No toda armadura es dura
Nuestro corazón tiene la capacidad de amar, odiar, querer y olvidar. Tanto que al pasar el tiempo queremos proteger nuestro corazón con la armadura más fuerte para no sentir miedo, para no sentir dolor, para no caer en engaños e incluso para no querer fallar al tomar una decisión. Luego de que nos cubrimos con esa armadura decimos... —Ya nadie me lastimará, —ya no sentiré dolor por nadie, —ya no caeré en engaños. Sin embargo nosotros como somos humanos siempre queremos darle entrada a una persona ya que decimos estar falta de que nos quieran.
Vuelve a repetirse la historia, aunque no todas las personas son iguales, pero quedan pocas personas en las cuales no le podemos abrir nuestro corazón y aun así lo hacemos.
Queremos un amor de verdad y lo que hacemos es caer en juegos del mismo corazón. El mismo nos pone aprueba de qué vamos a dar el uno por el otro, el mismo nos hace sentirnos inseguros de lo que estamos sintiendo. En ese momento dejamos entrar el miedo, el dolor y los engaños.
Nos apartamos del mundo volviendo a la silenciosa oscuridad de nuestros aposentos, buscando respuestas en lo más profundo de nuestros corazones, respuestas las cuales están muy ocultas y difícil de encontrar.
El corazón es el único que posee todas las respuestas, pero en el momento en que nos sentimos heridos, todas se ocultan.
"Si no te duele no te hará feliz".
Para ver los frutos de que un amor fue correspondido, para ver si tú lugar es estar con esa persona, es necesario que pasen por procesos que en el momento no vas a entender, pero no es necesario sufrir y que te rompan el corazón solo porque te engañaron con un juego.
Nuestro corazón quiere sentirse capaz de crear una armadura impenetrable, tal que no quiere revivir momentos que hayan causado mucho daño, en ese momento tomamos posesión de el dicho: "La esperanza es lo ultimo que se pierde", pues queremos romper esa armadura y darnos otra oportunidad.