Ciudad De Ángeles Caídos

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—¿Qué es eso?
Simon siguió la dirección de su mirada.
—Es el conde Blintzula.
—¿El conde Blintzula?
Simon se encogió de hombros.
—Es la decoración de Halloween. El conde Blintzula es un personaje infantil.
Igual que el conde Chocula, o el vampiro de « Barrio Sésamo» . —Sonrió al ver  que la chica no sabía de qué le hablaba—. Sí, el que enseña a contar a los niños.
Isabelle movió la cabeza de un lado a otro.
—¿Me estás diciendo que hay un programa de televisión en el que sale un vampiro que enseña a contar a los niños?
—Lo entenderías si lo vieras —murmuró Simon.
—No, si la verdad es que, en realidad, tiene una base mitológica—dijo Isabelle, dispuesta a iniciar una disertación típica de una cazadora de sombras—.
Hay leyendas que afirman que los vampiros están obsesionados por contarlo todo, y que si derramas un puñado de granos de arroz delante de ellos, se ven obligados a dejar lo que quiera que estén haciendo para ponerse a contarlos de uno en uno. No es verdad, claro está, igual que todo ese asunto de los ajos. Pero
los vampiros no tienen por qué andar por ahí dando clases a niños. Los vampiros son terroríficos.
—Gracias —dijo Simon—. Pero esto no va en serio, Isabelle. Es sólo un conde. Y le gusta contar. La cosa es más o menos así: « ¿Qué ha comido hoy el conde, niños? Una galleta de chocolate, dos galletas de chocolate, tres galletas de chocolate…» .
La puerta del restaurante se abrió y entró una ráfaga de aire frío, junto con un nuevo cliente. Isabelle se estremeció y se envolvió en su pañuelo negro de seda.
—No me parece muy realista que digamos.
—Y qué preferirías, algo como « ¿Qué ha comido hoy el conde, niños? Un pobre aldeano, dos pobres aldeanos, tres pobres aldeanos…» .

Frases y Momentos de Cazadores de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora