Capítulo 15. Deseándote...

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Dami guió a Soo Bin escaleras abajo, hasta llegar a un gran salón que jamás había visto antes, ya que su acceso siempre había sido impedido durante las fiestas que solía organizar Ji yong. Nada más entrar y mirar a su alrededor, comprendió el motivo. Estaba lleno de sofás y sillas ricamente tapizados, y mesas bajas con delicadas esculturas y porcelanas. Ji yong y el joven delgado con aspecto de jugador de basquet que había acompañado a Dami en la boda de Young bae se encontraban apoyados a ambos lados de la repisa de la barra.



El «pobre» Seo-jun parecía algo nervioso mientras agitaba su copa, haciendo tintinear los hielos. Ji yong estaba más relajado, saboreando tranquilamente su vino. El señor Kwon se encontraba ante el armario de las bebidas, situado en una esquina de la sala, preparándose un combinado. Su esposa se hallaba sentada en uno de los extremos del sofá, con una copa de Whiskie. A primera vista Soo Bin no pudo identificar la marca de su vestido, pero sabía que, además de sentarle magníficamente, debía de haberle costado una fortuna. Y eran diamantes de verdad las piedras que brillaban tanto en su collar como en sus pendientes.



De inmediato Ji yong fulminó con la mirada a su hermana, pero su expresión se dulcificó al posar la mirada en Soo Bin. Su cálida sonrisa no pudo conmoverla más. No le importaba que fuera el hermano playboy de Dami. Había hecho precisamente aquello que Min young le había aconsejado que no hiciera: ¡se había enamorado de él! Pero ni siquiera dispuso de tiempo para sentirse consternada por aquel descubrimiento.



-¡Al fin te conocemos! - exclamó en aquel instante la señora Kwon con un tono de voz absolutamente normal, tan distinto del acento de niña malcriada de Dami - Acércate, Soo Bin, y siéntate a mi lado. Quiero saber cómo es que nunca antes he hablado contigo a pesar de que, según Ji yong, durante años has estado viniendo a las fiestas que solía dar en esta casa - palmeó el cojín que estaba a su lado y sonrió a Soo Bin que, contra todo pronóstico, encontraba encantadora a aquella mujer.



-Voy a ver si se necesita algo con el catering - se disculpó en aquel instante Dami, antes de abandonar la habitación.



-¿Sabes, querida? Tengo que confesarte que ni siquiera te reconozco - pronunció la madre de Ji yong con dulce timidez - Lo cual es sencillamente terrible.



Tengo una memoria horrible para los nombres y las caras, ¿verdad, Ji yong? Sírvele a Soo Bin una copa, ¿quieres, cariño? Tú ya conocerás sus gustos.



-Champagne es lo que siempre prefiere - dijo él con un brillo malicioso en los ojos, yendo a reunirse con su padre frente al armario de las bebidas.



Soo Bin lo observó con expresión de adoración, preguntándose cómo había conseguido aquel hombre cautivar su corazón sin que ella misma se diera cuenta. Podía comprender el deseo que sentía por él, pero el amor... ¿de dónde procedía? Después de todos los años que habían pasado juntos, había esperado que a esas alturas aún seguiría enamorada de Young bae.



Pero el disgusto no tardó en unirse a su irritación. ¿Cómo se había atrevido Ji yong a encandilarla cuando él no quería su amor? Y cuando ella misma tampoco lo quería. Ella solo había querido divertirse durante una temporada, como él le había prometido, sin pensar ni en el pasado ni en el futuro, sin pensar en nada. Había querido simplemente flotar a nivel emocional, mientras su destrozado corazón se curaba de sus heridas, disfrutando de nada más que del momento y, sí, también del sexo...

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