Leah
Mire de mis manos nerviosa ante la potente mirada de Caneck sobre mi. Estaba sentado en el sillón pequeño frente a mi, lo único que me separaba de el era la mesita de vidrio frente a nosotros.
-Dime Leah... ¿que me ocultas?- su ceño estaba demasiado fruncido y su quijada fuertemente marcada.
-nada- no le mire a los ojos, siempre fui muy mala mentirosa.
-así que no planeas decírmelo- mire como de reojo se levantaba del sillón y apretaba fuertemente sus manos provocando así que se le marcasen las venas de los brazos- tienes prohibida la salida de aquí sin que yo te acompañe o lo ordene- sentencio y termino por salir del Penthouse con un sonoro portazo.
-¡Maldición! ¡Mierda!- grite enojado conmigo misma.
¿Como es que podía ser tan imbécil?
Mire el Penthouse con odio y me levante del sillón para meditar en como mierda es que Caneck se había dado cuenta de mis intenciones, ¿fui muy obvia? lo dudo
lo que realmente veo como una opción es el hecho de que no me importara que Amelia se encontrara aquí, desconcertandole bastante y haciéndolo sospechar de mi, después de todo si no lo "quiero" porque estaría aquí.
Es que no podía fingir sentir celos, la verdad nunca fui celosa, pero si me dolían algunas cosas que el hacia.
Supongo que al no verme afectada ni triste con sus acciones, sospecho de mi, no había pensado en eso y finalmente la había cagado.
Esperaba y Aitor no me esperara por mucho tiempo, no tenia teléfono para comunicarme con el, Caneck me había arrebatado todo aparato tecnológico que me ayudara a comunicarme.
Y dudo que los mastodonte que me vigilaban siempre me dejaran salir .
Necesitaba mínimo conseguir un aparato electrónico en el que me pudiese hablar con Aitor y decirle que no podría ir.
Suspire y me recosté en el sillón pensando en como mierda podía solucionar este asunto, pasaron varios minutos en los que mi cabeza maquinaba diversas posibilidades hasta que finalmente desiste, ya era tarde para esto, probablemente Aitor ya llego al café y me esta esperando, no creo que le afecte tanto el que lo deje plantado, el problema radica en que no se cuando nos podremos volver a reunir, no tenia idea de como iban las cosas, y cada minuto que pasaba junto a Caneck era un verdadero infierno.
(***)
Entre la oscuridad de mi sueño se escucho el sonido de una puerta siendo abierta, esto provoco que despertase de un sobresalto y frente a mi la viva imagen de la sala se hiciera presente.
Me senté en el sillón mientras bostezaba y pestañee varias veces para poder acostumbrarme a la luz de la sala.
Sin darme cuenta me había quedado dormida en mi momento de frustración, calculaba por el dolor en mi espalda que estuve en el sillón por alrededor de unas 3 o 4 horas.
-Tienes tu habitación para descansar- su voz contenía un toque de rabia, lo mire e inspeccione con la mirada, su traje plomo tenia pequeñas gotas de sangre sobre el, de seguro su negocio no había salido como el lo esperaba.
-Tan mal te fue- sonreí en mis adentros al pensar la malo que tubo que haber sido su día para que se terminara sentando junto a mi en el sillón.
-¿y como estuvo el tuyo?- su sonrisa sarcástica hizo acto de presencia y mi ceño se frunció en evidente signo de molestia.
-No veo necesario lo de encerrarme- gruñí fastidiada mirándolo directamente a los ojos.
-Te vi Leah, tu postura y tus ojos me mostraban que no ibas a hacer algo que me agradase, y prefiero evitarme problemas contigo- tomo delicadamente de mi mentón para así acariciar con cuidado de mi mejilla.-Quiero que arreglemos las cosas...-sus palabras fueron como una daga directo en el corazón.
Espere tanto tiempo por esas palabras, soñaba con que un día Caneck me las dijera y las cosas mejoraran, pero ahora solo eran palabras, nada más que una frase vacía, sin significado, ya no me importaban y ya no soñaba con escucharlas.
Se levanto del sillón y toco delicadamente de mi cabello para dejar un corto beso sobre el.
-Estoy cansado, iré a dormir, prepárate un té y has lo mismo- me miro una ultima vez y se fue a su habitación dejando un profundo silencio en la estancia, y un terrible dolor en mi corazón.
Cada vez me costaba más el sobrellevar esta situación.
Me volví a recostar sobre el sillón y cerré los ojos agotada.
Ese hombre me tenia mal, lo quería ver sufrir, pero no quería ser la causante de eso, lo quería ver destruido pero no deseaba verlo llorar.
Eran tantas las emociones que sentía que no podía más con todas ellas, mi mente y mi corazón tenían una lucha interna, uno luchaba con olvidar lo bueno y otro solo me hacia recordarlo.
Caneck técnicamente ha sido el hombre en mi vida, mi primer amor y hasta ahora el único. No podía olvidar todo lo bueno que el me había dado, pero tampoco podía hacer oídos sordos a todo lo malo.
Sabia que ya no lo amaba, hace mucho había dejado de hacerlo, pero siempre que estaba cerca de el, los recuerdos de lo que fue una vez la etapa más linda de mi vida aparecían.
Cada vez que veía sus ojos azules recordaba todas las veces que esos ojos me miraban, todas las veces que me observaban y todas las veces que me hicieron feliz.
Cada parte del cuerpo de Caneck tenia un recuerdo de mi pasado con él.
Necesitaba terminar con esto ya, no me importaba nada, solo no quería seguir sintiendo este tormento al estar cerca de el. Esta melancolía y tristeza que siento al tenerlo cerca me esta ahogando.
De alguna forma debía comunicarme con Aitor costase lo que me costase, debía irme de este lugar antes de volverme loca, o peor aun, antes de que me volviese a enamorar de Caneck.
Suspire y me pare del sillón ignorado todos los recuerdos que aparecían en mi mente con Caneck como protagonista, llegue a la habitación que me había asignado y me recosté sobre la cama.
Esperaba que al cerrar los ojos esos malditos recuerdos me dejaran de perseguir
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Pitiless (PAUSADA)
General FictionÉl es despiadado... No posee corazón y carece de sentimientos, de la misericordia no conoce su significado. Toma lo que considera suyo, pisoteando sentimientos y destruyendo todo a su paso, no le importa nada mas que el mismo. Él es Caneck