He De Amarte

🌼 One-short 🌼

Confession

Miguel estaba confundido, sus ojos estaban abiertos de par en par, hasta podía salir de sus cuencas.

Era la impresión de aquellas palabras, escritas en papel.

« No sé que hiciste en mi, y de hecho eso me molesta, pero al descubrir lo que sentía por tí... vi el mundo de otra manera. Me hechizaste sin siquiera saber el como lo habías hecho, o cuando me lo habías lanzado, pero de algo estoy seguro y es de este sentimiento que me molesta y a la vez me agrada, siento una enorme satisfacción cuando siento este sentimiento que hace que tenga una atracción en tí. Me gustas, ¿Si?, me gustas y esto que siento por ti es amor, y no lo ocultó, a pesar de ser cobarde por no decirlo en la cara, pero al momento de que termines de leer esta carta sabrás a quien has hechizado con tu encanto, pues no fue tu canto angelical quien me cautivo, no, fueron tus acciones que me hacían sentir como un estúpido enamorado, el cual suspiraba por tí sin que se diera cuenta de nada. No quiero ocultarlo y si realmente me rechazas vete de una vez y así de fácil no me ilusionarás, pero realmente si sientes algo por este muerto de hambre, te estaré esperando cerca de la cripta de Ernersto de la Cruz, la cual sabrás más que nadie, atesoró mucho por ser pariente mío.

Solo puedes ir si tú realmente sientes lo mismo... -Atte; Marco de la Cruz » era la carta que había recibido ese día.

No sabía como sentirse en ese momento, no sabía lo que podía llegar a ser de aquel joven de sentimientos fríos, a pesar de entregarse completamente a la música y coquetear con las chicas pero... ¿Él sentía lo mismo?, estaba algo confundido pero no podía dejar en el cementerio a Marco, por mucho que la carta dijera que solo podía ir si este le correspondía.

- ¿Qué hago? - era la pregunta que se hacia Miguel, miró el cielo despejado, era un día brillante como para que alguien fuera rechazado, no quería ver a Marco deprimirse por un amor no correspondido.

¿y si lo intentaba?, claro Marco podía tener una reputación que podría tanto valerle un pepino, como podría valerle una reputación como músico, pues siempre alardeaba que sería mejor músico que su tatarabuelo Ernesto y que jamás seguiría los pasos de este mismo.

Miguel corrió, corrió todo lo que sus piernas le daban, cruzo infinidad de calles, pues eso sentía Miguel al querer llegar de una vez al cementerio. Cruzó su propia casa, cruzó la gran plaza del mariachi, cruzo miles de cuadras hasta que por fin llegó a su destino. Se detuvo para poder tomar aliento, necesitaba un respiro después de la "maratón" que había corrido, hasta parecía que había recorrido toda Santa Cecilia con aquella carrera.

Diviso el cementerio, entró decidido por lo que haría, inclusive si Héctor le gritará mil "chingaderas" pero tenía que intentarlo o morir en el intento.

Diviso la cripta de Erneso y enfrente de esta estaba aquel joven que se le había confesado por medio de una carta, sintió sentirse nervioso y era un nerviosismo distinto al que sentía cuando daba presentaciones, ya sea en su casa o en la plaza del mariachi, se acercó al individuo que contemplaba la cripta de su tatarabuelo.

-Ma-Marco...- le habló, una vez que la distancia era cercana para llamar su atención.

- Él jamás supo que era lo que podía llegar a ser... y arruinó todo al intentar hacer las cosas por simple benefició - hablo el joven de la Cruz, retirándose a su ancestro Ernesto.

Marco volteo, sintió un nudo en el estomago y el corazón palpitar rápidamente, se sentía nervioso y algo estúpido a la vez, ¿Realmente Miguel le correspondía al sentimiento que tanto le fastidiaba? Aquel sentimiento que lo invadía en aquel momento, un sentimiento tan cálido que deseaba quitarse la piel, sentir su corazón palpitar frenéticamente que sentía morirse de un paro cardíaco, sentir que algo golpeaba con fuerza su estomago como si se tratará de avispas que picaban cruelmente sus entrañas.

- Al parecer, yo no quiero ser igual a él...- finalizo con una sonrisa forzada. Se estaba yendo del tema principal al el cual había citado al joven Rivera, pero quería realmente pellizcarse para saber si realmente no era un sueño o un simple espejismo, el que Miguel estaba frente a él.

-Marco, tu no estas forzado a ser como Ernesto...- dijo Miguel, mirando de igual manera la cripta de Ernesto, en donde había un letrero con la palabra "olvidado", sin darse cuenta de que estaba enamorando más a Marco y se acercaba a él - No hizo las cosas bien, y de seguramente fue la forma más fácil y desesperante para él y así robar las partituras de Héctor pero yo se que t- - Miguel deseaba voltear a ver a Marco, pero fue interrumpido por este mismo.

Marco no podía resistir más, moriría en ese mismo instante si no callaba de una vez al joven Rivera, se acerco con rapidez a Miguel, lo tomo de los hombros volteándolo para que lo viese, y justamente interrumpirlo, juntando sus labios con los ajenos.

Tal y como él lo había soñado, los labios del joven rivera eran suaves, de un sabor dulce. Ya ni siquiera le importaba en donde le estaba regalando su primer beso, lo único que sabía era que necesitaba de Miguel en ese momento.

[Romántico el Marco xD sorry not sorry °3°]

Por otro lado, Miguel había sido atacado desprevenido, jamás en su vida pensó en dar su primer beso en un lugar como el que pisaba en estos momentos junto con Marco. ¡Simplemente no es lo que ninguna persona llegase a ser en un lugar así! Sin importar si hay gente o no; aunque agradecía que los únicos que estaban ahí era Marco y él.

Marco culmino el beso, sus pómulos eran teñidos de un color rojizo.

- pe-perdón... - fue lo único que dijo Marco.

¡Dios! la había cagado, había planeado darle un beso a Miguel pero no tan repentinamente, ni siquiera sintió que él le correspondiera, la había cagado, había ido a la mismísima mierda... seguramente Miguel ya no deseaba estar cerca suyo.

¿¡Por qué no lo pensó dos veces antes de hacerlo!?

El silencio se torno incómodo entre ambos músicos. Miguel se tomaba de la muñeca, bajando severamente su mirada, viendo el suelo terroso y Marco se tomaba de la nuca, mientras apartaba la vista con el rostro gacho.

Ninguno de los dos habló, no querían incomodarse más de lo que sentían en el ambiente.

- Es mejor irnos... - fue lo único que llegó a hablar Marco en aquel sepulcral silencio tan incomodo que inyectaba cruelmente "su momento".

Miguel vio como Marco se encaminaba a la salida, volvió a ver la cripta de Ernesto, sonrió. Sin duda alguna Marco no llegaría a ser como Ernesto pero si aseguraba lo que Marco alardeaba... sería mucho mejor que aquel fraude de la Cruz. Sintió como un sentimiento cálido lo inundaba por completo.

De repente sintió como sus acciones no eran controlados por él mismo, sino que, eran simples acciones que llegaba a hacer por impulso, corrió, corrió hacia la salida salida en donde había cruzado Marco, su sonrisa se ancho, dejando a la vista su hoyuelo en la mejilla.

- ¡Marco! - lo divisó un poco más alejado del cementerio, unas cuadras más y llegarían rápidamente a los pasillos de su casa.

El susodicho volteo por curiosidad, solo sintió como un peso se encimaba a él y algo cálido chocaba contra sus labios. Era un suave, dulce y tierno contacto sobre estos.

Miguel lo había besado, apenas y reaccionó, tomo a Miguel de la cintura, cerro sus ojos para disfrutar mas de aquel contacto entre labios que se movían con temblor y sin ninguna experiencia. Era cálido, era mágico ... realmente amaba a Miguel y el coraje que luego llegaba a tener sobre sus propias acciones, lo hacia sin pensarlo dos veces por mero impulso y pasión...

El beso había terminado al momento de que ambos menores sentían una insaciable necesidad de respirar « estúpido oxígeno » fue el pensamiento del joven de la Cruz.

Miro con ese brillo en los ojos a Miguel, aquellos ojos que conectaron no solo sus miradas, sino algo más fuerte que una simple mirada intensa, llena de sentimientos y un brillo inexplicable, se intercambiaron sentimientos y palabras que solo ellos entendían.

Miguel al final si correspondió los sentimientos del joven de la Cruz.