El almacén se encontraba en silencio, las luces apagadas, ni siquiera Chanyeol se hallaba en la entrada, cuidando la guarida como el perro guardián que no es. Es gracioso pensar que el guardaespaldas de un lobo es un simple humano, algo que en otro momento la haría reír, ahora no lo encuentra gracioso. Se adentró en el lugar, enfocando la vista en todas las sombras del almacén. No se escuchaba ningún ruido, todo estaba tranquilo.
Bajó por las escaleras metálicas y reconoció la silueta de las estanterías y del único sofá de la estancia. Avanzó con desconfianza, no sabía para qué Jongin la necesita si no había nadie en el lugar. Caminó hasta la puerta que había descubierto con anterioridad cuando visitaba el lugar y no se tomó la molestia en llamar. El olor de Kyungsoo inundaba sus fosas nasales, él estaba aquí, estaba solo. Agazapado sobre el colchón en el suelo, diferenció la silueta del chico en la oscuridad.
—¡Ey! —exclamó para llamar su atención. No se movió—. ¿Te encuentras bien?
Avanzó sin recibir respuesta, no encendió la luz, no la necesita. Se agachó al lado del colchón y extendió indecisa la mano para zarandear suavemente el cuerpo del chico. Una oleada de calor abrasó sus dedos. Kyungsoo estaba ardiendo de fiebre.
Con prisa movió el cuerpo del chico para que quedara boca arriba.
—Voy a buscar algo para bajarte la fiebre.
Salió de la habitación y ladeó la cabeza de un lado a otro, analizando todas las esquinas del lugar en busca de la cocina o el baño, debía mojar un paño en agua para ponérselo a Kyungsoo.
Una puerta al otro extremo llamó su atención, corrió hacía ella y la abrió. Un pequeño baño apareció ante ella. Un váter y un grifo para la ducha, nada más, ni una toalla o algo que pudiera empapar.
Abrió el grifo y reguló la temperatura, dejó caer el agua mientras de deshacía de su chaqueta y se quita la camisa para mojarla. Mejor eso que nada. Corrió de vuelta a la habitación, sin preocuparse por cubrir su torso desnudo con la chaqueta que había quedado tirada en el suelo del baño.
"Mal día para no ponerse sujetador".
Colocó la camisa sobre la frente del chico, el cual jadeó por la frescura de la prenda. Sus ojos estaban cerrados y su ceño fruncido, tal vez tenía una pesadilla.
Observó el cuello del chico y se fijó que bajo el moratón que le había quedado por culpa de su mordisco, se encontraba una cicatriz roja y brillante, como un tatuaje elegido y dibujado con paciencia sobre su piel.
Es una marca de unión. Recuerdó haberlo leído de pequeña en alguno de los libros de su padre. Una marca hecha por un lobo a otro lobo, un mordisco en el cuello mientras tienen relaciones. El lobo con mayor rango es el que muerde primero, atravesando la piel y haciéndola sangrar, el dueño marca y el que es mordido, o como pasa a llamarse —la unión—, solo puede hincar sus colmillos en el cuello del otro cuando su dueño despega la boca de su piel. El resultado es una marca igual para los dos lobos, dueño y unión, que comparten sentimientos y olor desde ese mismo momento.
Seulgi nunca había visto una marca así, la de su padre estaba rota por culpa de la muerte de su madre, por lo que él la escondía debajo de su ropa. Sin embargo, la marca de Kyungsoo resalta sobre su piel, como queriendo dejar claro que le pertenecía a alguien.
Retiró de nuevo la camisa y posó la palma de su mano sobre la frente, estaba un poco menos caliente. Se levantó para volver a mojar la prenda, pero un grito la detuvo. Se giro para mirar a Kyungsoo que se retorcía y gritaba de dolor. La roja y perfecta cicatriz que Kyungsoo portaba en su cuello comenzó a abrirse como si se estuviera rajando. El chico volvió a grita y se llevó las manos al pecho. Seulgi corrió a su lado y lo abrazó lamiendo la sangre que salía de la herida, experimentando así una fracción de lo que el chico sufría.
Una oleada de sentimientos que no le pertenecían traspasó su cuerpo. El dolor atravesó su espina dorsal y ella afianzó el agarre del cuerpo del chico. Pronto, los dos estaban manchados de la sangre que salía de la herida, oscura y espesa.
Kyungsoo aulló y sus garras se clavaron en sus brazos desnudos, arañando sin piedad la piel. Seulgi aguantó, los arañazos no dolían en comparación a lo que Kyungsoo le estaba transmitiendo mediante su sangre.
—Diles que se detengan, no puedo —sollozó y Seulgi bajó su mirada a Kyungsoo sin entender sus palabras—. Por favor.
No sabía con exactitud que es lo que pasaba, cual era el significado de las palabras que el chico no dejaba de repetir en su oído. La unión de Kyungsoo y su dueño se estaba rompiendo y no podía descifrar si los sentimientos que le llegaban eran bueno o malos.
—Acabará pronto —mintió y volvió a lamer el cuello del chico. No supo cuánto duró el proceso, ni siquiera estaba al tanto de que Kyungsoo portaba una marca hasta momentos antes—. Luego te sentirás mejor.
♦
Su cuerpo estaba agotado como si le hubieran dado una paliza, no sabía con exactitud desde cuando había dejado Kyungsoo de gritar para pasar a un sollozo agudo y débil. La marca ya no sangraba, se había cerrado dejando a su paso una fea cicatriz en su lugar.
No se atrevía a moverse ni un centímetro por si al chico le dolía, aunque los sentimientos que le llegaban no eran de dolor físico sino mental.
"Está muerto, está muerto, está muerto..." Podía escuchar como se repetía Kyungsoo para sí, mentalizándose de lo que acababa de suceder.
Se sentía impotente por no poder ayudarle, en sus manos solo estaba el quedarse allí a su lado para reconfortarlo porque a pesar de ser un lobo de sangre, no sabía nada sobre los lobos, se había negado tanto ha aceptarse que había bloqueado toda la información que no fuera necesaria para esconderse de forma adecuada.
Un estruendo llegó desde fuera, se escucharon las botas pesadas de Chanyeol bajar por las escaleras de metal a toda prisa y pudo oler sangre diferente a la de Kyungsoo.
—¡Ayúdala! —escuchó el grito entrecortado de Chanyeol y Kyungsoo se sobresaltó en sus brazos—. ¡Es tu culpa, no puedes dejar que se muera!
Se planteó salir y hacer notar su presencia, hacer notar la situación de Kyungsoo, aunque escuchando los gritos y sollozos de Chanyeol, ellos tampoco se encontraban en una buena situación.
—¡Jongin, no te quedes mirándome así! —escuchó de nuevo a Chanyeol, quien no obtuvo respuesta de su compañero.
—Ve con ellos —habló de repente Kyungsoo.
Suelgi bajó la mirada y observó al chico, quien no solo le pedía con sus palabras que fuera, sino que le transmitía sus sentimientos para que lo hiciera tranquila sabiendo que él estaba bien.
Se separó del chico y recogió una camisa tirada en el suelo que supuso que sería de Jongin por el olor que desprendía. Tapó su desnudez y se limpió un poco la sangre de las manos mientras afuera Chanyeol seguía gritando.
Salió sin hacer ruido y la escena la dejó helada. No solo el olor a sangre la mareaba, sino que la escena consiguió que quisiera retroceder y volver con Kyungsoo.
Chanyeol estaba de rodillas en el suelo, sosteniendo el cuerpo ensangrentado de una chica con una mano mientras con la otra presionaba un paño ensangrentado en su cuello, por su parte, Jongin los miraba sin expresión en el rostro.
—No podemos hacer nada, ha perdido mucha sangre —susurró Jongin con la voz más plana que Seulgi le había escuchado nunca.
Los dos chicos notaron su presencia y la miraron, Chanyeol fue el primero en gritar que le ayudara y Seulgi tardó unos segundos en reaccionar. Cuando se acercó, pudo ver mejor la cara de la chica, más pálida de lo normal. Había perdido mucha sangre.
—¿Qué ha pasado? —preguntó en voz baja. Se arrodilló junto a Chanyeol y le tomó el pulso a la chica, demasiado débil como para que pudiera resistir mucho más—. ¿Por qué no la llevan a un hospital?
Cruzó la mirada con Jongin y luego con Chanyeol, los dos se quedan callados, aunque las lágrimas del peligris no cesaron en ningún momento. No pasó mucho tiempo hasta que el corazón de la chica dejó de latir.
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Flame [EXOVELVET]
Fanfiction"¿Cómo termina una empresaria de éxito envuelta en una asociación contra los hombres lobo? Solo se necesita una frase atrayente y una sonrisa cautivadora. Para cuando te das cuenta de que no todo lo que dicen es verdad, tus manos ya se encuentran ma...