u n o

505 72 13
                                    

    Me ronda en la cabeza la típica cuestión de ''¿qué hubiera pasado sí...?'', y lo detesto, porque me hace recordar lo que soy, y eso es una persona llena de arrepentimientos. Pero en ocasiones estoy bien con eso, y en otras no tanto. Me cuesta aprender que soy así por naturaleza, es algo innato, nací con ello. A diferencia de mi hermano soy lo opuesto a él, aunque físicamente seamos tan idénticos. Él es temerario, yo soy cuidadosa; él es divertido, yo soy aburrida; él es aventurero, yo prefiero leer un libro y vivir la aventura desde mi imaginación.

    Soy una persona que no toma riesgos, soy una persona sin ambición o expectativas, sin sueños ni metas. Tan vacía, tan muerta. Esa soy yo...

    El día está resplandeciente, no sé de que otra forma definirlo. La manera en que mi madre pasa sus dedos por mi cabellera es entrañable y adictivo, libera una especie de reacción que despierta un recuerdo en mi memoria, uno en dónde era pequeña y las cosas se veían fáciles.

—Te noto algo retraída éstos días, dulzura, ¿todo está en orden?—Cuestiona suavemente y yo abro mis ojos lentamente, el Sol me da de lleno en el rostro con sus cálidos rayos que parecen acariciarme la piel. Intento mirarla pero apenas distingo un leve destello celeste pálido de sus ojos.

—Lo está, simplemente tengo muchas cosas en mente, aún más desde que comenzó el colegio nuevamente—miento impecablemente mientras finjo una sonrisa tranquilizadora que tiene el efecto deseado.

—Bueno, solo no te estreses demasiado, eres perfecta tal y como eres—susurra mientras besa mi frente y yo cierro mis ojos. El día, el Sol, el viento y ella... 

    Es todo lo que podría considerar como perfecto.

—¡Mamá!—Escucho a alguien gritar y aprieto mi mandíbula enfadada porque arruinen mi perfecto momento, mi progenitora en cambio ríe—. ¡¿Dónde está mi corbata azul?!—Escucho a Len exclamar desde dentro de la casa y yo me siento mientras la veo a ella levantarse y marcharse para acudir a su inepto hijo que resulta ser mi hermano.

    Suspiro con cansancio mientras me recuesto por la pared y observo el patio trasero de mi casa, es algo simple y soso, pero por alguna razón me cautiva, hay algo hermoso dentro de la simpleza. Cierro mis ojos y me permito viajar entre hilos de pensamientos.

    La semana pasó con extrema rapidez y hoy ya es sábado, aunque ya ha pasado casi un mes desde el comienzo de clases es difícil adaptarme al ritmo e inevitablemente me estanco quedando detrás, como siempre. Además, Neru logró exitosamente esparcir el rumor de que soy lesbiana y ahora medio instituto me observa con otros ojos y susurra cosas sobre mí a mis espaldas. Decir que Galaco está indignada y enojada es poco, pero hago todo lo posible para apaciguarle.        

    Len me ha comenzado a observar más a menudo desde lo del rumor y presiento que él también lo ha oído y no sabe si preguntármelo o no. La idea de que dude y piense que los rumores pueden que contengan algo de verdad me hace querer llorar, pero la idea de que al parecer no me conozca en absoluto me aterra y a la vez me trae una calma y paz indescriptible. Si no me conoce significa que puedo fingir sin ningún problema, y también significa que ni le importo, y si lo hago pues muy poco. 

—Rinny, deberías ir a prepararte—escucho a mi padrastro susurrar y al abrir mis ojos le contemplo, al parecer se ha venido a sentar en el juego de sillas del jardín mientras parece leer un libro, no logro distinguir el nombre desde mi lugar.

—Aún es temprano—protesto y él levanta la vista encima de sus anteojos de lectura, trago un poco sin dar mi brazo a torcer.

—Lo sé, pero es mejor que ya estés preparada cuando esa chica venga y no andes a lo apurada, te conozco demasiado bien—me ruborizo de la vergüenza ya que tiene razón, siempre lo dejo todo para último momento.

Bajo el agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora