Roto.

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Creo que una de las veces en que me sentí más dañado, fue cuando me dejaste. Como será mi masoquismo que todavía seguís en mis pensamientos, y para intentar sacarte de ahí escribo esto.
Te estoy dando esa importancia que vos no me diste, ridículo, ¿No?

Se supone que si amas a alguien, vas a apoyarlo, no importa lo que pase, se supone que vas a intentar sacar a quién te importa del fondo del pozo, no a hundirlo más. Al parecer te enseñaron (o aprendiste), todo aquello que no se debía hacer.

Decías amarme, pero entonces, ¿Por qué te fuiste en la primera oportunidad?
¿Era mucho para vos ayudarme cuando más lo necesitaba?
¿Iba a acabar con vos, brindarme un poco de afecto cuando todo se derrumbó?

Sí, no soy el más cariñoso, el más dulce, el mejor dando consejos, etc. No soy el mejor, no soy perfecto. Capaz buscabas eso, perfección en alguien que con suerte sabe lo que es el amor.

Me dolió, y todavía me duele (por mucho que cueste aceptarlo) el que te hayas ido sin mirar atrás, que hayas dicho todo lo que dijiste sin importarte nada.

No te odio, claro que no, jamás lo haría, a fin de cuentas fuiste alguien que supo convertir un corazón de hielo en fuego puro.

Lástima que antes de irte, no me hayas dejado al menos una pista de como apagar el incendio.

Lo que pienso y no digo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora