Asumir mi sexualidad fue una batalla conmigo mismo, aceptarme fue de lo más complicado que tuve que hacer. Entre tantos prejuicios, tantas mentes cerradas, entre una sociedad tan mierda, aceptarse a uno mismo se vuelve un infierno.
Lamentablemente, fui una persona más humillada por su orientación sexual, pero en parte lo agradezco, porque esa situación me demostró que el enfermo no soy yo, no somos nosotros, son ellos.
La vergüenza son ellos que juzgan a los que aman.
Lo asqueroso es escuchar tanta mierda en tan pocos minutos, y no lo es besar a alguien de tu mismo sexo.
Lo anormal es tener una mente tan cerrada y podrida, y no andar de la mano con quien se te canta el orto.No me avergüenzo de decir que asi como me gustan las chicas, tambien me gustan los chicos. No me avergüenzo de decir que me gustan las vaginas así como tambien los penes. Sí, suena muy vulgar, pero poco me importa a estas alturas.
Sería hermoso que se termine eso de "Dios odia a los homosexuales". Es algo que en lo personal, me enoja muchísimo.
Detesto que usen el nombre de Dios, el nombre de la Iglesia, para defender sus absurdas creencias.Pido respeto, no solo para mí, tambien para todos aquellos que vivieron/viven lo mismo.
Ustedes dicen que no son obligados a ver a una pareja homosexual de manos dadas por las calles. Bueno, les cuento que nosotros tampoco somos obligados a escuchar sus insultos, burlas, o a recibir sus golpes.Enseñenle a sus hijos a aceptar a las personas, a todas. Sin importar religión, color, sexualidad, etc. No les enseñen que "esto es normal" y "esto no lo es".
Enseñen a amar, no enseñen a odiar.