Make me fell complete

Capítulo 13. Eres mi necesidad...

La mansión de los Kwon estaba situada en el lujoso barrio residencial de hwangiu. Se hallaba rodeada por un alto muro de seguridad con puertas controladas electrónicamente, a través de una de las cuales Ji yong entraba veinte minutos después. No siguió, sin embargo, el recorrido circular del sendero de grava que desembocaba en el pórtico de columnas de mármol, sino que se dirigió directamente hacia el pequeño aparcamiento situado en un lateral de la casa. Después de abrir las puertas con su mando a distancia, aparcó el coche entre dos deportivos.

-¿Ese es el auto de Dami? - le preguntó Soo Bin, señalando otro deportivo de color azul plateado aparcado cerca del muro. Tenía un guardabarros abollado y un gran arañazo en una puerta.

-Sí - confirmó Ji yong - Nunca estacionó cerca del suyo. Conduce como una loca.

-Al contrario que su hermano, que conduce con exquisita precaución - se burló ella - ¿O es que acaso te has reformado?

-Por supuesto. Ahora soy un hombre nuevo - repuso - El leopardo sin sus manchas, acuérdate.

-Vaya. Estoy impresionada.

-Eso esperaba - contesto Ji yong sonriente.

- Bueno, ¿voy a dejar mis cosas aquí o las metemos ahora mismo en tu casa? - preguntó, ya que se encontraba muy cerca de allí la casa nueva que adquirió Ji yong.

-Mejor déjalas en el auto - respondió él, con los ojos brillantes - Si te instalas ahora en mi casa, me temo que no podría confiar demasiado en mí mismo...

Soo Bin se echó a reír, a pesar de la inquietud que sentía. Una vez más se preguntó si el sexo sería la única razón por la que Ji yong estaba saliendo con ella, y si todo ese argumento acerca de los leopardos no era más que eso... un simple argumento. A Ji yong siempre le había gustado gastarle bromas, siempre había disfrutado llevándole la contraria una vez que ella expresaba una opinión. Si Soo Bin decía que algo era blanco, él comenzaba una discusión pretendiendo que era negro. Si ella lo acusaba de ser frívolo, él replicaba diciendo que era profundo. Ahora se daba cuenta de que, a través de aquellas discusiones, habían llegado a desarrollar una relación especial. Se habían estimulado intelectualmente de manera recíproca. Y muchas veces ella había querido convertir aquel contacto verbal en físico, como cuando pocos minutos antes lo había golpeado en su apartamento con la bolsa de plástico.

En ocasiones la urgencia de golpearlo había sido muy intensa... Y en aquel momento no pudo evitar preguntarse si no se habría reducido todo a buscar excusas, cualquier excusa posible, para tocarlo.

¿Era por eso por lo que había accedido a salir con él? ¿Para satisfacer por fin un deseo que había permanecido en un latente estado de frustración durante una década?