive con sus abuelos ya que cuando era niño sus padres murieron en un accidente aéreo o eso le habían dicho sus abuelos.

Dan este año ha tenido sueños repetitivos con un ser que no puede distinguir ya que tiene un brillo muy fuerte, en el sueño este extraño personaje le dice que es hora, que el tiempo ha llegado y que falta poco para conocerlo. Dan le cuenta a su abuela la señora Doribell, que esta semana ha tenido el mismo sueño, la señora Doribell lo ve fijamente y le pregunta cómo ha sido este sueño y el chico le contesto

-Yo estoy en una colina, una colina muy alta, cuando de pronto escucho a mi espalda una voz que me dice, falta poco para conocerte-

La señora Doribell le pregunta.

-Has visto quien te dice eso-

-No, solo veo un brillo muy fuerte, pero no he podido ver quien me habla.-

Su abuela le dice no te preocupes Dan, levantándose del mueble y dirigiéndose hacia la cocina para prepararle algo de comer.

En el porche de la casa colgaba una jaula con un ave de nombre Navy, Dan tenía muchos años de vivir con sus abuelos, desde que tiene uso de razón, he increíblemente dicha ave no parecía que iba a morir pronto, también había un felino llamado Pergi un tanto perezoso y gruñón, que rondaba por toda la casa y siempre que podía miraba fijamente a Dan, lo cual a él no le gustaba mucho. A la señora Doribell le gustaban muchos los animales, ella a cuidado de todo tipo, y le comento al señor Robert su esposo el cual estaba sentado en un sillón de madera en el porche, que quería adoptar un canario.

-Doribell no te acuerdas del Tejón que siempre le mordía la pantorrilla al vecino, o el perro que le gustaba entrar a las casas y robar algo de ellas, ya estamos viejos además aquí tenemos a Pergi y Navy.-

-Tú sabes muy bien que ellos no son animales Robert-

Nahual - Espíritu ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora