Capitulo 1

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Despierto por los rayos de sol que entran por mi ventana y miro la hora en mi despertador, son las 8:37. Me niego a salir de mi cama, pero rápidamente me acuerdo de los métodos que usa mi Tía para levantarme y no son para nada agradables,  porque en ellos siempre termino mojada o tirada en el suelo de mi cuarto.  Así que me doy una ducha rápida y  me pongo unos jeans oscuros, una remera sencilla blanca, un polerón rojo oscuro y mis converse blancas, me hago una trenza a un costado y me miro una última vez en el espejo y suspiro.

Hoy se cumplen dos años.

Salgo de mi cuarto y bajo las escaleras, voy a la cocina y ahí se encuentra mi Tía Cristina. La mujer que nos ha cuidado desde ese día y digo “nos” porque tengo un hermano que hace un año se fue a estudiar a la Universidad.

Al momento que entro me regala una sonrisa.

-Hola, ¿cómo amaneciste? - pregunta dejando unas tostadas y un vaso de leche en la mesa.

- Hola, igual que siempre- digo, haciendo una mueca.

- Lo se, hoy se cumplen dos años… - se acerca y me acaricia la mejilla - quieres que te acompañe asi te dejo en la entrada – dice con un tono de preocupación.

-No te preocupes, voy caminando asi pienso un rato – digo dándole una mordida a mi tostada.

Ella solo asiente no muy convencida

- Te iras sola, pero te pasare a buscar – dice y yo solo asiento para que se quede tranquila, desde esa noche se ha vuelto mas sobreprotectora y yo lo haría con mucha razón.

Termino mi desayuno, tomó mi celular y mis audífonos, no necesito nada mas.

- Espera! - grita cuando estoy abriendo la puerta.

- Que pasa? – digo y veo a mi tía caminando con algo en la mano.

- Toma – dice dándome unos billetes.

- No – digo negándome a recibir ese dinero, por mucho que la quiera no voy a dejar que gaste su dinero en mi, ya bastante ha hecho cuidándome.

- Kat –dice en tono de regaño –Vas a estar casi todo el día allá y se perfectamente que no vas a comer nada, así que toma – vuelve darme los billetes, pero esta vez los mete en el bolsillo de mi polerón – si no quieres que yo te acompañe.

No sé cómo me conoce tan bien. Solo asiento mirándola, igual no los gastare los voy a juntar para lo que quiero.

-Al volver del hospital te tengo una sorpresa – al escuchar esto la quedo mirando.

- Que!? Sorpresa? – le digo juntando las cejas – sabes muy bien que odio las sorpresas.

- Créeme que lo se… pero sé que esta te va a encantar. – me dice y vuelve a la cocina.

- Como sea – murmuro abriendo la puerta –Adiós –grito para que me escuche a lo que escucho un “Adios”. Al salir el día esta ni tan frio ni tan caluroso, tal como un día perfecto de otoño.

Me coloco los audífonos y comienza a sonar Demons de Imagine Dragons, desde que la comencé a escuchar pienso que es una de las canciones que me define.

Decido tomar el camino más largo para llegar al hospital, no me gusta andar en auto o autobús a la mayoría de los lugares voy caminando me ayuda a pensar y me relajo. Camino un par de cuadras y llego al parque voy mirando los árboles que les queda una que otra hoja en sus ramas, veo a las personas que salieron a dar un paseo mañanero y las típicas personas que salen a correr, me detengo un momento en una pequeña laguna que se encuentra casi al centro del parque, veo una banca y me siento.

Me pongo a pensar en que mi vida ha cambiado mucho desde que mi madre está en el Hospital.

Pase de ser una persona cariñosa y alegre que nunca sacaba la sonrisa de la cara, a ser una persona fría que no deja que se acerquen demasiado, incluso me cuesta sonreír y creo que ni recuerdo la última vez que lo hice. Las únicas personas que logran sacarme una que otra sonrisa son Damián y Emilia que son los únicos que no se alejaron cuando se enteraron de todo, en ese momento supe que ellos no me dejarían sola.

Retomo mi camino y sin darme cuenta ya he atravesado todo el parque. Vaya que camino rápido.

Cuando estoy a una cuadra del hospital, voy tan sumergida en mis pensamientos, que no me fijo cuando cruzo la calle sin mirar y cuando me doy cuenta de mi error, levanto la vista a la calle, veo un auto que se dirige a toda velocidad en mi dirección.

 Me quedo paralizada ahí en medio de la calle, por mi cabeza pasan miles de cosas pero una se queda, ya no tengo otra opción que solo esperar el golpe del auto. 

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