Capitulo 19

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Días Nublados.

Capítulo 19.

La mayoría del tiempo me la paso triste, mi vida es un tanto deprimente. Y es que siempre que quiero ser feliz llega algo o alguien que arruina esa felicidad por completo.
Tenía que entrar a otra etapa de mi vida, así que comencé a escribir un diario.
"Querido diario hoy tiene que ser un día diferente, no derramare ni una sola lagrima y dare millones de sonrisas, sera como una dieta, como una dieta de felicidad" . Comencé arreglando mi closet, tenía ropa que nunca me había puesto y ropa muy vieja, la separe y la que mas servía la done a ala iglesia, fui al centro comercial y gaste la mayoría de mi dinero en ropa nueva y zapatos.
También me hice un corte de pelo; limpie toda mi casa y tire cosas que no servían y así se fue mi día, limpiando y comprando.
Acababa de salir de la ducha cuando alguien estaba tocando como loco la puerta, solo me puse una toalla y salí del baño.

-Dije que ya voy.

-¿Sabes? Milka no era alguien la asesinó, hay otras personas que nos odian y en la arma que ataco a Derek sólo encontraron sus huellas y no las del agresor eso significa que aun no termina.

-Hola Nicolas como estas, puedes pasar a mi casa.- Dije sarcásticamente porque el ya lo había hecho.

-Wow, nunca te había dicho lo sexi que te ves solo con una toalla ¿verdad?.- Era mi turno de seducirlo.

-¿Te gusta? Porque si quieres me la quito.- di una risa malvada y el solo sonrió.

-Solo ve a vestirte ¿Quieres?.- no, no iba a perder así. Me arme de valor y deje caer ña toalla quedando completamente desnuda.

Nicolas volteó y solo se me quedo viendo.

-Uf, no has cambiado en muchas cosas- Vi su cara de tarado y me volví a poner la toalla.- Oye, te veías mejor desnuda.

Volví a sonreír y corrí a mi cuarto a cambiarme. Había olvidado la ropa interior en el baño así que corrí por ella, escuche como alguien abrió la puerta de mi cuarto.

-Oye Nicolas si quieres verme desnuda no te coles a mi cuarto solo dilo.- Voltee y alguien me encajo un cuchillo en el estomago, intente gritar pero no pude, era un hombre, de eso estaba segura. Sentí como el cuchillo entraba en mi cuerpo una y otra vez, hasta que perdí el conocimiento.

Esperaba despertar en un hospital, aunque creo que me habían apuñalado unas 15 veces y nadie podría sobrevivir eso. Comencé a recordar cosas lindas, cuando se me callo mi primer diente de leche, cuando aprendí a andar en bicicleta, cuando conocí al raro de Derek y me enamore de el; todo estaba cayendo muy de pronto, los recuerdos estaban atormentándome y algunos llenándome de felicidad.
Todo era tan rápido hasta uno no parecía recuerdo, era como si lo estuviera viviendo de nuevo.
Estaba sentada en la mesa de una cafetería, Sebastián estaba sonriendo como siempre, la cara se le iluminaba cada que reía.

-Elena te extrañé.- Sonreí y lo abrace, lo abrace tan fuerte que sentía que el batallaba al respirar, podía escuchar los latidos de su corazón y el estaba vivo, era mi amigo el de siempre.

-No sabes todo lo que he pasado, no debiste dejarme tan pronto.- Comencé a llorar y el me abrazo.

-Cariño sufriste mas que nadie, pero tu vida no debería de ser así, tenías un destino totalmente diferente.- Una luz blanca me cegó cuando me vi a mi, estaba en el cuarto de una bebe y la tenía cargada, era demasiado chiquita y  era muy hermosa, después llegaba Nicolas y me abrazaba, mis ojos se estaban llenando de lagrimas.
Cuando salimos del cuarto todos mis amigos estaban ahí, incluyendo a Sebastián, corría y lo abrazaba.

-Serás el mejor padrino del mundo.- Lo seguía abrazando hasta que todo se convirtió en oscuridad, a lo lejos podía ver a un hombre, lo conocía sabía que lo hacía.

Me vi a mi, estaba en una camilla, el cuarto era obscuro, mis labios estaban morados y mi piel demasiado pálida.
¿Qué esta pasando? ¿Estoy muerta?.

Se abrió la puerta y era Nicolas, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y tenía golpes en toda su cara.

-No pude hacer nada para detenerlo, es mi culpa que ahora ya no estés,¡MALDITA SEA!.- Nicolas comenzó a golpear la pared y no paraba de llorar.- Elena tu siempre fuiste mi único amor.

Agarro una sabana blanca y la puso sobre mi.
Había muerto, fue la siguiente víctima.
Mi mente regreso a la cafetería junto con Sebastián.

-¿Morí? En serio, no puede ser no, deje algo pendiente no puedo irme así.

-¿Que dejaste pendiente?

-Nose quien es el asesino.

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