Leah
Mire mi rostro en el espejo y solté una mueca ante lo que me encontré en el.
Mi cabello rubio estaba opaco y sucio, mis ojos que antes estaban llenos de brillo ahora vacíos y sin vida se encontraban, debajo de ellos grandes y oscuras ojeras lo cubrían, mi test que siempre estaba bronceada y suave ahora era pálida y reseca y que decir de los moretones que cubrían todo mi cuerpo junto con las horribles cicatrices que me marcaban.
Mis lagrimas empezaron a descender ante tal imagen.
Estaba destrozada... el me había destrozado...
Con mis manos borre todo rastro de lagrimas y suspire.
Debía ser fuerte...
Camine hasta la regadera y un escalofrió me recorrió al sentir como el agua helada caía sobre mi espalda.
No tenia los medios suficientes para instalar calefacción y agua caliente en la casa así que me debía conformar con el agua fría de la ducha y ponerme de muchos suéteres para evitar el arrasador frió que traía consigo el invierno.
Al ya estar conforme con que estuviese por decirlo "limpia" ya que no tenia mas que una barra de jabón para poder limpiar cada parte de mi cuerpo, me decidí de salir de la ducha para así no subir tanto la tarifa que saldría, la cual por cierto no tenia con que pagar.
Me puse mi ropa interior mas decente y sobre ella mis desgastados jeans negros y una blusa blanca que aun parecía presentable, me puse del único par de tacones que poseía y saque el abrigo colgado sobre el percho de la puerta, para así abrigarme del frió clima.
Amarre mi cabello en una coleta alta y salí de casa, al instante el viento golpeo mi rostro y por inercia apreté mas el abrigo sobre mi piel.
Caminar era algo que antiguamente yo amaba, que lo hacia mas que nada por gusto propio, ahora lo hacia por necesidad, carecía de dinero para poder transportarme.
Con un suspiro dirigí mi caminata hasta el centro de la ciudad donde había estado yendo las ultimas semanas en busca de empleo.
De mis antiguos ahorros ya no quedaba ni una pizca y ya no tenia nada para sobrevivir, necesitaba urgente de un trabajo que no se me concedía por mas que intentase por todos lados y por todos los medios.
A mis 19 años aun no era apta para trabajar, era lo que constantemente me decían.
Estaba desesperada mas al parecer nadie era capaz de otorgarme de la ayuda que tanto necesitaba.
Por dios, ¡me estaba muriendo!
No comía desde hace ya cuatro días, en mi alacena la comida se había acabado por completo y no es que anteriormente disfrutara mucho de ella, ya que tenia que conformarme con comer una vez al día, con la esperanza de que la comida perdurase el mayor tiempo posible.
Me sentía débil, mas aun así aun no me podía rendir, debía intentarlo por todos los métodos posibles.
Yo no me podía dejar morir
O por lo menos no antes de haber dado todo lo que podía dar de mi.
La razon por la que me encuentro en este lamentable y precoz estado tiene nombre y apellido; Caneck Faure es el culpable de mi dolor y sufrimiento.
Aquel ser despreciable me destruyo y me hundió en esta miseria.
Pero aun no diré la razón del porque o como es que sucedió, no deseo atraer malos recuerdos a mi mente y corazón.
(***)
Me senté sobre el banco de madera y suspire lentamente.
No lo había conseguido.
Joder estaba desesperada, tenia hambre, frió, me dolían los pies, y mi cuerpo no dejaba de quejarse por el agotamiento.
No se que hacer.
Ya he intentado buscar trabajo por todos los medios posibles, pidiendo una miseria de salario que me pudiese mantener con vida, pero aun así nadie era capaz de otorgarme la ayuda que necesitaba.
-No deberías llorar- una voz ronco se dirijo a mi y de un sobresalto me aleje al sentir el contacto en mi mejilla
Con la manga del abrigo borre las lagrimas que en algún momento de mi dolor empezaron a descender.
Levante la vista y quise huir al instante en que vi aquellos ojos azules idénticos a los del demonio que atormentaba mis pesadillas.
-Aitor...-susurre espantada.
-Tanto tiempo sin vernos Leah- me sonrió para después inspeccionar mi terrible estado con la mirada- no te vez muy bien- dijo con un deje de preocupación.
Estaba muda, estática, en shock, no sabia que hacer, no sabia como reaccionar.
Estaba asustada y temerosa de lo que me podría suceder.
Vi como se sentaba junto a mi en la banca, y se acomodaba lo mas cercano posible a mi espacio, la elegancia en cada uno de sus gestos y movimentos era palpable.
-sere directo Leah- dijo y senti el contacto suave de su piel en mi menton que me obligo a alzar la vista hasta él- necesito tu ayuda...- se oía desesperado como si yo fuese su ultima esperanza.
Funci mi ceño y me aparte de su toque con repulsión.
-yo nunca ayudaria a un Faure...- le gruñi ya despues de reconponerme de mi estado de shock.
-Leah, yo jamas te he hecho daño, yo le adverti a Caneck que cometia un error contigo- dijo tomando de mi muñeca con fuerza pero aun así se contuvo para no lastimarme- ahora tengo las pruebas que demustran tu inocencia Leah, y necesito de tu ayuda para encararlo- me hablo y senti como acaricaba de mi muñeca.
-¿Porque buscarias pruebas para demostrar mi inocencia con tu hermano?- pregunte confundida he intente alejar mi mano de la suya de la manera mas sutil posible.
-Amelia...- susurro con asco- esa zorra lo engaña con cualquier imbecil que se le crucé en su camino- gruño furiosa y yo rode mis ojos ante la información con la que claramante ya estaba al tanto.
-¿Y eso que importa? Digo no son más que unos cuernos con los que tendra que vivir, despue de todo el imbecil se los merece- gruñi con desprecio ante los recuerdos que me empezaron a envolver.
-creeme que si fuera solo por eso no estaria aqui- la seriedad de su rostro me dio a deducir que el asunto era mucho mas grave que unos cuernos- Amelia planea llevarse todo el dinero y propiedades que Caneck posee- aclaro y yo aun asi no le encontraba la gravedad a la situación.
-¿Y eso a mi que? Por mi Caneck se puede hundir en su miseria- dije con recelo en mi voz.
-Entre las propiedades y dinero que ella planea adueñarse esta la de tus padres Leah y la herencia que te pertence por derecho - senti como el aire me empezaba a faltar ante tal noticia- y ambos sabemos que ella no hara nada bonito con esa casa- termino por decirme y yo termine por rendirme.
-¿Como y cuando empezamos?
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Pitiless (PAUSADA)
Ficción GeneralÉl es despiadado... No posee corazón y carece de sentimientos, de la misericordia no conoce su significado. Toma lo que considera suyo, pisoteando sentimientos y destruyendo todo a su paso, no le importa nada mas que el mismo. Él es Caneck