Capítulo 3

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Leah

El sonido de los autos y el incesante sonar de la lluvia cayendo sobre el pavimento de la calle me envolvían, tal cual como una manta que utilizas para abrigarte del frió, sentía como cada parte de mi se desconectaba  de los pensamientos aterradores y dolorosos que me perseguían y eran reemplazados por el relajante sonido de la lluvia y opacados por la incesante bulla de la ciudad. Parada en medio de la vereda, dejando que la gente caminara por mi enredador y dejando que cayera la lluvia sobre mi. Sin ningún movimiento, completamente estática, casi como si no respirara.

Me sentía atrapada, a pesar de estar en las calles de la inmensa ciudad de New York me sentía sofocada... encarcelada.

me costaba respirar, sentía un peso increíble sobre mi, dolía el simple hecho de pestañear, todo dolía...

Suspire y me dedique a caminar a paso lento, estaba mojada hasta la punta de los pies, mas no me importaba. Eran tantos los malos recuerdos que me envolvían que me costaba hasta respirar.

Mire como a lo lejos me seguí un auto negro, rodé los ojos ante eso.

Caneck realmente creía que me escaparía ¿Y a donde mierda iría?

Viajamos acá hace unos días, dijo algo en relación a resolver unos negocios, no me dio más detalles.

Agradecía que por lo menos no me privara de salir de su Penthouse, era realmente horrible estar encerrada ahí y llenarme de todos los recuerdos que traía consigo ese extravagante lugar.

No había hablado mucho con él, desde que nos fuimos de Canadá no hizo más que mantenerme vigilada día y noche, cree que no me he dado cuenta que todas las noches pasa por mi habitación y me mira mientras "duermo".

-señorita, no creo que sea bueno que siga bajo la lluvia, por favor entre al auto- mire al chico rubio que me hablaba y asentí en respuesta.

Camine a paso lento hasta el auto donde el chico abrió la puerta trasera para mi a lo que sonreí agradecida.

En el asiento del piloto nos esperaba el otro chico que habían asignado para mi seguridad.

¿Seguridad? Bueno eso es lo que me dijo Caneck, cuando realmente los contrato para que no me escapase.

El trayecto fue silencioso, aunque realmente agradecía eso. Cerre mis ojos por unos instantes dejándome envolver por la suave melodía que sonaba por el estéreo del auto, sonreí al reconocer la canción

Halsey- Now or never

Era una buena canción, casi podria decir que una de mis favoritas

(***)

La vista que me otorgaba el Penthouse de Caneck no era una cosa que uno podría ignorar, aunque realmente detestaba de esta.

Los altos edificios, los rascacielos y toda esa mierda que aparecía frente a mi, na hacían más que darme unas inmensas ganas de vomitar.

Conocía aquella vista mas de lo que desearía, recordaba cada uno de los edificios frente a mi a la perfección y eso me hacia sentirme asqueada.

No soportaba la idea de estar un día más en ese apartamento, me sentía tan pequeña, tan miserable...

No comprendía, cual era la intención de Caneck al traerme aquí, estaba segura que poseía mas propiedades que esta en la ciudad.

Me aparte del gran ventanal mareada y me dirijo hasta la cocina donde me serví de un vaso de agua el cual me tome de un solo trago.

Salí de ahí y me senté sobre uno de los sillones de la sala de estar. Mire la mesita de vidrio con una sonrisa... la había cambiado...

Supongo que a el también le afectaban los recuerdos de esta parte de su propiedad.

Todo en la sala de estar, desde la pequeña mesita de vidrio hasta el sillón en el cual estaba sentada había sido cambiado.

Pero ni con eso el recuerdo del sillón manchado de sangre, la mesilla de vidrio con los vasos de vodka a medio beber y la botella rota de esta contra el cuerpo cubierto de sangre e inerte de Adam se podrán borrar.

Nada de eso se podrá borrar ni podrá cambiar jamás.

Se que Adam no era un mal chico, solo estaba enamorado... para su mala suerte de la loca de Amelia que estaba obsesionada con Caneck.

El no se merecía morir, quizás había tomado una decisión incorrecta, aun puedo recordar el brillo de sus ojos cuando me hablada de ella, dios... el la adoraba, Amelia para el era su mundo... pero para ella eso no era suficiente, jamas los seria...

Agarre de mi cabello con fuerza mientras dejaba que los recuerdos me siguiesen atormentando.

Esto era demasiado para mi...

-¿Te arrepientes?- su pregunta fue silenciosa pero mucho más potente de lo que se podría imaginar.

¿Arrepentirme? ¿De que?... ¿De haber querido ayudar un amigo sin esperarme que este me traicionase? la verdad... no, jamas me arrepentiría del haber querido ayudarle, quizás fui ingenua y tonta, pero eso me demostró que nada es como realmente esperas y que por mucho que ames a una persona, ese amor a fin de cuentas no valdrá nada.

La verdad de las cosas, es que de lo único que realmente me arrepentía es de haber sido tan débil e incapaz de detener a Caneck antes de que disparase contra Adam.

No me arrepentía de nada más...

Mire directamente hasta sus ojos azules, no me demostraban nada, no había arrepentimiento, no había miedo, no había nada.

Era como si mirase a unos ojos vacíos, sin sentimientos, sin nada, como un robot que lo único que sabe es matar.

-Dime Caneck... ¿Tu te arrepientes?- no aparte mi vista de sus ojos, la duda apareció pasar por sus ojos, pero rápidamente estos se volvieron fríos de nuevo.

-No- la seriedad de sus palabras y su ceño fruncido no me convencían, sabia bien que el le extrañaba incluso mas que yo.

-Pues yo siento lo mismo que tú...- me  levante del sillón y me acerqué a paso lento hacia el- aclárame algo Caneck- acerque mi mano hasta su pecho con cuidado- ¿Te arrepientes de amarme?- lo sentí tambalear ante mi pregunta, en sus ojos la tristeza y la duda dejaban atrás todo rastro de frialdad e indiferencia.

Se mantuvo callado no contesto, solo me miro fijamente hasta que sentí como tocaba delicadamente de mi mejilla.

-Jamás me arrepentiría de amarte Leah, a pesar de todo eres la única persona que realmente me importa en este mundo...- beso delicadamente de mi frente para después dejarme sola en aquella sala y sin saber que decir ni hacer

Habría jurado que el me diría que si se arrepentía que hasta incluso odiaba la idea de aun amarme.

Suspire y mire en la dirección por la cual se había ido. Yo no pensaba de la misma forma que él.

Odiaba el que en algún momento de mi vida le hubiese amado tanto hasta estar dispuesta a dar la vida por el.

Odiaba el echo de que hubo un tiempo en el que soñaba con que el regresase junto a mi pidiéndome perdón y me abrazase haciéndome olvidar todo el dolor.

Pero ese aspecto de mi estaba en el pasado, Caneck para mi ya no era nada, solo un maldito estorbo que no me dejaba avanzar.

Por el yo no sentía más que odio...




Pitiless (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora